mi corazón se iba lastimando, como piel rojiza ante tanto maltrato constante;
las grietas de tu desprecio sangraban con oscuras y continuas gotas,
tan rojas como las rosas que me solías regalar al comienzo.
Me destruiste, me volviste ignorante de mis sentimientos
sin embargo la luz llegó a mi vida como sol radiante en un invierno mortal,
desde aquel hoyo pude ver la esperanza nacer como las flores en primavera,
mi sonrisa volvió a mi rostro como la más preciosa de las pinturas,
mi reflejo en el agua cristalina era el ser más hermoso que pude conocer.
Me admiré, me amé, y me perdoné.
Llegué al borde de la oscuridad por sentirme inferior a ti,
ya no podrás más conmigo,
he conocido al sentimiento más hermoso que jamás pensé en sentir,
aquel que me acunó con la calidez de un abrazo,
que me reconfortó con la suavidad de un beso,
y que me enseñó lo valiosa que es mi vida.
¿Sabes qué sentimiento es?
El amor propio, aquel que abandoné ante la incandescencia de tus palabras,
que me cegaron de la maravillosa vida, pero que volvió a mí,
enseñándome lo grande que soy,
las maravillas que puedo lograr,
y sobre todo que si no me amo no puedo esperar más de mí.
Soy mi primer amor, y la razón por la cual decidí renacer cómo la más bella y perfecta de las mariposas, para ser libre de tus cadenas prisioneras y asfixiantes, nací para ser yo, y amarme por sobre todas las cosas, para que la luz continúe alumbrando en mi vida, y me lleve a realizar grandes cosas.
Me amo, y estoy agradecida de mi nuevo despertar.
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