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in Freewriters2 years ago

Sabes que te quiero

Era Navidad, fecha propicia para compartir en familia, días donde el corazón se expande y los afectos nuevos y antiguos ejercen su dominio; como todos los años había que elaborar los platos típicos de estas fiestas donde estaba, en primer lugar, la preparación de las hallacas. Doña Sacramento le hizo una lista a su hija para que comprara todos los ingredientes.

Lis era un poco despistada, pero con esa autosuficiencia propia de los jóvenes, no siguió las indicaciones al pie de la letra como se le había pedido sino que se confió a su memoria, ¿acaso no se comía este plato todos los años? Cuando llegó colocó las bolsas sobre la mesa y fue organizando los ingredientes en la nevera.

La señora Sacramento propuso que comenzaran de una vez y empezó a lavar las hojas, dijo que poco a poco se podía avanzar y cuando se dieran cuenta estaría todo listo, así podrían descansar los días siguientes, para estar activas la noche de Navidad y atender a los familiares que venían de fuera.

Estando en eso se le ocurrió preguntar cuántos rollos de pabilo se habían comprado y en ese momento Lis se dio cuenta de que su memoria le había jugado sucio, no había comprado el material para amarrar las hallacas.

No le dijo nada a su mamá para evitar el regaño y le cambió el tema, le propuso que mientras se hacía el guiso ella saldría a buscar un juguete que quería dar a su ahijado y se fue nuevamente a recorrer las calles que estaban atestadas de gente con un tráfico algo pesado.

Consiguió el pabilo y regresó a la casa para seguir ayudando a su mamá, quien se desenvolvía con eficiencia en la preparación de este rico manjar. Cada familia tiene su sazón y la señora Sacramento tenía sus trucos. Uno de ellos: un toque de papelón en el guiso; le preguntó a su hija por este y ella reconoció que lo había olvidado. La señora le recriminó que cómo olvidaba algo que estaba anotado en la lista y ella respondió que se había confiado de su memoria.

Volvió a salir a solucionar esta omisión, la idea de enfrentarse de nuevo a la cantidad de gente en la calle la abrumaba, pero no tuvo más remedio. El el camino iba refunfuñando, cómo era posible que no le hubiese puesto cuidado al papel que le había dado su mamá. Con fastidio lo sacó de la cartera y se sorprendió al ver la organización de la lista, esta mostraba los ingredientes para cada parte del proceso. Una letra grande y redonda y al final de la lista una expresión de cierre que su madre solía repetirle desde que era niña «sabes que te quiero».

Esta es mi participación para la invitación de @freewritehouse, la cual puedes leer aquí.

Invito a: @lisfabian y @sacra97

Mi contenido es original

@charjaim

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Genial y divertida propuesta, súper interesante leerte y reírme con lo creativa, de verdad nos parecemos, estupendo una genia. Agradecida con la invitación y un abrazote navideño @charjaim

Gracias, amiga: me encantó que te gustara. Acepto tu abrazo y te envío otro lleno de cariño. Que tengas un día excelente. Saludos

jajajaja estupenda historia. Gracias por tus textos @charjaim :)