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Nunca lastimes un corazón, uno que da todo por ti. Porque no sabes si ese corazón dejará de latir de nuevo.

Nunca le mientas a una persona que sabes que te quiere o que te ama. Porque amar y querer a una persona no es cosa fácil, no es de la noche a la mañana, y si esa puerta se abre, lo más seguro es que no se va a querer cerrar y si la cierras a la fuerza, por alguna mentira, engaño, que en cualquier caso sería traición, vas a dañar toda una persona y esa puerta de una o otra manera se trancará y no habrá llave alguna que la vuelva abrir.

Un corazón lastimado no se cura fácil, y si tiene cicatrices profundas, será culpa tuya, una con la que vas cargar un rato largo y no habrá vuelta, porque cuando dañas a un corazón, dañas a una vida.