Poniendo a prueba las habilidades deductivas #1 || Cuéntame una historia - 6 de agosto de 2023

in Freewriters9 months ago


Presta atención, porque la historia a continuación es un misterio que tendrás que resolver de manera meticulosa...

La verdad tras su resolución sera descubierta por el lector o lectora que se atreva a buscarla y encontrarla...

Tus habilidades deductivas serán puestas a prueba en este enigma.

Así que no te precipites...

Translation: Text English


Pay attention, because the following story is a mystery that you will have to solve in a meticulous way...

The truth behind its resolution will be discovered by the reader who dares to look for it and find it...

Your deductive skills will be put to the test in this enigma.

So don't be hasty...

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Fuente

Titulo: ¿A que costo?

Aclaratoria para la lectura

  • Las palabras cerradas entre paréntesis ( ) son los pensamientos personales del personaje principal, no palabras dichas por el mismo.

Domingo | 10:00 Am |

Un día, un joven de 25 años se despertó temprano con resaca para asistir obligatoriamente a una reunión.
La razón de su malestar no era debido a ninguna enfermedad, sino por un fino gusto por tomar alcohol los fines de semana.

— [???]: (Arg… No debí excederme con esa botella de ginebra, la cabeza me da vueltas… ¿Qué pasó anoche? ¿Cómo se llamaba esa chica? ¿Agregue su número en mi teléfono?
Arg… Da igual, no es momento de pensar en tonterías.)

El joven era blanco, alto, delgado pero fornido, de un cabello rizado y castaño, un físico y apariencia envidiable. Él se encontraba yendo camino a una iglesia.
Salió del apartamento privado de sus padres con una camisa formal de color azul y jens azulados con un conjunto de pantalones deportivos, aunque claro, por su delicada condición, se puso unas gafas de sol porque sus ojos amanecieron sensibles a la luz.

Independientemente de su condición, tenía que asistir a un compromiso, por lo que tomó un taxi y se dirigió al centro de la ciudad.

— [???]: (Debo esforzarme en aparentar normalidad.)
En el camino, el joven miró por la ventana las maravillas de la ciudad de los ángeles con bastante indiferencia al ser un panorama al cual ya está muy acostumbrado, los rascacielos, los edificios y los establecimientos a lo largo de la avenida que la transitaba solo lo hacían bostezar…

— [???]: (Que molestia… Si tan solo mi viejo no fuera tan mandón, me hubiera quedado a dormir hasta tarde… Que flojera.
Un día cometes una estupidez y no solo suspenden tu licencia de conducir, sino que tienes que asistir a reuniones de AA)

La noche pasada y la ante pasada se la había pasado festejando como si no hubiera un mañana, se divirtió con sus amigos y amigas a más no poder gracias a sus privilegios; Su padre era un famoso empresario que se hizo de una vasta fortuna, por lo que él y su familia no han tenido que preocuparse por dinero desde hace bastantes años.

Aunque la vida de los de la alta sociedad no está teñida en su totalidad de un color rosa; ya que el ser humano por mera naturaleza está condenado a cometer incontables errores.
Por ejemplo: hace varios meses el chico que apenas se encontraba sobrio cometió un terrible error al conducir el auto de su padre y estrellarlo contra otro auto.

Pudo haber sido un accidente muy perjudicial para el muchacho, pero hay un dicho que dice que el dinero es la solución a todos los problemas, y esa ocasión no fue la excepción.
Su padre abogó por él y sacó dinero de su bolcillo para que un juez no lo sentenciara a un largo tiempo en la cárcel.

Las únicas condiciones tras su libertad fueron la suspensión indefinida de su licencia de conducir más tener la obligación de asistir a 12 sesiones de alcohólicos anónimos.
Por lo que le gustara o no, independientemente de las circunstancias, tenía el deber de asistir a esas reuniones por su propio bien.
Claro está, que en cuanto a gustos personales, al joven le resultaba ser un gran tedio.

Al llegar a su destino, se bajó del taxi y le dio un billete de 10$ al conductor.
En lo que el vehículo se retiró, el joven se paró frente al gran e imponente templo cristiano con una expresión de cansancio en su rostro.

— [???]: Que fastidio… — dijo con desanimo.

Al ingresar a la santa iglesia, se dirigió a la parte trasera del edificio…
Mientras caminaba por ese recinto sagrado, ponía en orden sus pensamientos mezquinos para irse mentalizando.
— [???]: (Acabare con esto rápidamente…
Solo seguiré la regla de “No decir nada por una hora”)
Con ese plan en mente, recorrió un largo pasillo mientras escucha una voz haciendo eco desde el otro extremo; Palabras fuera de contexto le dieron a entender en donde yacía la reunión.
— [???]: (Oh genial, empezaron sin mí… Es simplemente incomodo llegar así nada mas.)

Con pasos lentos, sin prisa alguna, como un gato escurridizo, el joven se asomó discretamente desde la esquina del corredor para observar a quienes yacían sentados en círculo en la sala contigua.

Un enorme salón con un piso de cerámica reluciente, el techo se distinguía tan distante como el cielo pese a estar a 7 metros, las paredes blancas trasmitían inocencia y nobleza.
En el centro, unos hombres se encontraban platicando, reposado sobre sillas plásticas.

Ahí, uno de los 5 hombres estaba recitando un monologó…
— [Jonathan]: Cuando trabajaba en un laboratorio la mayor parte del día, mi equipo y yo investigamos la reacción química de una toxina en unas ratas hasta que… — dice desanimado.
El joven que se asomaba hace acto de presencia, el sonido de sus pasos haciendo eco por toda la sala interrumpen al hombre que hablaba y uno de los sujetos que lo escuchaba le dirigió la palabra al recién llegado.

— [Sr. Bernardo]: Oh, Felipe. Llegaste justo a tiempo. — dijo sorprendido.
— [Felipe]: Si, me alegra saberlo. — dijo con una falsa sonrisa en su rostro.
— [Felipe]: (¿Justo a tiempo? Esto es nefasto)
El hombre que le dio la bienvenida de buena manera era el señor Bernardo, el trabajador social que laboraba como encargado de la rehabilitación. Un hombre mayor con alopecia que siempre cargaba un suéter café.

