Un hermoso homenaje, @eddiespino para tu tío Ricky. Un amoroso padre, amante de la naturaleza, un gran artista de la madera, una persona muy sensible - quien probablemente por ello no llevó una vida convencional.
Tu relato causó un cúmulo de emociones y de recuerdos, la forma trágica en qué partió, el dolor de sus hijos, de sus papás y hermanos, la pena de que no pudiera conocer a su primera nieta a prácticamente un mes de que naciera. Los años pasan y lo seguimos extrañando. Los frutos de su trabajo en Sta. Bárbara ahora los atesora su hijo Andrés, nos sentimos muy felices de que visite su casa en Cuautla con regularidad y que, como su padre, muestre amor por la naturaleza.
El día en que Ricky partió, el cielo lloró como pocas veces.
A 18 años lo seguimos recordando con el cariño de siempre.
Lo quisimos y lo querremos siempre. Ricky fue un gran ser humano y aquí muchos lo recordamos con mucho cariño y amor.