La historia de Henry Antuna; El yacimiento de un paisajista | Parte I

in Writing Club2 years ago

Henry Alberto Antuna;
El yacimiento de un paisajista

Nace en Valencia, Edo. Carabobo, Venezuela 1957


El arte le influyo desde muy temprana edad, en la primaria tenía peculiaridades muy avanzadas como las de un especialista; un niño alrededor de seis o siete años haciendo sombreados es algo muy atípico, extraño en esas décadas, que inclusive los profesores le informaron a la madre que su hijo tiene un talento descomunal. Él siguió dibujando, pero por cuestiones y circunstancias de la vida no pudo seguir estudiando, por su economía tuvo que madurar y crecer.


Pese, no abandonó sus sueños y siguió como autodidacta, en el apogeo de su adolescencia se enamora de una muchacha, con la que concede una niña al mundo a la edad de diecisiete años, obteniendo una responsabilidad y como un hombre se hace cargo y empieza su nueva etapa como trabajador. En este transcurso desde, como él dice; “Del timbo al tambo” hasta lo que no se denominar, suerte o casualidad.


Trabaja por un tiempo en un taller dónde se hacían cambios de aceites, que a la mera coincidencia llega un pintor reconocido, Miguel Sevilla “El pintor de la luz”. Deja su auto allí, tenía un asunto importante en Puerto Cabello, que era ir a la galería dónde iba a colocar sus obras. Henry lo necesitaba en la mejor condición, él se ofrece a cambiarle el aceite y lavado de engranes a ese auto en específico, que más por astucia o ser perspicaz deja dos cuadros adrede dentro del automóvil, y, cuando regresa el dueño pregunta de quién eran estos cuadros con actitud de asombró, y con voz de duda exclama; “¿Quién hizo estos cuadros?”, Henry, afirma levantando la mano, diciendo “¡Fui yo!”, él se le acerca, le enfatiza “¿Chico tu qué haces aquí? ¡Estas son unas obras de arte! ¿Sabes qué? Te vas a venir conmigo, a mi galería”, Ofreciéndole un viaje todo pago y un mejor bien económico, decide irse con él que se volvió su maestro dentro del arte, enseñándole lo que después iba a dejar de ser el autor de sus pinturas, ahora era él quien se encargaba en este tramo.


Empieza a visitar todo Puerto Cabello y Falcón, visitando La Aduana, Malecón y Calle Los Lanceros, en este proceso ya se había separado de su maestro y ya era un artista callejero dónde colocaba su pintura, junto a muchos pintores de Valencia, y, otras partes del país, ya dependiendo a vivir de su propio arte consagrándose en la Calle Los Lanceros dando a respetar y conocer entre otros colegas de la cultura, que habían dos personas que más que respeto era admiración de trabajos tan especializados Raúl Marcano y Francisco Vargas que fueron los mejores en sus tiempos en Puerto Cabello si hablamos de artes plásticas.



Fotografías tomadas por mí
Lugar: Av. 100 Constitución, Valencia 2001, Carabobo