Hace muchos años, cuando el mayor de mis hijos cumplió años, me di a la tarea de hacer cuarenta cajitas para dulces. Las ensamble y las pinte a mano. Fue mucho trabajo pero la carita de sorpresa y admiración en su rostro fue más que una recompensa. Luego de esto mi hijo quiso aprender también a hacer cajitas, pero además lo noté más concentrado en sus tareas escolares.
Años después, en medio de una asamblea escolar, el menor de mis hijos se quedó callado, estaba demasiado nervioso para seguir hablando. Muchas veces me había oído hablar en público y siempre había expresado su admiración por esta disciplina. Me acerque a paso acelerado hacia él llamando su atención al verlo directamente a los ojos y le dije: "Tu puedes, solo imagina que todos están vestidos de payaso".
La verdad es que eso fue lo primero que me vino en mente, pero tuvo muy buen resultado. Termino su discurso sin más contratiempos. Al final me abrazo y nos retiramos del foro en medio de aplausos.
Podría mencionar muchos pequeños momentos como este a lo largo de la infancia de mis dos hijos, cada uno de ellos como una joya que guardo en mi corazón. Momentos que formaron el apego y la confianza entre nosotros. Tal y como lo hizo también mi padre. Seguramente estás pequeñas acciones seguirán dando frutos en la siguiente generación.
Gracias por leer.
Redacción, dibujo y fotografía
@tipu curate 8
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Gracias por tu apoyo amigo. Saludos
lovely drawing
Thank you
Que bonito gesto, no amor más puro que el de los padres y que bonito que te vean como un ejemplo a seguir, como alguien en quien se pueden apoyar si tienen miedo.
Excelente anécdota, saludos
Gracias. Los frutos de una buena relación con los hijos siempre son abundantes.
Lo felicito por su actitud, la atención a los hijos siempre es bien recompensada. Saludos