Muy probablemente algunos de nosotros hayamos escuchado la expresión “no esperes que pase, haz que pase” o “no seamos de los que esperan que las cosas sucedan, hagamos que sucedan”. Esas expresiones resumen en pocas palabras el concepto de “proactividad”.
Ser proactivo es tener iniciativa, detectar una necesidad y hacer algo al respecto sin que nadie nos diga nada o nos lo ordene. Es adelantarse a los acontecimientos, por así decirlo. Muchas empresas buscan personas así porque desean personal que busque soluciones, que aporte a la organización. Ser proactivos es favorable en muchas áreas de nuestra vida. Por ejemplo, en una familia, es positivo darse cuenta de que la casa necesita ser limpiada u ordenada y hacerlo sin que nadie nos diga. En una comunidad, observar que algo debe ser reparado o solventado y buscar la solución, hacer las diligencias necesarias para ello. De pronto en una relación de pareja, tener la iniciativa es importante, así nuestra pareja detecta nuestro interés en ella y en la relación.
Sin embargo, ser proactivos en cada momento no siempre no es tan positivo. Cuando somos los que siempre “hacemos que las cosas pasen”, entonces muy probablemente las personas se acostumbren a que todo lo vamos a resolver nosotros. O por el contrario, limitamos, sin darnos cuenta, a los demás de desarrollar habilidades o de aprender ciertas cosas. En una relación de pareja, por ejemplo, cuando una pareja es la que siempre demuestra amor, afecto o tiene la iniciativa, de alguna manera va mutilando la iniciativa de la otra persona a tal punto que esta se acostumbra a ser enamorada, cortejada o buscada y por ende cree que ella no necesita demostrar nada a la otra persona.
También hay casos, como en el mío, que somos obstinados e impacientes e insistimos en algo a como dé lugar. Si bien la persistencia es una cualidad fundamental para el éxito y la consecución de objetivos y metas, hay que recordar también que a veces nos empeñamos en algo que puede que no sea conveniente en ese momento o que ocurra de cierta manera. La paciencia y prudencia son parte del cóctel del éxito y hay momentos que toca aplicarlos en su máxima expresión.
Recuerdo la película “Votos de amor”, con Rachel McAdams y Channing Tatum, donde “Paige (McAdams) pierde la memoria y Leo (Tatum) intenta hacerle recordar todo, pero infrutuosamente. Llega a desesperarse y sentirse impotente ya que ama a su esposa y desea vivr con ella su amor, pero ella no puede recordar nada. Después de tanto intentar, se da cuenta que no podrá lograrlo, que insistir lo que hará será alejarla más. Entiende que ser proactivo no es tan positivo en este caso, así que decide alejarse. Incluso se divorcian.
Pasan los meses, cada quien toma su camino y viven su vida. Minutos antes de la última escena, Leo va narrando algo mientras pasan algunos clips representando el paso de los meses. Lo que dice es lo siguiente:
Un momento de impacto cuyo potencial de cambio tiene efectos expansivos más allá de lo que podamos predecir. Y que hace que algunas partículas entren en colisión y se unan más que nunca. Las partículas se dispersan hacia grandes aventuras y terminan donde nunca creíamos que podíamos encontrarlas. Eso es lo que pasa con estos momentos., aunque uno lo intente, no se puede controlar qué efectos tendrán sobre nosotros, solo hay que dejar que las partículas que entran en colisión aterricen donde deben hacerlo y esperar hasta la próxima colisión.
Concuerdo con estas palabras. Hay momentos en que nos empecinamos en algo con lo que chocamos: un negocio, una pareja, un carro, un trabajo. Pero quizá ese choque tiene un final o una pausa. Las cosas no salieron como queríamos o pensábamos y solo queda dejar que todo fluya, que el río corra y esperar. Sí, es difícil sobre todos para las personas proactivas es muy difícil esperar, somos impacientes, nos gusta tener el control, hacer que las cosas pasen. Pero “solo hay que dejar que las partículas que entran en colisión aterricen donde deben hacerlo y esperar hasta la próxima colisión”.
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Estoy de acuerdo contigo, si las cosas a veces no se dan, deben dejarse ahí y quizá cambiar la idea o buscar diversas alternativas. Tampoco podemos desgastarnos con algo que jamás va a funcionar.
Es así, mis amigo. Usaste una palabra muy adecuada: desgaste. Eso pasa cuando nos enfrascamos tozudamente en algo, pudiendo dejarlo así o buscar otras alternativas.
Gracias por venir, apoyar mi trabajo y comentar.
Hermosa reflexión Gari, por mi experiencia puedo decir, que no espero que otros hagan algo que yo puedo hacer, si esta en mis manos, también cedo dando oportunidad, también aprendí que todo es ensayo y error, y que si yo puedo tu puedes, si tu puedes, yo puedo y si uno de los dos no puede, hay que ayudarlo, se lee como una cantinflada pero tu me entiendes, la cuestión es QUERER y es trabajo de ambos, no de uno solo.
Un gran abrazo para ti.
Claro que te entendí. Todos podemos y sino, la idea es ayudarnos, ser un equipo. Ser ese complemento del que hablas.
Gracias por el apoyo, venir y dejar tu comentario.