Fuente
No soy persona de supersticiones ni creencias en cosas extrañas, pero la vida nos da sorpresas y un día fui a una consulta de una adivinadora, fue así como conocí a esta señora a quien bauticé como: "una bruja sin escoba".
Y es que resulta difícil o casi imposible que alguien a quien solo has visto por primera vez en tú vida te diga: tú te llamas….., tienes tal edad, vives en este lugar, estas en una situación económica precaria, y así sucesivamente una serie de datos con fechas y lugares precisos, algunos que ni recordaba por el tiempo transcurrido.
Como reacción natural imaginé que alguien conocido le había suministrado suficientes datos - ¿pero, como y cuando? -
Si aquella visita había sido improvisada y sin planificación previa, recordé a mi padre quien decía jocosamente: No creo en brujas, pero de que vuelan, vuelan"
La señora en cuestión de unos 60 años, rostro amable y carácter dulce, tenia su estudio en una habitación lujosamente decorada con muebles de estilo, una biblioteca añeja y los típicos perfumes que adornan estos ambientes, lo cierto es que me dijo hasta del mal que me iba a morir…!Zape!
La muerte llegará cuando sea el momento preciso, previamente establecido por la madre naturaleza en Dios.
Pero lo más impactante fue a la semana siguiente cuando una buena mañana me llegó un correo electrónico, donde una ex cuñada me declaraba su odio hacia mi persona, 40 años de haberla conocido, y luego de haberle perdido el rastro por ese tiempo que ella se fue a vivir en Francia, era algo sin dudas absurdo.
Lógicamente que recordé a la bruja sin escoba, ya me había alertado de esta situación y otras más que fui escribiendo en una bitácora, me dije "si esta señora acierta al menos en 5 oportunidades, saldré corriendo de nuevo a su consulta", querer conocer el futuro es algo que nos mueve poderosamente la atención.
Ha transcurrido poco tiempo, y "las predicciones o se han retrasado o no ocurrirán me dije para mis adentros" como una manera de consuelo.
Varios meses más tarde efectivamente quedé convencido, así que raudo y veloz fui a casa de nuestra bruja sin escoba, habían al menos 5 personas en una salita de espera, me armé de paciencia pues no quería dejar transcurrir más tiempo, hasta que al fin me correspondió el turno, ya había otras tres personas tras de mí que venían con la misma intención.
Una vez ante la bruja, menuda sorpresa, me la habían cambiado, exigí ver a la señora que me había atendido unos meses antes, vi una foto de ella sobre una mesita, la tomé y se la mostré a la mujer que ahora realizaba el trabajo y le insistí.
-Disculpe, pero quiero hablar es con ella, no con Usted.
-Señor, por Dios, eso no puede ser.
-Le pagaré lo que sea necesario, pero la quiero a ella… ¿Acaso está enferma?
-No señor, esa foto es de mi abuela Filomena, y ella falleció hace más de seis años, así que es imposible que pudiera hablar con ella.
-¡No puede ser! Claro que conversé con ella, es más todo lo que me dijo se cumplió, es la razón por la cual regresé a este lugar.
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