Este lo recibió con una sonrisa mientras escribía el nombre de Felipe en la libreta negra que traía consigo. Mientras tanto, el chico con resaca discriminaba en silencio mientras buscaba en donde sentarse.

— [Felipe]: (El grupo de los cinco perdedores reunidos de nuevo…
Este día va de mal en peor)
— [Felipe]: (¿Qué estos sujetos no tienen nada mejor que hacer un domingo?)

Solo eran sujetos ordinarios con problemas comunes, cada uno de ellos lo afrontaba a su manera a su debido tiempo.
Pero cada uno tenía antecedentes que fungían como un obstáculo…
Por ejemplo: Un ex convicto que trata de establecer un cargo laboral pese a sus antecedentes penales, ese era el señor conocido como Howard. Un hombre siniestro de fuerte carácter con una apariencia intimidante; fornida, de piel oscura con tatuajes en los brazos y una barba de candado frondosa.
Un hombre respetable siempre usa traje, el era muy informal, acostumbraba a usar el conjunto de una gorra de beisbol, una chaqueta negra y shorts rasgados.

El hombre que hablaba antes de ser interrumpido era pequeño y escuálido, usaba anteojos en comparación con los demás. Se le conocía como Jonathan, A diferencia del ex convicto, se vestía como un hombre maduro e importante, camisa de manga larga y pantalones grises. Se notaba muy inteligente ya que es un tipo de investigador.

El tercer sujeto que los acompañaba ese día era un joven universitario de 22 años el cual tenía ojeras, Se llamaba Daniel, era flaco y tenía una característica piel morena, a diferencia de Felipe, ese chico se vestía como alguien de su edad; un suéter azul oscuro y jeans ajustados, una mochila negra con un llavero distintivo con el emblema de la universidad de los ángeles UCLAB. A los ojos del grupo era solo un niño…

Por otro lado, estaba el hombre de lo más mayor entre los demás, Se le conocía como Douglas, un tipo canoso de piel blanca que se vestía formal con una camisa a cuadros roja, pantalones blancos y mocasines dorados.
Poca cosa se sabía de él a demás se sus características físicas.

— [Felipe]: (Llevo 3 meses asistiendo a estas reuniones y lo poco que se de ellos me es tan extraño que simplemente no quiero saber nada mas de sus vidas.)

Felipe se quedo de pie mirando a todos con desdén bajó esas gafas con los que se protegía de hacer contacto visual.
El supervisor le dirigió la palabra una vez más para invitarlo a sentarse de una buena vez.

— [Sr. Bernardo]: Felipe, Por favor toma asiento, me gustaría que nos comentaras de tus actividades de esta semana una vez que termine el turno de Jonathan. — dijo con alegría.
— [Sr. Bernardo]: Así que por favor continúa y disculpa la interrupción. — dijo con entusiasmo.

Felipe tomo asiento junto a un joven menor que era conocido en el grupo como Daniel y al lado de un señor mayor conocido simplemente como “Douglas”
Jonathan observo a todos con una expresión pedante y prepotente de cansancio antes de animarse continuar con lo que decía.

— [Jonathan]: Bueno… Como les decía, Iba bien en mi trabajo hasta que de pronto los que financiaban el proyecto decidieron cancelar los fondos, por lo que la investigación quedó “congelada” indefinidamente.
Como no tenia los derechos del compuesto, me quedé sin nada que hacer…
Deposite mi fe en ese trabajo y sencillamente me lo arrebataron, tal vez por eso tuve esta recaída…
Sea como fuera… Ya nada me importa ahora. — dijo apático.

Ese hombre emanaba tristeza y apatía en sus palabras, se expresaba con leve melancolía sin ninguna energía…
El encargado le ofreció sus palabras de aliento.

— [Sr. Bernardo]: Cielos… Jonathan, Lamento mucho oír eso. Todos lo hacemos. — dijo comprensivo.
— [Jonathan]: Sisi, claro… — dijo indiferente.

Aunque el encargado lo compadecía, Felipe ni siquiera sentía empatía al estar sumido en sus pensamientos como un espectador.

— [Felipe]: (Ese tipo siempre tiene algo que decir, usualmente solo divulga su innecesaria opinión o critica lo que lo dicen los demás.
El típico sabelotodo que solo causa molestias...)

El chico se guardaba sus opiniones para el mismo, no tenía la intensión o el interés de ofender a nadie; Solo permanecía callado a la vez que especulaba.
Y el supervisor de la reunión lideraba y apoyaba a sus allegados como si fuera un santo.

— [Sr. Bernardo]: Nos alegramos de que por fin te animaras a hablarnos un poco de ti, tienes todo nuestro apoyo en este momento difícil y te deseamos lo mejor para que no vuelvas a recurrir al licor.
Sus intenciones eran las de felicitar a su camarada, pero por alguna razón, este no tenía el humor necesario para fingir simpatía.
— [Jonathan]: De hecho, lo más destacable de lo que me ocurrió esta semana fue beber tequila en un bar hasta vomitar… Ya que por un mero instante, olvidé quien era yo y fui feliz…
Y eso fue gracias al licor… — comento muy indolente.

Después de esa respuesta, el supervisor se quedo sin palabras…
— [Sr. Bernardo]: Ahm… — dijo pasmado.

Incluso Felipe quedo impresionado.
— [Felipe]: (Pero que imbécil, eso era innecesario.)

Para romper el hielo en el ambiente, el señor Bernardo le dirigió la palabra al joven de los lentes de sol.

— [Sr. Bernardo]: Felipe, es tu turno para hablarnos de cómo estuvo tu semana.
¿Te animas a compartir? — le preguntó.

Súbitamente fue el turno de Felipe de hablar en público, y eso al chico no le fue de su agrado.

