Todos podemos ser querubines| Cuento

in La Colmena5 months ago (edited)

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¡Hola usuarios! Esta semana nuestro equipo "Encuentro de Talentos" nos sorprende con un tema para reflexionar "Alas de Ángel". He visto ángeles de hierro, de piedra, también de yeso y de cerámica. Aprendí a verlos en el cielo, en un taller nos enseñaron a ver esas figuras que peleaban por nosotros, fue una experiencia muy linda. Este martes a las 8pm hora de Venezuela nos reuniremos en el servidor de PAL. Así que desde la cuenta @talentos, podemos dejar volar nuestra imaginación. Gracias por mantenernos activos @angelica7 con estos temas. Tú y yo podemos ser ángeles en la tierra.

La familia Meling, era una familia muy adinerada, era formada por los esposos Meling y su hija Valentina, eran muy buenos padres, no tenían más hijos porque tenían muchos problemas biológicos, de hecho, Valentina es un milagro, para esos padres. A pesar de tener mucho dinero, trabajaban mucho, siempre servían a los demás, ayudaban a muchos necesitados, tenían varias empresas, trataban a sus empleados como si fueran familia de ellos, eran humildes, muy queridos por todos.

Valentina fue creciendo, era una niña muy dulce y muy inteligente, aprendía rápido, le encantaba la música, aprendió a tocar varios instrumentos, le gustaba el canto y la pintura. Pasaba largo ratos en un su cuarto bien sea sumergida en la música y sino en el arte de la pintura. Ganó varios concursos por la mejor pintura, participaba en una sinfónica. Valentina no era de tener muchos amigos, siempre estaba full con los estudios, la música y la pintura, pero las veces que se relacionaba con los demás se podía apreciar que era una niña muy dulce y caritativa como sus padres.

Cuando llegaba Navidad, sus padres preparaban todos los años, dos grandes fiestas: una para sus empleados y otra para los más necesitados de los pueblos más cercanos. Empezaban a preparar muy especialmente la fiesta para los más necesitados, como desde el mes de junio, muchas personas se hacían parte de esta gran obra. Cada año, más personas hacían presencia en esa fiesta, no colocaban límites de personas, todo aquel que fuera necesitado y quisiera ir a la fiesta, era muy bien recibido.

Muchas personas pudientes y empresas brindaban apoyo a la familia Meling para la realización de esa fiesta. Llegó el gran día, hubo mucha música, baile, comida, cocteles, pero, sobre todo, y lo más importante de todo, es que había muchas personas sonriendo, felices de todo lo que estaban recibiendo, y agradecidos sobre todo con la familia Meling creadores de esta gran tradición.

Al acabar la fiesta, la familia Meling, debía viajar a otra ciudad, porque Don Gilberto Meling debía hacer negocios con una empresa, que querían ayudar a ese pueblo de bajos recursos, para ayudarlos con las instalaciones del fluido de agua, que no contaban con eso. En el camino iban conversando y en un momento no esperado un camión los arrastró hacia un barranco, quedando muy mal herido el chofer de la familia Meling y Valentina, Don Gilberto y Doña Abril fallecieron ipso facto. Ya estando en el hospital de la ciudad más cercana, logra despertar Valentina, y ve que está rodeada por sus tíos. Valentina tenía para ese momento 13 años, ni siquiera pudo ir al funeral de sus padres por estar hospitalizada.

Cuando ya estaba un poco recuperada, le dijo al señor Elías, que era su chofer, que también estaba bastante recuperado del accidente, que la llevara al cementerio a llevarle unas flores a la tumba de sus padres. El señor Elías la esperó a distancia, porque Valentina necesitaba estar a solas, lloró amargamente, lo que no había podido llorar antes, mientras estaba ahí, una señora que vestía como mendigo, se le acercó, por un momento Valentina se asustó y le dio miedo, y la señora le dijo: “No temas, no te haré daño, así como hoy tienes el corazón roto, algún día tu dolor será sanado y encontrarás la felicidad cuando encuentres el ala del ángel que te estoy dando”, y así como la señora llegó con la misma desapareció. Valentina quedó muy consternada, no entendía nada de lo que le quiso decir, solo podía observar el ángel que le dio. El ángel tenía un ala completa, pero la otra ala estaba partida, le faltaba un buen pedazo.

Valentina llegó al carro, pero antes escondió la imagen del ángel en el bolso, para que el señor Elías no le preguntara que era eso. Llegó a su casa, y trató de analizar, pero no podía entender nada. Por todos lados que ella iba, intentaba buscar el ala faltante, porque una de las cosas que la anciana le dijo es que la encontraría donde menos pensaba. Al pasar del tiempo a Valentina se le fue pasando la ilusión de encontrar esa ala para sanar su dolor, cuando fue creciendo le parecían cosas de niñas, de hecho, muchas veces intentó botar el ángel, pero siempre pasaba algo y no lo botaba.

