Las decisiones que tomemos a lo largo de nuestras vidas van a determinar el rumbo y el ritmo de nuestros caminos, y de eso precisamente se trata la vida, avanzar hacia diferentes direcciones que van a estar determinadas por el momento, las circunstancias y las diferentes situaciones que se nos presenten a lo largo de los años.
Siempre me ha costado tomar decisiones y la mayor parte de mis años de juventud los pase sumergidos en el día a día, sin una ruta establecida o sin parámetros que me llevarán a escalar estaciones para llegar a una meta anhelada,en pocas palabras desperdicie mis mejores años y me hundí en la conformidad, incapaz de luchar por sueños y no porque no los tuviera sino por esa falta de determinación, para salir a buscar lo que QUEREMOS Y MERECEMOS😎😎, esa pobreza mental que nos aniquila y no nos permite crecer y tener esa ambición para alcanzar el ÉXITO 🎉🎉
Pero como nada es eterno y no se puede estar ciego toda una vida, llegó el momento en que esa venda que no me dejaba ir más allá se cayó y entonces y entonces empecé a mirar los vacíos en mi y esa necesidad de tomar acciones para mejorar mi vida y buscar la manera de cambiar mi destino hacia una mejor dirreción, con metas y sueños por cumplir, y aunque es muy cierto que el tiempo no se recupera, también es cierto que nunca es tarde para un nuevo comienzo, y que la decisión está en nuestras manos y en la de nadie más 💫💫
Fue así que tome la decisión de dejar mi país y salir en busca de nuevas oportunidades y nuevos horizontes, tome mi maleta y la llene de las pocas prendas que tenía, pero eso sí con muchas esperanzas y deseos de superación, tome mi pasaje y 5$ que me quedaron cuando compre el pasaje, me despedí de mi familia con la mayor entereza que en la vida he tenido y fui más fuerte por ellos que por mi, cuando llegue al terminal y empecé a ver a todos despedirse de sus familias, sentí que se me partía el alma y me derrumbe por dentro, caminaba hacia el bus por inercia y mientras más se alejaba y la distancia se hacía cada vez más grande, el vacío era eminente y en silencio se ahogaban mis lágrimas, y así Colombia me recibió con los ojos hinchados de llorar pero con el corazón 💓 lleno de esperanzas y con la promesa de algún día regresar.
Bogotá me abrió los brazos una madrugada de julio,ya hacen aproximadamente unos dos años, realmente fui afortunada en comparación con muchos de mis paisanos, llegué directo a la casa de una familia Bogotana para empezar a trabajar cuidando a una niña, sería medio turno y pago era bueno para el tiempo y lo que me correspondía hacer, por lo que no dudé en aceptarlo, y unido a esto ya tenía donde vivir y el pago del arriendo no era desorbitante, así que pensé Colombia me recibe con una sonrisa 😁
Pero como todo no es color de rosa me tocó cambiarme de habitación, y con ello vino el gasto de transporte, y debo admitir que aquí el costo del pasaje es bastante elevado en comparación con otras cosas, se unió el transporte, el arriendo, los servicios, y problemas en el apartamento, hasta el punto de buscar otro lugar para mí sola, se empezó a poner dura la subsistencia, me tocó buscar otras fuentes de ingresos, cuando finalmente me mudé me tocó dormir en el suelo, pero como a uno nunca le falta Dios, la habitación era calientita y no era el piso tan frío a la hora de acostarme, después de mucho sacrificio y de varios trabajos extras, donde fui enfermera, reparte volantes, aseadora, vendedora de café, finalmente pude comprarme un colchón después de casi dos meses durmiendo en el piso, ese día sentí dormir recostada en las manos de Dios, pero llegó este bendito virus y solo disfrute 15 días el colchón y me tocó regalarlo, pues me tocó irme a vivir de interna al trabajo.
Está decisión me llevó a decirle ADIÓS a mis otras entradas de dinero,pues fue la opción más viable en medio de la pandemia y el tiempo me dio la razón, lamentablemente el muchacho que cuidaba los fines de semana falleció, y así fueron pasando los meses de confinamiento, y me quedé a vivir definitivamente en la casa de interna, poco a poco se fue flexibilizando la cuarentena y con ella las actividades cotidianas.
Fueron pasando los meses y se llegó el mes que a todo migrante golpea sentimentalmente "DICIEMBRE" y mientras me concentraba en el trabajo para no pensar en el vacío emocional en estas fechas, el detalle era que el trabajo no estaba presente en los días festivos, la verdad he sido tan afortunada pues está familia me ha hecho parte del núcleo familiar, y para navidad fui invitada a un paseo para conocer Silvana, un lugar en las afueras de Bogotá, con un clima cálido y con una vista espectacular, pasamos 4 dias maravillosos, donde me hicieron sentir una más de la familia, salí con muchos regalos.
Ya de regreso a la casa 🏠 mis jefas se fueron a Barranquilla y yo quedé sola, créanme que pasar fin de año sola es muy díficil, pero aún así me coloqué mi mejor ropa y me vestí de alegría 😁 por otro año que despedí y el nuevo que llegaba, y con toda la actitud del mundo brinde a mi salud y a la de mi familia, y de todos los que como yo la pasaron solos, pidiendo a Dios porque el año que entraba nos permitiera despedirlo en familia y no ser los grandes ausentes en las venideras navidades.
Un nuevo año y con el se volvió a la rutina del trabajo, los días pasaron aceleradamente sin darnos cuenta, en un abrir y cerrar de ojos se llegó el tiempo de vacaciones, y en vez de quedarme encerrada en el apartamento salí a trabajar en lo que me salía, siempre que fuera decente, y con lo que gane logré comprarle ropa a mis sobrinos.
También invertí el tiempo en conocer algunos lugares como el Museo BOTERO donde se exhiben esculturas y pinturas excepcionales del artista Fernando Botero, en sus obras resalta el volumen y lo grotesco, realmente quedé fascinada con este museo.
Pude pasear por algunas calles de la Candelaria,buen barrio bastante emblemático y pintoresco de Bogotá, así como también por el Capitolio la Catedral Primada de Colombia, uno de los lugares más visitados por su importancia histórica y religiosa, además de ser una edificación al estilo neoclásico que enamora la vista de lugareños y visitantes, aún me faltan lugares que quisiera conocer entre ellos el Jardín Botánico y el Cerro Monserrat, espero poderlo hacer antes de regresar al país.
Así es una NUEVA DECISIÓN he tomado y es regresar a VENEZUELA, han sucedido tantas cosas que me han hecho madurar y reflexionar, he perdido seres amados y he adquirido aprendizajes y conocimientos que me ayudarán a seguir luchando por mis sueños, pero haciéndolo más cerca de la familia,espero estar viajando a Venezuela los primeros días de diciembre,byq la decisión está tomada, solo queda esperar a que todo se cumpla de la mano de Dios.
Estimados lectores aquí les dejo un pedacito de mi vida y de mis experiencias vividas, es un placer compartirla con ustedes, saludos.
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