Sí, son cosas que pasan. Me acuerdo de una muchacha, cerca de la casa de mi mamá, que una vez me trajo para que firmara una lista porque si no, decía ella: "me van a botar"...
Me dieron ganas de decirle "y yo qué culpa tengo de eso". Pero la miré a la cara y sentí compasión, además de que vi a otros conocidos que le firmaron la cosa. Así que firmé y le devolví su asunto.
¡Que se va a hacer!