— [Felipe]: (Arg, no me fastidies, me duele la cabeza. Además, después de ese comentario tan deprimente, seria incomodó decir como disfrute mi fin de semana…
Mejor aplico el truco de siempre.)
— [Felipe]: Yo… paso. — dijo en voz alta.
Sencillamente se guardo sus comentarios para ni siquiera resaltar…
— [Sr. Bernardo]: … — guardó silencio por un momento.
Ok. — dijo al instante.
¿Qué tal tu Howard? ¿Tienes algo que decir? — le preguntó al hombre sentado a la distancia.
El hombre indecente se lucia despreocupado al tener estiradas las piernas y las manos sobre su cabeza.
— [Howard]: Paso… No tengo nada que decir. — dijo impasible.
— [Felipe]: (Que novedad, El criminal por excelencia no tiene nada que decir.
Para este punto creí que ya habría violado su libertad condicional.)

Ese hombre tenía un historial poco favorable y una reputación indeseable, su actitud dejaba mucho que desear y en cuanto a sus modales… No era el más decoroso.
Por alguna razón, no quería divulgar lo que había vivido en su semana…

El señor Bernardo se mostró muy positivo al tratar de animarlo.
— [Sr. Bernardo]: Vamos Howard, la semana pasada comentaste que tenías una entrevista de trabajo. ¿Cómo te fue? — le preguntó.
— [Howard]: Arg… Solo diré que me he estado partiendo el lomo, es todo lo que tengo que decir al respecto. — dijo muy simplón.
Tras ese improvisado comentario, uno de sus compañeros del grupo de apoyo aporto su más sincera opinión. Y fue nada más y nada menos que…
— [Jonathan]: ¿Lo dices en serio? Porque no suenas muy convencido de lo que dices. ¿Acaso te rechazaron de nuevo? — dijo grosero.
El honesto científico que quedo desempleado. Con una sonrisa descarada, hizo mofa de la excusa del ex convicto como si no temiera de la represalias.

— [Howard]: ¡Mucho cuidado cerebrito! — dijo enojado.
Obviamente el hombre no se lo tomó muy bien, acostumbraba a tener un carácter irrisible; Y Jonathan lo sabía muy bien por reuniones previas, pero aun así, le habló como si fuera poca cosa.
Como un ratón retando a un felino.

— [Felipe]: (¡¿Acaso esta demente?! Se nota que ese sujeto apuñala gente por diversión. Ni yo me atrevería a hacerlo enojar.
¿Acaso quiere morir o perdió la razón por la depresión?)
La razón de esa burla era incomprensible ante el joven, y para su sorpresa, su compañero no se quedo callado tras la advertencia.

— [Jonathan]: ¿Acaso estoy equivocado?
No tienes que alzar la voz, solo trato de ayudarte. Podrías ayudarme a empezar un negocio, a no ser que prefieras ser carterista. Jaja. — dijo burlista y amargado.
Tras oír ese comentario lleno de descaro, Howard detonó su ira.

— [Howard]: ¿¡Quién te crees que eres para hablarme así!? — grito muy molesto.

Se levantó de su asiento en un movimiento veloz y feroz, alzo las manos al aire como si retara al hombre que le faltaba al respeto.
Jonathan no se inmutaba, permanecía sentado en su asiento sin ningún miedo.

— [Felipe]: (Ok, está claro lo que va a pasar. Sera mejor que me largue de…)
Felipe estaba a punto de echarse a correr, sin embargo…
El señor Bernardo tomó acción sobre el asunto y pidió orden en el salón para evitar la pelea.
— [Sr. Bernardo]: ¡Oigan, Oigan! Caballeros por favor cálmense. No hay que perder la compostura. — dijo algo inquieto mientras levantaba las manos en alto.
Howard y Jonathan miraron al supervisor al mismo tiempo… guardaron silencio, detuvieron su disputa: Como 2 niños de primaria en presencia de un profesor.
— [Sr. Bernardo]: Howard, Te recuerdo que este es un grupo de apoyo. Nos aconsejamos y nos ayudamos con toda honestidad. Porque todos somos tus amigos y esperamos lo mejor para ti. — dijo con alegría.

El señor Bernardo se esforzaba en formar vínculos y establecer una unión entre él y quienes conformaban el grupo, era amable con ellos y les daba a entender que les ofrecía su amistad para que se sintieran seguros de sí mismos, para establecer un ambiente de confianza y cordialidad…
Pero dichas intenciones eran muy pero muy difíciles de transmitir; Ya que hay gente que sencillamente se niega a escuchar.

El señor Bernardo solo trataba de apaciguar a Howard y darle ánimos, pero este no estaba de humor para la palabrería motivacional a la que ya estaba acostumbrado; Así que escupió en sus amables palabras y mientras yacía de pie, se animó a compartir lo que opinaba y sentía…

— [Horward]: Pff… Por favor. Dices estupideces. Para mi ustedes son solo una bola de inútiles quejumbrosos.
¿Qué van a saber ustedes sobre mí?
¿Qué? Acaso esperas a que me ponga a lloriquear sobre mis problemas como ese pobre 4 ojos. Al diablo, No necesito esto, Venir aquí es una pérdida de tiempo. ¡Púdranse todos! — dijo molesto.

Hizo de menos la ayuda que se le brindaba, ofendió a sus así llamados compañeros y les dio la espalda…
Y en su frenética oración, le apunto a Jonathan con su dedo derecho y le exclamo unas últimas palabras.
— [Horward]: ¡Y tú! Ya no tengo nada que ver contigo, así que si te vuelvo a ver, lamentaras haber nacido. — dijo histérico.
Le dio la espalda y se dirigió a la salida más cercana, le dio una fuerte patada a la silla plástica en la que yacía sentado para después marchar sin mirar hacia atrás.
Esas palabras fuera de contexto causaron intriga en el joven millonario.

— [Felipe]: (¿Eh? ¿A qué quiso decir con eso?)
Solo se pensó eso mientras veía como el ex convicto se retiraba de la reunión sin previo aviso.

