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Hoy les comparto un texto literario de mi autoría,
espero los deleite, inspire y fidelice a mi arte.
Today I share with you a literary text of my authorship,
I hope it will delight you, inspire you and make you loyal to my art.
-Español/Spanish-
-Español/Spanish-Alas para volar, pies para bailar
Aunque mi familia fuera pobre y no contara nunca con lecciones profesionales de baile, aunque nunca hubiera estudiado en una academia y aunque nunca tuviera un lujoso estudio donde practicar, solo necesitaba música. Las calles me habían enseñado estilo y mi madre un poco de ritmo. Pero era esa pasión que nunca se extinguía. Podía atender mesas en un trabajo temporal o correr para llegar a tiempo a la escuela, pero mi cuerpo sabía exactamente lo que quería. Yo sabía lo que quería, estaba decidida.
Yo tenía seis años cuando vi mi primera pareja bailando tango en medio de una plaza y ese mismo día en el parque vi a un chico disfrutando su break dance, mientras que otra niña había estado sosteniendo su barquilla de helado de vainilla, mientras en puntillas giraba sobre sus pies con su traje brillante de ballet. Algo había palpitado en mi interior, no solo mi corazón. Ese día me confirmó lo que ya yo sabía, que había nacido para bailar. Esa era la razón por la que bailaba en cada momento que podía y aprendía las técnicas de los bailarines que podía ver en los videos por internet. Sin poder ver a detalle mis movimientos, mi espejo con el que me maquillaba, ese que cabía en mi mano, era el único reflejo que podía ayudarme. Aun así no me rendí. Y bailaba en las calles por algunas monedas en mi tiempo extra.
Era magia y la razón por la que ahora estaba entrando en la mayor competencia anual para bailarines de mi ciudad. Ser elegido después de numerosas rondas, significaba ser parte de una prestigiosa compañía de danza. Nada más real que un sueño que se puede tocar. Me había preparado por semanas y mi cumpleaños veintitrés estaba a la vuelta de la esquina. Si lo conseguía, sería más que un empleo y la oportunidad de aprender mas, sería mi oportunidad de volar.
Pero el sudor comenzó a bajar por mi nuca, viendo a tantas personas con talento luchando por un lugar en la final. Empecé a cuestionarme mis movimientos, la música que había elegido e incluso mi maquillaje, pero ya faltaba poco y había superado tres rondas. Esta vez estaba sola, mis padres no habían podido llegar, pero no estaba triste. Aunque la ansiedad me comenzaba a poner nerviosa. Un par de horas más tarde los resultados estuvieron listos.
Las lágrimas cayeron sin compasión, mientras mis pies caminaban de vuelta a casa en la noche oscura, no había sido elegida esta vez. Mis pies dolían y mi ropa estaba sudada, ahora mis lágrimas arruinaban mi maquillaje. Mis padres me abrazaron esa noche y me llenaron con todo el amor que siempre los ha caracterizado. Esa noche me di el lujo de descansar, pero no de rendirme.
Los años pasaron y yo ya tenía veinticinco años, mientras corría sin descanso, con una sonrisa amplia y una emoción que no cabía en mi pecho. Me había graduado hacia una semana de la universidad y llegaba temprano para otra competencia anual, de la misma compañía de danza por la que había sido rechazada cada año. No me importaba, no quería rendirme. Estaba eufórica y no dejaría que los nervios me paralizaran en el escenario. Estaba hambrienta por cumplir mi sueño.
Mi turno llegó y con una mezcla de ballet, tango y capoeira, mi danza me abrazó, encerrándome en un trance que solo yo comprendía. No hay resentimiento si se entrega todo lo que se puede, hasta la última gota. Sabía que aunque no me eligieran una vez más, no habría remordimiento en mi corazón y no podría castigarme a mí misma, pues lo habría dado todo. Y eso hice. Al culminar, los jueces anotaron mi puntuación en sus libretas y los únicos aplausos que se escucharon fueron los de mis padres en medio del pñublico. Habían pedido permiso para verme bailar una última vez en esta competencia, porque a partir del siguiente año mi edad ya no sería admitida.
Los nervios ya no estaban, sentía paz. Estaba en calma. Lo había dado todo, me había preparado, perfeccionado mi técnica, mi flexibilidad e incluso mi presencia en la tarima. Había trabajado tan duro hasta hacer sangrar mis pies, así que esto era todo. No podía vivir con resentimiento. Así que fue como estar dentro de un sueño, cuando horas más tarde la anfitriona del evento mencionó mi nombre junto al de otros bailarines que habíamos calificado para entrar a la compañía. Había ganado. No solo mi lugar dentro del mundo que amaba, sino también un premio en dólares que tanto anhelaba para ayudar a mis padres. Así se sentía tocar un sueño.
