La profesora y llegaba a clase puntualmente, colocaba sus documentos en el escritorio, acomodaba su falda elegantemente, luego subía la mirada y decía:
-- ¡Hola Chicos!
Los alumnos le respondían educadamente:
-- ¡Hola profesora!
Así comenzaba la clase cada mañana, era como una señal de que la jornada iniciaba, y todos dispuestos a aprender se emocionaban con cada palabra. Luego se disponían a aprender, estrategias, recursos y prácticas, era siempre una excelente clase lograda al final de cada unidad planteada.
Cierre y final, hasta la mañana siguiente.
Un mañana la profesora llegó diferente, entró de forma descuidada, colocó sus cosas en el escritorio, no acomodó su falda, tomó su pluma y comenzó a escribir callada. Pasaron algunos minutos, un poco de tensión inesperada se formaba.
Los alumnos esperaban que ella dijera lo mismo que cada mañana, así que uno de ellos la miró y le dijo de forma pausada:
-- Profesora, ¿está usted contrariada?
Fue entonces que la profesora levantó la mirada, ella se levantó y sonrió de forma diferente, era una reacción planificada. Entonces les dijo:
--¡Hola Chicos! Estaba esperando que ustedes reaccionaran, pero me estaba conteniendo de saludarlos con la mejor de sonrisas para comenzar la jornada, veo que están todos atentos, eso es satisfactorio y los felicito por tan buen comportamiento.
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Imágenes propias. Fotografías tomadas con un móvil Blu Vivo One Plus. Cámara f / 2.0 1/100 3.79mm ISO 200. Editadas para los mensajes usando la aplicación de diseños Canva.