— [Sr. Bernardo]: Oye, aguarda. Si te vas a así nada mas no tendré más opción que decírselo al juez. — dijo súbitamente.
El supervisor trato de detenerlo, de hacer entrar en razón mientras se marchaba. Pero recibió una contundente negativa.

— [Howard]: Me importa un comino. Al diablo con el juez. — dijo enojado.

Y Howard sencillamente se fue tras esa última grosería.
— [Felipe]: (Ese tipo en serio está loco, espero no volverlo a ver.)

Un sujeto peligroso que no está en sus cabales es alguien indeseable que no merece la compañía de nadie…
Pero un pobre hombre con problemas y dificultades hasta el cuello que recurre a la ira como un sistema de defensa y desahogo, necesita más que apoyo…

Tal vez el señor Bernardo, era el único en ese salón que estaba convencido de que Howard se aplicaba a la segundo opción.
Por eso se le vio tan pesaroso cuando lo perdió de vista.
— [Sr. Bernardo]: Cielos… — dijo con pesadumbre.

Todos a excepción de él sintieron un gran alivio tras su salida, uno de los miembros del grupo se sintió lo suficientemente confiando como para reprochar al hombre que se fugo.

— [Jonathan]: Con un temperamento como ese seguramente terminará muerto o en prisión otra vez. — dijo burlista.

Jonathan increpo deliberadamente a Howard aprovechando su ausencia.
El señor Bernardo le llamo la atención al instante.
— [Sr. Bernardo]: Jonathan, por favor… No digas algo tan horrible. — le dijo muy serio.

El científico con depresión se excuso como un niño de secundaria.
— [Jonathan]: Solo bromeaba, Pero no me equivoco. Una paria como él solo es y siempre será escoria. Las personas como de su clase solo merecen desaparecer. — dijo muy seguro de sus palabras.

Todos los oyentes quedaron atónitos, sin comentarios, no encontraban manera de responder a tal comentario…
Felipe se pensó por un instante que ese sujeto era uno de esos críticos cobardes.
— [Felipe]: (¿Y quien te crees que eres para decir eso?
Solo eres un hablador.)
— [Sr. Bernardo]: Jonathan, por favor… Solo, solo, cambiemos de tema. — dijo muy incomodo.
Para tratar de disimular y aparentar que lo susodicho no se dijo, el señor Bernardo propuso cambiar el tema; Así que le cedió la palabra al más joven del grupo.
— [Sr. Bernardo]: Daniel, ¿Cómo estuvo tu semana? ¿Has tenido algún progreso? — le pregunto.

El joven se expreso tímido y nervioso, no hacia contacto visual con nadie; Al igual que en una exposición, le costaba expresarse con confianza.

— [Daniel]: Si, algo así… La universidad me ha mantenido ocupado como de costumbre, aunque solo he estado enfocado en mis tareas, mejorando mis calificaciones y esas cosas.

No he estado conviviendo como antes, sé que no tenía buenas compañías, pero era agradable pasar tiempo con… mis amigos.
Lo siento, Creo que dije una tontería. — dijo dudoso.
A pesar de su timidez, el muchacho fue felicitado por el supervisor, ya que a diferencia de otras sesiones, había hecho un gran avance en su recorrido personal.

— [Sr. Bernardo]: Para nada, está bien decir en voz alta como te sientes. Todos deberíamos hacer lo mismo.
Y Daniel, déjame decirte que vas por buen camino, enfócate en tus estudios, es lo mejor que puedes hacer para distraerte y mantenerte ocupado. — le dijo orgulloso.

El joven Daniel se apeno de buena manera tras esa felicitación, y con buena razón; El chico tuvo un pasado plagado de adversidades que pusieron en juego su salud física y mental, puesto que fue víctima de una fuerza perversa y maliciosa que solo destruye y envenena el alma.

Mientras aclamaban al joven ejemplar, Felipe reflexionaba sobre el desastroso episodio del chico.

— [Felipe]: (Ese chico es todo un caso… No hace mucho creí que era una causa perdida.
Por lo que sé, se junto con malas compañías en la escuela pública, creo que estudia ingeniería o algo relacionado con las computadoras, sea como sea, recuerdo que su historia era lamentable. Básicamente lo invitaron a una fiesta en el que se hizo adicto a las anfetaminas, se convirtió en un drogón hasta que paso por un periodo de rehabilitación, pero irónicamente se hizo alcohólico para no caer en su anterior vicio).

Pero tras ingresar a alcohólicos anónimos, Tras tiempo y esfuerzo, el joven Daniel encontró la fuerza que necesitaba para hacerle frente a su problema.
Con esas inspiradoras palabras, El señor Bernardo le cedió la palabra al último pero no menos importante miembro de su comunidad.
— [Sr. Bernardo]: Muy bien… ¿Alguien tiene algo más que compartir?
¿Que tal usted señor Doug? ¿Sera que por fin se animara a decirnos algo? — le preguntó.
El señor Douglas actuaba renuente y antipático manteniendo una expresión seria con suma indiferencia; Se mantenía sentado con los brazos cruzados y una cara de amargado.
— [Douglas]: …— guardo silencio.

Ese hombre era todo un misterio…
Poco se sabía de él, se apareció hace varias semanas y nunca se ha animado a compartir…

Los únicos detalles de su vida personal solo eran del conocimiento del señor Bernardo.
Un hombre viudo de 52 años que sufrió una desgracia que lo orillo al alcoholismo, su hija, su única familia quedo gravemente hospitalizada tras un accidente automovilístico. Y desde entonces no ha sido el mismo.
Douglas, ha sido juzgado como un amargado que siempre guarda silencio la mayor parte del tiempo, Pero tenía sus razones al respecto.
Sin embargo, eso no significaba que fuera siquiera comprendido.
— [Felipe]: (Ese sujetó sí que es extraño y siniestro… Digo, ¿Qué es lo que pretende? Parece que solo viene a estas reuniones a perder el tiempo.

