Era el invierno de Navidad
en la pasión de una nueva temporada.
Era la Nochebuena de la esperanza
y al abrigo de las campanas de la iglesia.
Allí estaba la dulce mujer
con la sombra brillante de su belleza
y su aroma que refrescaba el ambiente.
Su belleza indescriptible
y sus labios rojos como manzanas.
Era muy provocativo mirar sus labios
y su mirada que se encontró con la mía.
La miré fijamente hasta captar su atención.
El predicador habló de santidad
y la palabra de lejos la escuché.
Su belleza me fascinó
y su encanto dibujó una canción en mi corazón.
Era la Nochebuena de aquel año inolvidable.
Un romance surgió a primera vista.
Su mano fría se frotaba con el rocío
y al acercarme a ella vibraba de amor.
No abrí la boca para nada
y su mirada abatida no dejaba de complacerme.
Me senté a su lado
y de repente mis manos recorrieron las suyas
y surgió una sensación de fuego.
Salí de la iglesia
y las campanas me revelaron mi intención.
Tocaron y tocaban hasta que el mensaje terminó.
Salimos caminando entre la multitud
y su mirada detuvo mis pasos.
Sonreí mucho hasta que levanté las manos
y traté de despedirme y ella me detuvo.
Nos sentamos afuera de la plaza
y su voz rota era tan romántica.
La noche comenzaba a ser muy fría
y la abracé fuerte, le di calor hasta hoy.
La Nochebuena ha sido como eterna
y hoy sigue en mis brazos como ayer.
El tiempo pasó muy rápido
y han pasado veinte años
y ella sigue siendo el mismo amor de ayer.
La conocí en Nochebuena
y hoy es la misma mujer de aquella Navidad.
Imagen source
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Feliz tarde.
Un hermoso poema que trajo a mí, la imagen de la mujer amada que ya no está en este plano; Navidades maravillosas junto a ella.
Gracias por compartir.
Saludos.
Gracias amigo por tan sentido comentario.
Feliz noche.