Este cuento, "Contacta al Conejo", es una historia divertida que combina el humor, suspenso y moralejas.
Lo escribí en un estilo ligero y humorístico, con diálogos vivaces y situaciones absurdas para mantener al lector entretenido.
Contacta al Conejo, un cuento con moralejas
La cercana fecha para el examen de matemáticas asustaba a Juancito, muchacho travieso y mal estudiante que tenia harta a su mamá.
Juancito estaba atormentado por el juramento que le dijo su mamá, "Hay de ti si repruebas el examen, te voy a reventar la jeta de un solo chancletazo".
Sabía por experiencia que ella no estaba jugando. En eso, entró a su habitacion su mejor amigo, tan mal estudiante como Juancito.
"Juancito, estás más pálido que un fantasma en cuaresma", le dijo Pedro.
Crispando sus manos, le contó la amenaza de su mamá.
"Estás en un tremendo lío", dijo Pedro. "Yo en tu lugar, me buscaría una pata de conejo".
"¿Y que diablos voy a hacer con una pata?¿Una sopa?".
"No seas tonto, todos saben que trae buena suerte. Te vas al colegio con una pata en el bolsillo, y podrás resolver el examen con su magia".
Juancito le dijo que solo eran tonterías. Pero cuando intentó ponerse a estudiar, hojeó el libro con los problemas de matemáticas, y arrojándolo al piso, decidió probar con la pata de conejo.
"Esta bien, Pedro, el examen será mañana a primera hora; vamos a buscar la dichosa pata. Pero, ¿dónde vamos a conseguirla?"
"Eso está de lo más fácil. Busquemos en las redes sociales, allí vamos a contactar con un conejo".
"¿Lo vamos a contactar en Instagram".
"No, Juancito, allí se ponen mucho filtro".
"¿En Facebook o en Tinder?"
"Para nada, mejor vamos a contactar al conejo en la Deep Web".
Así lo hicieron, contactando a un conejo en el mercado negro de la internet, que les prometía mucha suerte.
Ubicaron la dirección para un encuentro y salieron al bosque.
Era de noche cuando llegaron a la madriguera del conejo, y en medio de la oscuridad, le pidieron una de sus patas.
El conejo se negó a quitarse una de las patas, y por mucho que insistieron, el conejo no aceptó.
"Mejor usemos a todo el conejo", se le ocurrió a Pedro, "así lo hacían los antiguos Celtas".
Como habían llevado una botella de vino de zanahoria como pago por la pata, convencieron al conejo a beber trago tras trago. Pronto, quedó borracho e inconsciente.
Sin perder tiempo, lo metieron en una bolsa, y se llevaron al conejo.
Llegó el día del examen, y Juancito puso en su mochila al conejo en su bolsa, aún dormido.
Cuando llegó al salón de clases, todo estaba listo para empezar la prueba; en eso, se despertó el conejo.
Un terrible hedor inundó el aula, una peste tan poderosa, que el profesor cayó desmayado, siendo pisoteado por los estudiantes que huyeron despavoridos.
Juancito vió que esa era su oportunidad; aprovechando que se encontraba solo con el educador inconsciente, buscó entre los registros del profesor, y borrando sus malas calificaciones, la cambió por la mejor nota; matemáticas ya estaba aprobada.
Cuando Juancito quiso sacar al conejo de su mochila, se dió cuenta de su terrible error; en vez de un conejo, habían secuestrado a un zorrillo.
Moralejas: No te pongas a navegar en la Deep Web, te puedes encontrar con sorpresas inesperadas. Hoy aprendiste que los zorrillos traen buena suerte, aunque para el examen de biología, sería mejor usar un trébol de cuatro hojas. Pedro le dijo que para que funcionara tenían que contactar a un duende, pero eso es la historia para otro cuento.
Fin.
Tommy Ed.
ENGLISH
This story, "Contact the Rabbit," is a funny tale that mixes humor, suspense, and morals.
I wrote it in a light and humorous style, with lively dialogues and absurd situations to keep the reader entertained.
Contact the Rabbit, a Tale with Morals
The looming math exam had Juancito, a mischievous lad and poor student, on edge, much to his mom's dismay.
Juancito was tormented by his mom's threat, "You're in for it if you flunk that exam, I'll smack you so hard your face will feel it for a week."
He knew she meant business. Just then, his best buddy, as academically challenged as Juancito, barged into his room.
"Juancito, you're paler than a ghost at Lent," Pedro said.
Gripping his hands, Juancito spilled the beans about his mom's threat.
"You're in deep trouble," said Pedro. "If I were you, I'd get myself a rabbit's foot."
"And what the heck would I do with a foot? Make soup?"
"Don't be daft, everyone knows it brings good luck. Slip it in your pocket, and math problems will vanish like magic."
Juancito dismissed it as nonsense. But as he attempted to study, flipping through the math book, he threw it to the ground and decided to give the rabbit's foot a shot.
"Alright, Pedro, the exam's first thing tomorrow; let's hunt down that darn foot. But where are we gonna get it?"
"Piece of cake. Let's hit up social media; we'll find a rabbit there."
"On Instagram?"
"Nah, too many filters there."
"Facebook or Tinder?"
"Forget it, let's contact the rabbit on the Deep Web."
They did so by contacting a rabbit on the black market of the internet, who promised them a lot of luck.
They arranged a meeting spot and ventured into the woods.
It was night when they reached the rabbit's burrow, and in the darkness, they begged for one of its feet.
The rabbit refused to part with a foot, no matter how much they insisted.
"Let's just take the whole rabbit," Pedro suggested, "that's how the ancient Celts did it."
Having brought a bottle of carrot wine as payment for the foot, they persuaded the rabbit to gulp it down. Soon, it was drunk and unconscious.
Without wasting time, they stuffed it into a bag and made off with the rabbit.
Exam day arrived, and Juancito smuggled the rabbit in his bag, still asleep.
As he entered the classroom, everything was set for the test; that's when the rabbit woke up.
A dreadful stench filled the room, so potent that the teacher fainted, trampled by fleeing students.
Juancito saw his chance; with the educator unconscious, he rummaged through the teacher's records, swapping his bad grades for the highest score; math was now a pass.
When Juancito tried to retrieve the rabbit from his bag, he realized his grave mistake; instead of a rabbit, they had kidnapped a skunk.
Morals: * Don't go poking around the Deep Web; you might get more than you bargained for. Today, you learned that skunks bring good luck, though for a biology exam, a four-leaf clover might be better. Pedro suggested they'd need to contact a leprechaun for it to work, but that's a tale for another time.*
The End.
Tommy Ed.