Se apareció hace varias semanas y aun no ha dicho nada… Su presencia aquí es tan incómoda que da escalofríos.
Y a veces siento que me mira de reojo… ¿Cuál es su problema?)
Felipe siempre tenía sus dudas e inquietudes respecto a ese hombre viejo, algo en él lo perturbaba…

Pero ese momento de incertidumbre se arruino cuando Jonathan abrió la boca una vez más…
— [Jonathan]: jeje. Olvídelo señor Bernardo, lo cierto es que solo el chico de las ojeras y mi persona somos las únicas personas decentes presentes. — dijo muy petulante.
Tras oírlo, El señor Bernardo le llamo la atención como de costumbre.

— [Sr. Bernardo]: Jonathan, te lo pido, ya no sigas. — le indicó.
— [Felipe]: (¿Qué demonios? ¿Está buscando pelea?)
Ese día Jonathan actuaba como si no le importara absolutamente nada…

Actuaba como un idiota prepotente sin pelos en la lengua.
Después de decretar una ley para no involucrarse, Felipe rompió su silencio al hallarse ofendido tras su comentario.
— [Felipe]: Sabes, para ser un cerebrito, dices muchas tonterías. — le dijo en voz alta.

— [Jonathan]: ¿Y me lo dices tú?
Esos lentes oscuros no engañan a nadie… Seguramente estuviste bebiendo hasta tarde anoche. Que hipócrita de tu parte asistir el día de hoy ¿Acaso papi te obligó a venir? — le respondió.

— [Felipe]: ¡Oye anciano, yo no soy un hablador como el tipo de los tatuajes, metete conmigo y será tu fin! — le dijo muy osado.
La repentina discusión fue de mal a peor.

— [Jonathan]: Uy que miedo. ¿Acaso herí tus sentimientos?
Te pediré perdón a cabio de unos billetes.
Así es como los de tu clase resuelven todos sus problemas ¿no es así? Jajaja — dijo burlón.

Esa fue la gota que ramo el pequeño vaso de cristal.
— [Felipe]: (¡¡YA ME HARTO!!)
El enardecido joven se levanto de su asiento y en un movimiento veloz, agarró la silla plástica en la que yacía con ambas manos y se lo arrojo a Jonathan mientras gritaba.
— [Felipe]: ¡Desgraciado!
El científico egocéntrico recibió un golpe directo justo en el rosto, los anteojos que traía puestos volaron por los aires tras el impacto.

Jonathan se cubrió el rosto y al ver sus manos, contempló la sangre que brotaba de su nariz.
El fuego de la ira comenzó a brotar dentro de él.
— [Jonathan]: ¡Si que eres estúpido! — le gritó.
Jonathan se abalanzo sobre Felipe para darle de golpes, Pero el chico se defendió, logro someterlo y ambos intercambiaban puñetazos en el suelo.

Los sentimientos negativos se desataban en un frenesí de ira y violencia; La descarga de frustración era demasiada.

El joven Daniel veía con miedo como se peleaban y el señor Douglas ni se inmutaba.

Los golpes y quejidos resonaban por todo el salón, Ante tal situación, El supervisión se interpuso entre los dos peleoneros alzando la voz.

— [Sr. Bernardo]: ¡BASTA! ¡DETENGANSE! ¡ES SUFICIENTE! — Exclamo.
— [Sr. Bernardo]: No puedo creer esto, Se comportan como niños.
Si así son las cosas, entonces los tratare como niños. — dijo muy indignado.

Por primera vez, como una autoridad y no como un amigo cercano, el señor Bernardo se impuso para establecer el orden.
— [Sr. Bernardo]: Jonathan, te lo dije varias veces, pero no hiciste caso. Quiero que te retires de inmediato.
El científico que pasaba por un mal momento se encontraba herido y abatido en el suelo, Mientras que Felipe se imponía de pie como ganador de la riña.

Jonathan se puso de pie por su cuenta y encaro al muchacho que le brindó la paliza de su vida para amenazarlo…
— [Jonathan]: Que sepas que te voy a demandar, oíste imbécil. — le dijo algo histérico.
— [Felipe]: Adelante, inténtalo… — le dijo muy confiado con una sonrisa descarada.

Pero Felipe ni siquiera se tomaba en serio sus palabras, porque alguien como él no sufría de las consecuencias.
Algo como una demanda le era tan banal que se lo tomaba como un juego, porque con la fortuna de su padre, se sentía intocable.
Jonathan se percató de ello segundos después, por lo que se frustró bastante.

— [Jonathan]: Tsk… Ya verás. — dijo resentido.
El pobre hombre recibió lo que ameritaba, se retiro del lugar al igual que el ex convicto, marchando sin mirar atrás.
— [Felipe]: (Ja, podre tonto. No tiene idea de que yo siempre gano)
Felipe se regocijaba mientras que el señor Bernardo trataba de aliviarse tras lo acontecida…

Con mucho pesar, le anuncio a tomo el mundo que ya no hay nada que hacer.
— [Sr. Bernardo]: Señores, lamento mucho lo sucedido. Es todo por hoy, pueden irse. Nos veremos el próximo domingo a la misma hora.
El joven Daniel quedo pasmado y el señor Douglas solo pestañeo…
Felipe se sintió aliviado y alegre al creer que por fin podía a volver a casa para regresar a tomar la siesta que le hacía falta.
Sin embargo… No contaba con la intervención del supervisor.

El señor Bernardo le apunto con el dedo y le dijo con mucha seriedad…
— [Sr. Bernardo]: Y en cuanto a ti, quiero que vayas a mi despacho, hablaremos en privado.
Al igual que en sus días de estudiante de secundaria, Felipe fue llamado por la autoridad mayor para tener una charla.
Como era de esperarse, Eso le pareció nefasto.
— [Felipe]: (Ay no puede ser, ¿ahora qué?)

