Confesiones en calma (Es-En)

in Holos&Lotus4 months ago (edited)

Las marcas del estrés

Hola amigos de @Holos-Lotus, un placentero domingo les deseo a todos

A veces, cuando alguien me pregunta si estoy estresada, respondo con un escudo rápido: No, yo no estoy estresada. Lo digo con la seguridad de quien rechaza un virus, como si el estrés fuese algo que, al nombrarlo, pudiera infectarme. Me he convencido a mí misma de que vivo con calma, de que domino el arte de dejar ir lo que me hace daño. Incluso me enorgullezco de esa determinación, de esa capacidad aparente de alejarme de las energías negativas y las personas que las arrastran. Pero la verdad es más complicada, más humana.

El estrés, aunque lo niegue, tiene sus propias formas de manifestarse. No siempre llega con palpitaciones o noches en vela; a veces se esconde en gestos pequeños, en hábitos que parecen inocentes hasta que revelan su verdadero origen. Para mí, una señal inequívoca es la piel quemada. Sí, esas marcas rojizas en los dedos o las palmas que aparecen cuando cocino distraída, cuando mis pensamientos están tan lejos del presente que el aceite salpica o el mango de la sartén se vuelve demasiado cálido para sostener.

Mi madre lo sabe bien ella notaba mi estrés antes que yo. Respondes a la defensiva, me dice. Tiene razón, pero las palabras son fáciles de disfrazar. En cambio, las quemaduras son prueba tangible, una confesión silenciosa de que algo no está bien. Reconozco ese patrón: si me quemo cocinando, es porque mi mente está en otra parte, imaginando como obtener internet, como sostener la vida que en la isla cada vez menos posible, o recreando conversaciones que nunca tendrán un final satisfactorio.

Hay algo paradójico en esto. Cocinar, en teoría, debería ser un acto terapéutico, a mi me encanta cocinar, el ritmo de picar vegetales, el aroma de las especias, la paciencia requerida para esperar a que todo se cocine a su tiempo. Pero cuando el estrés se apodera de mí, ese ritual se convierte en un campo minado de distracciones. Pierdo la noción del tiempo, dejo que el fuego esté demasiado alto, olvido que el metal se calienta. Y entonces, el dolor agudo del contacto con lo que debería ser evitable me devuelve al presente, a la realidad que intentaba evadir.

Me pregunto cuántas personas tienen sus propias versiones de estas quemaduras. Pequeños actos fallidos que delatan lo que las palabras no pueden. Tal vez alguien más se muerde las uñas hasta sangrar, o hace gestos repetitivos, o camina de un lado a otro de la habitación sin motivo aparente. Todos tenemos rituales involuntarios que gritan lo que nos negamos a admitir.

Reconocer esto me ha hecho más honesta conmigo misma. Ya no basta con decir no estoy estresada y seguir adelante como si nada. Las quemaduras son recordatorios incómodos, pero necesarios. Me obligan a detenerme, a preguntarme qué es lo que realmente me pesa. A veces, la respuesta es evidente: si no hay Internet pierdo el empleo y corre riesgo mi desarrollo en Hive, pero mis hermanos se harán responsable de lo que les corresponde, por ejemplo colaborar con los gastos de mi madre.

Al final, he aprendido que el estrés no es un monstruo al que pueda ahuyentar con negación. Es una parte inevitable de estar viva, de importarme lo que sucede a mi alrededor. Y si bien no siempre puedo controlar lo que me lo provoca, sí puedo elegir cómo responderle. Tal vez la próxima vez que el aceite salte hacia mi piel, en lugar de maldecir, tome un respiro. O mejor aún, apague el fuego por un momento y me permita sentir, sin juicios, lo que realmente está pasando.

Las quemaduras sanarán, pero las lecciones que dejan, son necesarias.

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Gracias por visitar mi blog. Soy crítica de arte, investigadora social y amante de la cocina. Te invito a conocer más de mí, de mi país y de mis letras. Texto y fotos de mi propiedad.





confessions in calm. The Marks of Stress

Hello friends of @Holos-Lotus, I wish you all a pleasant Sunday.

Sometimes, when someone asks me if I’m stressed, I quickly put up a shield: No, I’m not stressed. I say it with the certainty of someone rejecting a virus, as if stress were something that, by naming it, could infect me. I’ve convinced myself that I live calmly, that I’ve mastered the art of letting go of what hurts me. I even pride myself on that determination, on that apparent ability to distance myself from negative energies and the people who carry them. But the truth is more complicated, more human.

