Pocos conocemos las historias que están detrás de algunos rostros que vemos lúcidos, sonrientes, como si la felicidad emanara tan fuerte de ellos que nada podría salir mal aunque quisieran, porque muchos tienen una habilidad muy impresionante para ocultar el dolor, la desidia y la locura que puede trastornarlos en su día a día.
Hoy conoceremos a Wilson.Con tan solo 35 años de edad, casi se vuelve presidente de la empresa donde empezó a trabajar desde los 20 años como jefe de mercadeo y desarrollador de soluciones empresariales; en su trabajo las opiniones sobre él eran totalmente impecables, lo describían como un trabajador honesto, bastante agradable con la clientela, con muchísima paciencia y tolerancia, con una excelente pausa, dicción y proyección al hablar, como con una tenue paz interna que se podía notar a leguas, además, poseía mucho conocimiento en su área, porque se graduó con honores y comenzó a trabajar bastante joven por lo que su equilibrio entre conocimiento teórico y experiencia laboral lo hacían un profesional de categoría excepcional. Tuvo una infancia muy dura, pues nunca pudo conocer a su madre porque esta falleció cuando él apenas había nacido y su padre era muy rudo, de esos que no son tan cariñosos sino más como una figura de autoridad. Desde muy chico, su padre le enseñó la cultura del trabajo, ya a los 6 años de edad tenía que hacer mandados, sacar cuentas con su papá para llevar el presupuesto del hogar y además ir a clases y ser totalmente impecable en ello, porque además de ser poco cariñoso, su padre era muy estricto con respecto al tema de los estudios, esto lo llevaba a estudiar más allá de sus límites, a esforzarse todo el tiempo como si el día de mañana ya no le quedara tiempo, a buscar siempre la excelencia así no fuera humanamente posible alcanzarla. Cuando creció y se mudó de casa de su padre a los 18 años de edad, decidió comenzar su propio negocio pero no había terminado de graduarse por lo que la falta de experiencia lo hizo cometer errores, esto le generó una frustración tan grande que decidió dejar atrás esa idea y terminar sus estudios, ese manchón en su historial era inaceptable para él.
Unos 4 meses luego de que detuvieron a Wilson, Wendy fue a visitarlo para hablar con él un rato y tratar de entender por qué cometió ese crimen; al llegar, vio que Wilson aún se veía bastante lúcido, de hecho, se veía aún más tranquilo que de costumbre. —No entiendo por qué lo hiciste Wilson, ¿acaso no eras feliz? — preguntó Wendy casi llorando. —Por supuesto que era feliz y ahora lo soy el doble, porque por fin puedo descansar. —No lo entiendo. —Hace 17 años vengo escuchando voces que no me dejan dormir, todo el tiempo estas voces me torturaban, obligándome a trabajar y haciéndome sentir mal si me tomaba un descanso o unas vacaciones; cada vez que estaba unos 10 o 20 minutos sin hacer nada productivo, volvían esas malditas voces a recordarme que estaba perdiendo el tiempo y que tenía que seguir trabajando para no ser un fracasado. —Pero tenías un cargo increíble, una buena familia, no entiendo ¿qué más te hacía falta? —Todo, porque no tengo la capacidad de conformarme Wendy, mentalmente no puedo sentar cabeza y decir: «Ya tengo lo que quiero», no, siempre quiero más, pero es algo que no puedo controlar, es algo que no me dejaba dormir, que no me dejaba comer, que no me dejaba vivir. —¿Y estando aquí encerrado no te perturban más esas voces? —Ya no me perturban más, porque pude callarlas al eliminar el lugar de donde provenían. —¿Quién fue la persona que asesinaste Wilson? —Era mi padre. Inmediatamente Wendy se levantó de la mesa, con una mirada vacía y se fue en silencio a tratar de entender cómo era posible que un hijo asesinara a su padre a sangre fría de esa manera. Wilson tuvo solo 2 años de prisión para luego ser recluido en un instituto mental donde le diagnosticaron esquizofrenia por el abuso que recibió de pequeño, en ocasiones lo entrevistaron y le preguntaron si había intentado ir por ayuda, pero dijo que su padre le decía que los psicólogos eran personas que te quitaban tu dinero innecesariamente, que solo tenía que ser un hombre y dejar de ser tan sentimental, esto marcó a Wilson de por vida y terminó en un mal desenlace.
Esta publicación fue realizada en conmemoración del Día Mundial de La Salud Mental el cuál fue decretado el 10 de Octubre por la Organización Mundial de la Salud como un recordatorio de que la salud mental no es un juego y que si nos sentimos fuera de sí debemos ir por ayuda, no debemos avergonzarnos por buscar de preservar nuestra salud mental, ya que es igual de importante que nuestra salud física.
Escrito y diagramado: @ilazramusic
Edición: @fermionico
Wao! Que escalofriante relato, sin duda digno de una película de suspenso! Creo que nunca llegaremos a entender la mente humana al 100%, siempre será un misterio! Felicitaciones @ilazramusic y @fermionico por tan buena lectura!👍 Y gracias a los amigos de Cervantes por el apoyo! 💜
Todos los relatos que suelo crear tienen elementos muy reales, por eso muchas personas lo leen y dicen que pareciera como si me hubiera pasado esa historia a mí, pero es por tantas historias que veo en la televisión, en noticias, en historias que me cuentan personas allegadas que uno todos esos elementos y nacen cosas como esta.
Esta es una realidad que muchas personas no entienden, igual pasa con una persona que se suicida y nunca mostró síntomas de estar deprimido como lo pintan las personas (ojos caídos, llorosos, ojeras) sino que tenía una sonrisa de oreja a oreja tratando de sobrellevar esa desidia, es difícil y por eso le digo a las personas que nunca duden en buscar ayuda, el ir a un psicólogo puede salvarte la vida.
Te lo digo yo, que soy un sobreviviente, porque en el año 2014, a raíz de una depresión clínica, casi atento contra mi propia vida, las terapias me salvaron y ahora soy una persona muy feliz.
¡Gracias por pasarte por acá!
Successes in your work at Hive. Thank you for your support and motivation. Greetings from Venezuela.
Ciertamente, como toda historia que pareciera de ficción, pasé por un tumor en el cerebelo, gracias a Dios sobrevivo y Hive me ha motivado junto a mi familia a vivir y crecer, cada quien tiene una experiencia en la vida como sus relatorías, que son motivantes. Con mis 68 años de edad ahora estoy agradeciendo por las ayudas que nos ofrecen cada día, como las orientaciones de usted a través de sus publicaciones. Éxitos.