Minutos después de que la reunión finalizara y que los miembros que quedaron al final se retiraran a sus hogares.
El señor Bernardo cito a Felipe a su oficina en lo más apartado del salón de la iglesia.
Una vez ahí, el señor Bernardo se quito su facha de hombre contento y optimista para ser serio y sincero.
Felipe estaba sentado en una silla plástica frente al escritorio del señor mientras que este estaba cerrando la puerta a sus espaldas.

— [Sr. Bernardo]: En serio te luciste muchacho, es la primera vez que veo a alguien con resaca con tanta energía. — le dijo con seriedad.
El chico se sentía estúpido al aun tener puestos esos lentes de sol, así que se los quito en ese mismo instante.
— [Felipe]: Así que se dio cuenta. — dijo con una carcajada.
— [Sr. Bernardo]: Hasta un ciego se hubiera dado cuenta.
Ciertamente me impresionas, hubiera esperado esto de Jonathan, pero no de ti.
El grupo tiene un acuerdo para no recaer, pero tú eres un caso especial. Esto no lo puedo pasar por alto porque estoy evaluando tu comportamiento.
El señor Bernardo se sentó en su escritorio una vez que planteo el problema a discusión

— [Felipe]: (Que fastidio…Me siento como en la secundaria.)
Y como un estudiante de 15 años, dio una excusa improvisada y muy creativa.
— [Felipe]: Aguarde señor Bernardo, no tiene que precipitarse. Fue algo de una sola vez, unos amigos me sacaron de casa. Sucumbí a la presión social o como se diga, le aseguro que no volverá a pasar.

Aunque sus antiguos profesores se creían sus mentirás por pura conveniencia e influencia de su familia, El supervisor no era un crédulo, podía ver lo trasparente que era ese muchacho.
— [Sr. Bernardo]: Muchacho, no puedes evadir la responsabilidad de tus decisiones para siempre.
Deberías tomarte en serio lo que se discute en estas sesiones, porque tengo entendido que la última vez que te embriagaste provocaste un accidente automovilístico y fue gracias a dios que se apiadaron de ti a cambio de solucionar tu problema con el alcohol…

La mayoría de muchachos de tu edad terminan en prisión por menos que eso.
Yo que tu tendría mucho cuidado con lo que haría de ahora en adelante.

Con lo de hoy, no tendré más opción que tener que hablar con el juez de tu falta de compromiso.
Un nuevo problema provocado por su irresponsabilidad se había presentado…
Si Felipe fuera un joven honrado y modesto, hubiera afrontado la adversidad con la cabeza en alto…

Pero era alguien acostumbrado a los lujos que detestaba mover siquiera un dedo aun si fuera por su propio bien.

— [Felipe]: (Demonios… Si mi viejo se estera de esto, no me lo perdonara esta vez.
¿Qué hago? ¿Qué hago? Piensa… Piensa…)
En su cabeza maquinaba un una fácil solución para no tener que lidiar con la molestia.

— [Felipe]: (Oh, Ya sé que hacer)
Y así obtuvo lo que quería… Así de fácil.
Frente al supervisor, se tomo un momento para pensar en sus siguientes palabras y en menos de un minuto, le ofreció una ingeniosa propuesta.

— [Felipe]: Señor… No tiene porque comentarle a nadie todo sobre este inconveniente, le aseguro que podemos llegar a un acuerdo.
¿Qué le parece si en la próxima reunión le pido disculpas unas 800 veces?
El señor Bernardo no era estúpido, se quedo callado unos segundos.

— [Sr. Bernardo]: …
Entendía muy bien un par de cosas, que su salario como servidor público era un chiste de mal gusto y que le estaban ofreciendo un soborno.
— [Felipe]: ¿Le parece exagerado o tenemos un trato? — le dijo muy alegre.

— [Felipe]: (Nadie en su sano juicio le diría que no a unos cuantos billetes, ni siquiera un trabajador social.)
Felipe lo tenía engatusado…
El señor Bernardo medito unos segundos y le dio su respuesta.
— [Sr. Bernardo]: Esta bien, supongo que hare la vista gorda, pero solo por esta vez. Ya puedes irte. — le dijo convencido
— [Felipe]: Excelente. — dijo contento.
El chico nunca se había sentido tan feliz, se levanto de su asiento y se dirigió a la puerta.
— [Felipe]: (No me canso de decirlo, siempre me salgo con la mía.)

Se galardonaba como un triunfador, si no fuera por su dolor de cabeza, hubiera celebrado como un campeón… Pero prefería mil veces irse a su casa a dormir.
En lo que tomo la perrilla de la puerta para salir del despacho, el señor Bernardo lo detuvo para comentarle algo más…
— [Sr. Bernardo]: Pero te lo advierto muchacho, no te confíes de más. Tarde o temprano hay que afrontar las consecuencias de nuestras acciones. — le dijo muy serio.
— [Felipe]: Señor, creo que eso no me será necesario. — le dijo prepotente.

Con esas últimas palabras, abrió la puerta, cruzo por esta y luego la cerró en lo que se largó.

De vuelta en el pasillo, Felipe se condecoraba como una mente maestra por tener la idea de solucionar los problemas con el contenido de su bolcillo.
— [Felipe]: (¿Consecuencias? alguien como yo no tiene que preocuparse por esas cosas.)

Caminaba a un paso calmado mientras se preparaba para llamar a su padre a través de su teléfono celular… Sin embargo, antes de que presionara el botón de marcar, se dio cuenta de que no estaba solo.
Al final del pasillo se encontraba recostado de una pared el mismísimo señor Douglas.
Observaba como el joven se le aproximaba en silencio teniendo los brazos cruzados.

Felipe se sintió extrañado, pero mientras era observado, camino hasta pasarlo de largo...
— [Felipe]: (Que viejito tan extraño)

Y desde ese día, tanto a él como al señor Douglas, no se les volvió a ver en las reuniones…

Elipsis

Viernes | 10:00Pm |

Todo se vuelve confuso y oscuro… Lo suficiente como para que cualquiera entre en pánico.
Felipe había despertado en una habitación desconocida, algo que ya había experimentado con anterioridad.
Al abrir los ojos, él se hallaba recostado bocarriba en un colchón sin sábanas. A su lado, sobre una mesita de noche, la luz de una vela a casi nada de derretirse por completo irradiaba una luz tenue.