Esa noche, respiré extasiada antes de cerrar mis ojos para dormir feliz. Mi sueño no se había cumplido, solo estaba iniciando. Yo había ganado alas para volar, ahora debía aprender a usarlas y no dejarme vencer por las tormentas. Porque en el cielo también hay obstáculos, pero yo me convertiría en la mejor sobrevolando el cielo de oportunidades, me lo había ganado. Y volaría en el cielo de un sueño cumplido, algún día, convertirme en una bailarina reconocida.
-Inglés/English-
-Inglés/English-Wings to fly, feet to dance
Even if my family was poor and never had professional dance lessons, even if I had never studied at an academy and even if I never had a luxurious studio to practice in, I just needed music. The streets had taught me style and my mother had taught me a little rhythm. But it was that passion that never died. I could wait tables at a temp job or run to get to school on time, but my body knew exactly what it wanted. I knew what I wanted, I was determined.
I was six years old when I saw my first couple dancing tango in the middle of a plaza and that same day in the park I saw a boy enjoying his break dance, while another girl had been holding her vanilla ice cream cone, while on tiptoe she spun on her toes in her sparkly ballet costume. Something had been throbbing inside me, not just my heart. That day confirmed what I already knew, that I was born to dance. That was the reason I danced whenever I could and learned the techniques of the dancers I could see on videos on the internet. Without being able to see my movements in detail, my makeup mirror, the one that fit in my hand, was the only reflection that could help me. Still I didn't give up. And I danced in the streets for a few coins in my extra time.
It was magic and the reason I was now entering the biggest annual competition for dancers in my city. Being chosen after numerous rounds meant being part of a prestigious dance company. Nothing more real than a dream you can touch. I had been preparing for weeks and my twenty-third birthday was just around the corner. If I got it, it would be more than a job and a chance to learn more, it would be my chance to fly.
But sweat began to trickle down the back of my neck, watching so many talented people fighting for a spot in the finals. I began to question my moves, the music I had chosen and even my makeup, but I was almost there and I had made it through three rounds. This time I was alone, my parents hadn't been able to make it, but I wasn't sad. Although the anxiety was starting to make me nervous. A couple of hours later the results were ready.
Tears fell mercilessly, as my feet walked back home in the dark night, I hadn't been chosen this time. My feet hurt and my clothes were sweaty, now my tears ruined my makeup. My parents hugged me that night and filled me with all the love that has always characterized them. That night I had the luxury of resting, but not giving up.
The years passed and I was already twenty-five years old, as I ran without rest, with a wide smile and an excitement that did not fit in my chest. I had graduated a week ago from college and was early for another annual competition, from the same dance company I had been rejected by every year. I didn't care, I didn't want to give up. I was elated and would not let my nerves paralyze me on stage. I was hungry to fulfill my dream.
My turn came and with a mix of ballet, tango and capoeira, my dance embraced me, locking me in a trance that only I understood. There is no resentment if you give everything you can, to the last drop. I knew that even if I was not chosen once again, there would be no remorse in my heart and I could not punish myself, for I would have given everything. And so I did. At the end, the judges wrote down my score in their notebooks and the only applause that could be heard was from my parents in the audience. They had asked permission to see me dance one last time in this competition, because as of next year my age would no longer be allowed.
The nerves were gone, I felt peace. I was calm. I had given my all, I had prepared, perfected my technique, my flexibility and even my presence on the stage. I had worked so hard to the point of making my feet bleed, so this was it. I couldn't live with resentment. So it was like being inside a dream, when hours later the hostess of the event mentioned my name along with the other dancers who had qualified to enter the company. I had won. Not only my place within the world I loved, but also a dollar prize I had so longed for to help my parents. That's what it felt like to touch a dream.
That night, I breathed ecstatically before closing my eyes to sleep happily. My dream had not been fulfilled, it was just beginning. I had gained wings to fly, now I had to learn to use them and not let myself be overcome by storms. Because in the sky there are also obstacles, but I would become the best flying over the sky of opportunities, I had earned it. And I would fly in the sky of a dream fulfilled, someday, to become a recognized dancer.
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Que bonito relato, totalmente inspirador como los que nos tienen acostumbrados, un abrazo.
Gracias por leer, preciosa.