Stress, though I deny it, has its own ways of showing itself. It doesn’t always come with palpitations or sleepless nights; sometimes it hides in small gestures, in habits that seem innocent until they reveal their true origin. For me, one unmistakable sign is burned skin. Yes, those reddish marks on my fingers or palms that appear when I cook distracted, when my thoughts are so far from the present that the oil splatters or the pan handle becomes too hot to hold.

My mother knows this well—she noticed my stress before I did. You get defensive, she tells me. She’s right, but words are easy to disguise. Burns, on the other hand, are tangible proof, a silent confession that something isn’t right. I recognize the pattern: if I burn myself while cooking, it’s because my mind is somewhere else—imagining how to get internet, how to sustain a life that’s becoming less and less possible on the island, or replaying conversations that will never have a satisfying ending.

There’s something paradoxical about this. Cooking, in theory, should be therapeutic—I love cooking, the rhythm of chopping vegetables, the aroma of spices, the patience required to let everything cook in its own time. But when stress takes hold of me, that ritual becomes a minefield of distractions. I lose track of time, let the heat get too high, forget that metal gets hot. And then, the sharp pain of contact with what should have been avoidable brings me back to the present, to the reality I was trying to escape.

I wonder how many people have their own versions of these burns. Small, failed acts that betray what words cannot. Maybe someone else bites their nails until they bleed, or makes repetitive gestures, or paces around the room for no apparent reason. We all have involuntary rituals that scream what we refuse to admit.

Acknowledging this has made me more honest with myself. It’s no longer enough to say I’m not stressed and move on as if nothing’s wrong. The burns are uncomfortable reminders, but necessary ones. They force me to pause, to ask myself what’s really weighing on me. Sometimes, the answer is obvious—if there’s no internet, I lose my job and my progress on Hive is at risk, but my brothers will take responsibility for what’s theirs, like contributing to our mother’s expenses, for example.

In the end, I’ve learned that stress isn’t a monster I can chase away with denial. It’s an inevitable part of being alive, of caring about what happens around me. And though I can’t always control what triggers it, I can choose how to respond. Maybe the next time oil splashes onto my skin, instead of cursing, I’ll take a deep breath. Or better yet, turn off the heat for a moment and allow myself to feel, without judgment, what’s really going on.


The burns will heal, but the lessons they leave are necessary.

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Thank you for visiting my blog. I’m an art critic, social researcher, and lover of cooking. I invite you to learn more about me, my country, and my writing. Text and photos are my own.



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Mira, @iriswrite, la marca del estrés en mí, cuando estuve tres meses sin poder conseguir trabajo y comenzó a morderme la vergüenza y el complejo, porque siempre he sido una mujer que "resuelve". Por primera vez, desde los 18 años que empecé a trabajar, me vi imposibilitada de apoyar con la economía del hogar y eso me causó una angustia tan profunda, que me salió de la nada una lesión debajo del ojo derecho, con un tono más blanco que mi color de piel y con una textura escamosa.
Será que me estaré convirtiendo en sirena? 🤭🫣, pensé por darle un resumen cómico a la situación. Pero en el fondo sí estoy muy preocupada.
Aún los médicos no han logrado identificar con qué curarlo, a pesar de haberme tratado ya con varios medicamentos.
En la foto apenas se percibe, pero ahí está, sintiéndose dueña de la situación...la marca del estrés en mí.


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Muchas gracias por pasar por mi comentario y valorarlo 🥰🥰🥰

Ya lo detectaste, así que esto qué estas haciendo es muy útil. Sácalo y no a lugar 🤍💜

Ufff, estrés... creo que nadie aquí se libra de él.
Todos lo tenemos en mayor o menor medida.
Nuestras quemaduras quizás no se vean, pero igual nos quemamos.

Hasta el alma jjj. Un abrazo

El estrés es una de las trampas más sutiles y difíciles de evitar, porque usualmente el descubrirse estresado tiene como consecuencia más estrés todavía. Es una de las marcas más feas de la vida moderna, pues siempre tenemos algo en mente que lo invita a instalarse en nuestras vidas.