— [Felipe]: ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?
Sus recuerdos de las últimas horas del día estaban difusos y sentía un entumecimiento en todo el cuerpo. Al mirar su alrededor, se desconcertó, puesto que se encontraba aparentemente en una habitación de motel… Pero no recordaba como terminó ahí, le pareció extraño, pero no solo eso…
Había un hedor nauseabundo en el ambiente, el lugar casi se hallaba sumido en la oscuridad; El joven apenas podía distinguir las características del lugar.

Era un espacio reducido, como una residencia universitaria, las paredes blancas se veían opacas debido a la oscuridad. Fijo su mirada en un gran rectángulo del color de un agujero al fondo del lugar.

En su confusión, Felipe instintivamente buscaba de reojo una ventana pero no la hallaba.
En lo que volvió en si después de su letargo, buscó en los bolcillos de su pantalón su teléfono celular… Sin embargo, estaban vacios. No cargaba sus pertenecías consigo, ni siquiera su cartera.

El susto tras ese descubrimiento despertó sus últimas memorias.
Esa noche, Felipe iba a reunirse con sus amigos privilegiados en un club en el centro de la ciudad para tener otra noche de locura.

Como tenía la licencia de conducir vencida, tuvo que tomar un taxi para trasladarse; Pero una vez que entró en el vehículo, el conductor del mismo se cubrió el rostro con una máscara de lana y le puso un trapo húmedo en el rostro que le provocó un fuerte adormecimiento.
Tras ese acontecimiento, se hallaba en ese siniestro lugar…
Rápidamente, el joven se puso de pie y se dirige a la salida de la habitación, Sintió mareo atroz, como si de pronto hubiera enfermado; Traspiraba como si tuviera fiebre y se sentía debilitado por alguna razón.

Al intentar abrir la puerta, se percato de que no había ninguna manija o puerta; En su lugar había un muro de concreto sólido que bloqueaba la única salida.
Felipe se inquietó, mientras incrementaba su ansiedad, le brindó unos golpes al muro que tenía adelante, lo embistió con todas sus fuerzas un par de veces, pero sus esfuerzos eran inútiles.
Ladeo la cabeza en todas las direcciones en busca de una salida, puso sus manos en la superficie del concreto para encontrar una abertura en las esquinas, en vez de eso, notó lo que parecían ser marcas de rasguños…
Felipe no podía percibir lo que eran esas marcas a falta de luz, así que fue hasta la mesita de noche para tomar la vela que se seguía consumiendo para alumbrar su entorno de mejor manera.
Estando de pie frente al muro, acercó la vela en sus manos y contempló mejor las marcas. Efectivamente eran rasguños, pero no de un animal…

Ningún animal dejaría marcas tan específicas, El joven retrocedió unos pasos como si tratara de no sucumbir ante el miedo.

— [Felipe]: (¿Porque yo? ¿Porque a mí? ¡ESTO NO PUEDE SER!)
Se negaba a aceptar lo que le estaba ocurriendo…
Cayendo en desesperación, alumbrando su alrededor con la vela que se derretía mas y mas segundo a segundo.

Busca por la habitación una milagrosa salida de esa pesadilla, con una mejor percepción de su alrededor, el joven se dio cuenta de que en realidad había un desorden por toda la habitación; Ropa y objetos variados se encontraban regados por todo el suelo…
El espacio era limitado, a simple vista parecía ser una sola recamará, pero había otra puerta del otro lado de la habitación. Al abrir la puerta, se topa con un baño con una bañera…

El hedor fétido que estaba plagado por toda la recamará se maximizó en ese lugar exacto…

Era peor que antes, tan desagradable que era insoportable…
La luz de la vela no le daba a percibir muchos detalles, pero el origen de ese hedor lo guió hasta la bañera; El agua de esta estaba estancada y casi que se desbordaba, pero lo mas perturbador de esta era el color carmesí que lo teñía…

— [Felipe]: ¡¡AHH!!
— [Felipe]: ¡¡POR DIOS!! ¡¡DIOS MIO!!

Al percatarse, Felipe espantado salió del baño a toda velocidad, de vuelta en la recamará, se hiperventilaba del terror y el horror. Rogaba porque ese tétrico escenario no fuera una pesadilla; pero al desviar la mirada al desordenado piso de la habitación, contempló la terrible realidad…

Los objetos regados por doquier no eran simples cosas…
La chaqueta de Howard estaba junto a la puerta del baño, Los anteojos de Jonathan estaban bajo la cama junto a uno a unos mocasines similares a los del señor Douglas, y entre todos los objetos, se destacaba una mochila con un distintivo llavero con el emblema de la famosa universidad UCLA…

— [Felipe]: (No… No puede ser)
Podría ser una gran coincidencia…

Pero eso no evitó que Felipe tuviera horripilantes pensamientos sobre el destino de sus compañeros…
Tenía que asegurarse de estar en lo correcto, así que siguió buscando y buscando por toda la habitación alguna pista que le diera esas respuestas.

En su búsqueda, se dio cuenta de que había un mini refrigerador del otro lado de su cama, y en su interior había una docena de botellas de licor y frías cerveza… Como esas botellas de cristal no le eran de utilidad en su problema, simplemente siguió buscando una manera de salir de ese sitio.

Extrañamente su cuerpo se sentía débil y pesado, moverse de un lado a otro le provocaba mareos y se le hacía más difícil respirar…

Al indagar por una pista o rastro de alguna de sus pertenencias, se dio cuenta de otra sorpresa, y era que en los cajones de la mesita de noche se hallaban diferentes drogas duras como opio y pastillas de anfetaminas, incluyendo instrumentos como jeringas, cigarrillos y una caja de fósforos.

— [Felipe]: NO, No, no, no, no. Esto es una pesadilla, Esto tiene que ser una pesadilla…

— [Felipe]: ¡¡POR FAVOR, AYUDA. ALGUIEN, AUXILIO. POR FAVOR!!