Al pasar los años, Valentina se fue convirtiendo en una persona frívola, no quiso continuar con las costumbres de sus padres de ayudar a los más necesitados, de ser muy trabajadora, un empleado más de las empresas, a tratar a los empleados como familia, fue todo lo contrario, era déspota, los valores los fue perdiendo, comenzó a malgastar su herencia, en fin, fue sumergiéndose más en el dolor, en la soledad, en la amargura.

Todos los amigos sinceros de la familia Meling se fueron alejando por las malas acciones de Valentina, de hecho, la fiesta que les celebraba a final de año la familia Meling a los más desprotegidos dejó de hacer, ya las empresas ni querían negociar con Valentina. Un día llena de rabia, se encerró en su cuarto, y empezó a tirar muchas cosas al piso que sacaba de su closet, uno de ellos fue el ángel que lo encontró nuevamente, pero cuando lo fue a quebrar, recordó las palabras de aquella anciana, no logró quebrarlo, pero su llanto desapareció de inmediato.

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Ya era diciembre, se acercaba el 25 de diciembre, el Nacimiento del Niño Jesús, decidió salir a caminar, y veía a muchas familias felices, sus padres con sus hijos, parejas enamoradas, niños corriendo, jóvenes patinando. Ya ella contaba con 30 años, no tenía ni novio y mucho menos una familia, recordó a todas esas familias que sus padres ayudaban y como eran de felices al recibir la ayuda de parte de sus padres.

Valentina, lloró al sentirse sola, sola porque ella había apartado a todos de ella por su mala actitud. Decidió llamar a sus mejores amigos, pedirles disculpa por sus malos tratos hacia ellos, y les contó que quería ayudar a muchas personas necesitadas, así como lo hicieron sus padres. Ellos decidieron apoyarla. Compraron mucha comida, ropa y juguetes, pidieron apoyo a empresas, a los otros familiares de Valentina, en fin, mucha gente, se animó y se unió a esta gran obra. Se fueron al pueblo más necesitado y realizaron esta gran fiesta. Fue un día genial, Valentina, al ver a tantas personas felices, sentía que todos los pedazos que estaban rotos dentro de ella se unían, se reconstruía toda ella por dentro, sintió una gran brisa que acariciaba su rostro, ella cerró los ojos para sentir esa divina brisa, y cuando estaba así, alguien la tomó de la mano y le colocó algo en su mano, y le dijo: “Ya encontraste el ala partida” y cuando Valentina abre los ojos rápidamente, se da cuenta que no hay nadie cerca de ella, pero reconoció que era la voz de aquella anciana que hace años se le había acercado en el cementerio, voz que nunca olvidó. Y cuando miró su mano, se dio cuenta que el ala faltante del ángel.

Valentina no sintió miedo, sintió una alegría que jamás se borró de su corazón así tuviera problemas, esa noche volvió feliz a su casa, buscó el ángel y le colocó el ala faltante, instantáneamente el ángel se regeneró solo, las alas de ángel se movieron y la imagen desapareció. Valentina quedó impresionada, pero entendió en su corazón, que nuestras alas heridas se reconstruyen cuando salimos de nosotros mismos, cuando dejamos de estar sumergidos en nuestras cosas, salimos al encuentro de los demás, sanaremos nuestras heridas cuando amamos, cuando compartimos, cuando perdonamos, cuando damos de lo que tenemos y no de lo que nos sobra y no solo lo material. Valentina descubrió que dando lo mejor de ella a los demás, sanaría sus alas para volar libremente, salir de la esclavitud del odio que había guardado por la persona que manejaba el camión, que se había quedado dormido, y mató a sus padres, pudo perdonarse a ella misma, supo pedir perdón a tantas personas que les hizo daño por sus formas amargadas de ser, y nunca dejó de ayudar a los demás. Sanó las alas de ángel.

Las imágenes son de mi propiedad. Equipo utilizado mi celular Redmi A1. Mi firma con aplicación Canva.

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Gracias equipo @rutablockchain por su gran apoyo.

Hola amiga bella @lisfabian, que hermoso cuento.

Es impresionante, ahorita estamos, pero en segundos no conocemos lo que nos depara el destino. Me encanto que Valentina recobrara la paz que tanto necesitaba su alma, su ❤️. Las personas a nuestro alrededor, los amigos, son esos a los que mas necesitamos en momentos de tribulaciones.

Hola, amiga @dorytagil2022. Es cierto, me pasó algo ayer, estábamos planificando un viaje mi madre y yo, para ir a visitar a su hermana, es decir, a mi tía. Iríamos el viernes y nos quedaríamos y luego iríamos a la playa; pues hoy nos avisan que murió. Lo mejor de todo es saber que en vida la atendimos. Un abrazote...Un día a la vez.Mañana ya veremos.

Hola amiga bella @lisfabian , lamento lo de tu tía, mi sentido pésame extensivo a tu familia. Así es la vida.