Así es, con detectarlo no es suficiente pero es útil. Y hasta me siento muy afortunada de lograr saber. Un abrazo amigo

 4 months ago (edited) 

Yo también amo cocinar... Como escape, además.
No, no me quemo, no me ha pasado, pero si he quemado la comida por atender otra cosa.
Tiendo a olvidar que estoy cocinando; y bueno, cosas del autismo que creo he descubierto en mí.
Y sí, las lecciones quedan.
¡Gracias, @iriswrite por ser parte de la comunidad!

Gracias a ti. Si son diferentes manifestaciones. Suerte en tu cocina jjj

Hola, estimada, @iriswrite, es interesante como encuentra usted el estrés. Él es un fenómeno natural.

Gracias por tu gentileza

El estrés tiene diferentes síntomas. A mí en lo particular me brota en las piernas de la rodilla hacía abajo en formas de picadas como si fueran picaduras de mosquitos. He llegado ha pensar que en casa hay chinches, pero no.
El estrés se muestra de diferentes formas, a veces no tenemos ánimo para enfrentar el día a día, o perdemos la concentración como tú nos relatas.

El cuerpo es un sistema tan perfecto que habla de disimiles maneras. Un abrazo y gracias

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Cuidado con el aceite caliente! Es difícil en estos tiempos escapar del estrés pero no podemos cambiar aquello que no depende de nosotros, es mejor hacer como el río e ir hilvanado el camino. No te estreses, fluye. Gracias Iris.

Gracias querida. Así es. Son tantos detalles. Por ejemplo las altas temperaturas me hacen mal . Un abrazo

So logras crecer, reconocer y ser consciente el monstruo del estrés no hará nido en ti.
Ni el estrés ni la ansiedad que van de la mano.
Es como dices detenerte y ya, ir procesando cada situación de la vida. Gracias por enseñarnos tanto.

Pues yo llevo quemaduras de ese tipo y por las mismas causas desde los 12 años que comencé a cultivar mi pasión culinaria. También me mordía las uñas. Y lo más evidente es que me rasco en algunos sitios de la cabeza, sé que es una manifestación del estrés que me acompaña, de mi autoexigencia. Lo hago de manera inconsciente y hasta me he sacado sangre 🫣.
Otra de las manifestaciones del estrés cuando slcanza niveles preocupantes en mi es mi dermografismo: me salen marcas como ronchas en la piel, al contacto con superfices o von mis pripias uñas, de hecho puedo escribir palavras o mi nombre en mis brazos o piernas y se wueda msrcado por varios minutos.
Adi que, confesando, soy una estresada por naturaleza 🤭

Jjj, así somos, lo reconocemos. Ya no vamos tras diagnósticos sino tras la solución. Un saludo amiga

Absolutamente de acuerdo

A mi el estrés me provoca tics, además me hace estar muy distraída, y a mi hermana le salen ampollas en las manos, eso es muy feo. Buen post, saludos!

Gracias por tu experiencia. Un saludo

Muy original y sutil tu observación al buscar las marcas del estrés en la forma de tus quemaduras, a las mias siempre les cuelgo la culpa de la distractibilidad, de la falta de atención.

A mi me sucede cuando estoy cansada jjj. Supongo que es distraccion. Un abrazo querida

Que siempre encuentres maneras para salir rápido del estrés. Eres una lumbrera; te queremos y necesitamos.

Lo bueno de este ejercicio catártico que has hecho, es que logras identificar posibles causas de un comportamiento. Ahora toca poner atención activa en ello y así evitar algún accidente con repercusiones mayores.

Si, debo concentrarme en lo que hago porque a veces el regreso del viaje imaginario es así de real 😊. Gracias por visitarme, bebamos café

Pues si, acabo de colar café jajaja
¡Bebamos!

Saludos amiga, muy cierto, no debes dejar que el estrés se quede en ti, lo mejor es reconocer sacarlo antes de que haga daño, que bueno es reconocer y cambiar cosas que no son necesarias en la vida.

El estrés nos devora y nos deja marcas que compiten con nuestro crecimiento la vida entera.

El estrés tiene diferentes síntomas. A mí en lo particular me brota en las piernas de la rodilla hacía abajo en formas de picadas como si fueran picaduras de mosquitos. He llegado ha pensar que en casa hay chinches, pero no.
El estrés se muestra de diferentes formas, a veces no tenemos ánimo para enfrentar el día a día, o perdemos la concentración como tú nos relatas.

Se manifiesta en tantas maneras qué es asombroso. Un saludo para ti

Buen post, gracias por compartir.

@tipu curate 8

Gracias por tu apoyo, un abrazo

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