Felipe temió lo peor al encontrar cosas como esas en ese lugar, podía entender que posiblemente fue secuestrado por narcotraficantes…

Pero algo que había encontrado encima de la mesita de noche le hizo dudar de esa teoría…
Una libreta negra muy parecida a la del señor Bernardo estaba en sus manos…
Colocó la vela de nuevo en la mesa de noche y con su tenue luz revisó las páginas de dicha libreta; La mayoría de sus páginas habían sido arrancadas, el resto estaban en blanco… salvo la última.
Esa única página tenía un mensaje muy extraño.

“El del lunes se ahogo en alcohol… 34”
“El del martes tuvo una sobredosis… 24”
“El del miércoles se corto las venas en la bañera… 37”
“Y El del jueves tuvo que callar para siempre… 52”

“Señor del viernes, Has vivido como si no hubiera consecuencias y has provocado daños irreparables.”
“Tu pecado es imperdonable porque ni siquiera te consideras culpable.”
“Así que vas a pagar de la manera en que te lo mereces.”
“El veneno en tus venas es fatal y acabara contigo en menos de 24 horas si no haces algo al respecto.”
“Vive al máximo el poco tiempo que te queda o ingéniatelas para sobrevivir.”

Terrible, incomprensible, insólito y sobre todo… Devastador.
El pobre espíritu de Felipe decayó, junto con su cordura para entrar en un abismo de absoluto terror y desesperación.
El precio a pagar por sus acciones era muy alto, Ni todo el dinero del mundo podría solucionar ese problema…
Era víctima de sus propias consecuencias y no había escapatoria ante el castigo…

Después de tanto tiempo, la vela a su lado se consumió por completo para sumir al pobre chico en la oscuridad…



¿Que fue lo que ocurrió para hallarse en esa situación?

Invito a mis amigos @zonadigital21 @wuildariablox a tratar de resolver este misterio

-Creditos-

—Esta obra literaria fue escrita por su servidor: @neblomax

> [El contenido escrito en este post es de mi propiedad. Si necesitas hacer uso de él, no dudes en comunicarte conmigo o en mencionarme como creador del mismo.]

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Hola mi amigo, quiero decirte que me dio mucho gusto haberme tomado el tiempo para leer esta publicación, que sin lugar a dudas tiene un nivel mas arriba de sobresaliente para mi.

Haz completado un trabajo admirable y quiero felicitarte. Tu relato tiene todo lo necesario : una promesa inicial atractiva, un desarrollo completamente interesante en donde dibujas de hermosa manera cada uno de los personajes, pude palpar la personalidad de cada uno de ellos, todos muy atractivos e interesantes, siendo mi favorito sin lugar a dudas Felipe (me identifico mucho con su forma de pensar, pero nos diferenciamos en que el tiene dinero y yo no, ja ja ja ja), con una enganchadora trama.

Ademas llevas de forma interesante al final, cuestionando la "promesa inicial", lo cual es un giro argumental estupendo desde mi punto de vista.

Esto es un trabajo al que le has dado amor, y se merece recibir mucho amor también (mas del que ya has recibido, que a mi parecer son solo migajas para un material tan estupendo).

Respecto a lo que le ocurrió a Felipe pues realmente para mi esta muy claro : su actual situación fue producto a pasar por alto la advertencia de Bernado cuando le dice claramente "Pero te lo advierto muchacho, no te confíes de más. Tarde o temprano hay que afrontar las consecuencias de nuestras acciones. — le dijo muy serio." . Desde este momento quedo claro que ya estaba en la mira, y que esa seria la ultima vez que seria permisivo con el. Así que esta claro que Bernardo es el responsable de esta situación.

Ahora el motivo que lo llevo a esta situación me atrevo a especular basado en los antecedentes de Felipe en tu relato, que se trato de no cumplir con su tarea de seguir tomando alcohol, y no solo Felipe, sino cada uno de los otros participantes no cumplieron con hacerlo, y terminaron todos en esta habitación. Esta es mi hipótesis.

Lindo trabajo, y espero que sigas teniendo tiempo para escribir estos episodios, que de verdad son muy entretenidos mi amigo. Como recompensa te envió 150 puntos de ecency para que los uses de la manera en que consideres adecuada.

¡Éxitos hermano de letras!

Amigo @manclar Muchas gracias por tomarte el tiempo de leer mi escrito.
Tus palabras me inspiran a seguir mejorando, te lo agradezco.
Y muchas gracias por tu obsequio, usare esos puntos sabiamente.



¡Hasta pronto!

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Impresionada estoy jaja, me quedé enganchadisima leyendo esta obra de arte✨, cada palabra era alimento para mí imaginación. Me encanto haber leído esto, estuvo buenisimo, pero ahora debería decir quién creo que fue el culpable de la muerte de los muchachos públicamente o lo digo en privado? XD

10/10 está pequeña historia, me enserio me ha encantado👌(⁠。⁠・⁠ω⁠・⁠。⁠)⁠ノ💐

✨Me alegra mucho que te dieras el tiempo de leer esta historia por completo✨

Puedes decir quien crees que es el culpable aquí mismo en los comentarios.
Pero debes justificar el porque lo crees.

Bueno al principio pensé que pudo haber sido Johnatan el científico pero sospecho más ahora de el señor Bernardo, ya que la libreta que se encontró Felipe en la escena del crimen se parecía mucho a la que tenía el señor Bernardo...Eso es muy sospechoso, además de que en la sala donde estaba Felipe se encontraban todas las pertenencias de cada uno de sus compañeros. Aunque el viejo Douglas también era algo sospechoso la verdad... Para mí el causante de todo esto es el Señor Bernardo.

Tengo una duda, el accidente automovilístico que causó Felipe no fue lo que hizo que la hija del viejo Douglas quedará en el hospital? Pienso que puede ser el mismo accidente por el que los dos pasaron, pero capaz me equivoco xd.