Juro que estoy más orejón
Desde que empezó la pandemia una de las medidas tomadas es el uso obligatorio de mascarillas, al principio no las usaban, pero a medida que todos los establecimientos lo exigían se fue tomando conciencia y ya su uso es normal, ya nadie de casa sale sin sus mascarillas.
Pero no todo es color de rosa, trae sus inconvenientes aplicar esta norma.
Los que usamos lentes, por ejemplo, tenemos que estar a cada rato con los vidrios empañados, un fastidio total.
Otro de los males que el uso de este protector contra el covid trae es que pega o roza con las orejas, juraría que ya las tengo mas grande de la presión que ejerce las ligas, incluso ya me han salido varias ronchitas detrás de las orejas.
Hay que tomar en cuenta que si la mascarilla es desechable hay que votarla después de su uso, las desechables no se lavan ni se re usan.
Las mascarillas hechas de tela se recomienda que al menos sea doble tela y deben lavarse con frecuencia.
Durante el uso de la mascarilla hay que hacer el esfuerzo por no tocarla con las manos, ni quitárselas en sitios públicos.
El uso de las mascaras también ha causado situaciones cómicas, en mi caso he salido a encontrarme con alguien y resulta que no nos reconocemos, y después al rato resulta que estábamos cerca... pensé que solo eso me había pasado a mi y luego comentándolo con otros amigos resulta que también le habían ocurrido eventos similares.
Es verdad que la mascarilla es un fastidio, pero obedecer este método de protección contra esta super gripe será de beneficio para nosotros y nuestros familiares, así que sigamos usando las mascaras, siguiendo las sugerencias de higiene y correcto uso.
#posh