Cuánta pena me da
Ellos no están dispuestos a ver la veracidad de las sabias palabras: "hay más felicidad en dar que en recibir", hay que sentir mucha compasión por ellos.
Cuando compartimos con otros de lo mucho o poco que poseemos, es una satisfacción que no es posible con solo palabras expresar, hay que experimentarlo de forma personal.
Ellos son dignos de compasión porque se
privan del privilegio y la satisfacción de sentir,
la inmensa emoción de ver sonreír a un niño o a una persona mayor.
Es hermoso cuando a otros ayudamos dando una mano amiga, una sonrisa un gesto amable
o hasta una palmada en el hombro o un apretón de manos.
Ver la cara sonriente de felicidad, con un
granito de arena que estemos dispuestos
a aportar, le daría un respiro a nuestra
afligida humanidad.
Comencemos por nosotros mismos ser ejemplos dignos a seguir, ayudemos a todo
el que podamos, seremos mucho más felices, háganlo y lo comprobarán.
Daré a este respecto mi aporte y tengo la esperanza que tú darás el tuyo, así tendremos garantizado un mejor futuro y tendremos más corazones puros.
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