Un Beso Robado - Cuento

in Literatos2 months ago


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Un Beso Robado

Su mirada me hacía sentir incómoda, pero no de una forma desagradable, al contrario, me ponía nerviosa porque no sabía si mis pensamientos eran correctos.

¿Ella era gay y yo le gustaba?

¿Tenía un moco en la nariz?

¿Acaso mis dientes tenían restos de comida?

¿Era yo gay?

Me hacía esas preguntas repetidamente. Me cuestionaba a diario si yo era gay porque no me asustaba que ella lo fuera. De hecho, esperaba que lo fuera. Pero de nuevo, ¿era yo gay?

Tenía muchos crushes. Y ahora que lo pensaba, todas eran actrices o cantantes. Digo, es normal que te guste mucho Kristen Stewart, ¿cierto? Yo no le veía nada de malo, aunque debía admitir que mis pensamientos no solo eran de admiración.

Rebeca muchas veces tenía la mirada perdida, como si estuviera en otro planeta, como si nada a su alrededor fuera realmente importante para ella. Hasta que fijaba su mirada en mí y entonces todo cambiaba. Sus ojos negros me escrutaban con intensidad y yo ni siquiera sabía qué hacer porque, aparte, nunca le había hablado. Siempre se sentaba en el último asiento de la fila y no entablaba conversación con nadie.

Lo peor de todo, es que no lucía como la típica niña rara, no era emo y tampoco una hippie. Ella era una chica muy bonita, con un cabello lacio y largo, y una piel morena muy bien cuidada. A través de la abertura de la camisa de su uniforme, podía captar un par de lunares que llamaban mi atención.

De acuerdo, eso definitivamente era gay.

Pero nadie tenía que saberlo, ¿verdad? Tal vez solo era bicuriosa. Sí, eso era.

—Amanda, harás equipo con Rebeca para el trabajo de historia.

¡¿Qué?!

—¿Disculpe, profesora?

—Ya me escuchaste. En dos días quiero el trabajo en mi escritorio.—Nos señaló a todos con el dedo.

Me giré en mi silla para ver a la aludida, y no sabía si era mi imaginación, pero creí ver una leve sonrisa en su rostro.

¿En qué clase de K-drama me estaban metiendo?

¿Y si Rebeca solo era una psicópata y me había escogido como su próxima víctima?

¿Qué pasaba si esto en realidad no era un K-Drama y más bien se iba a tratar de un episodio de CSI?

Cuando la profesora dio la clase por culminada, empecé a recoger mis cosas para irme. Sabía que tenía que acordar con ella para reunirnos y hacer el trabajo, pero justo ahora tenía miedo de acercarme.

Estaba por levantarme, cuando un perfume de coco invadió mis fosas nasales. Levanté la vista, y ella estaba de pie junto a la mesa.

—Este es mi número. —Puso un papel sobre mi cuaderno—. Mañana es feriado.

No me dio oportunidad de decir nada cuando ya se había marchado.

Miré el papel. No sabía que podía haber una caligrafía numérica tan bonita. Tomé el papel con mi mano y tuve el sentimiento de que Rebeca se me había adelantado. Mi plan era que ella fuese quien me llamara. Además, me había dicho lo del día feriado porque sabía que no tendría una excusa para no quedar con ella.

Guardé el papel en el bolsillo de mi falda y terminé de recoger mis cosas para irme.


Había decidió enviarle un mensaje de texto lo más neutro posible.

“Nos vemos en la biblioteca del centro a las 2:00 pm. Es Amanda, por cierto.”

Ella solo me respondió: “ok”

Y era por eso que ahora me encontraba en una mesa dentro de la biblioteca, con mi cuaderno en la mesa, un par de libros abiertos y mi computadora, esperando que ella apareciera.

El sonido de unos tacones sobre los azulejos me hizo levantar la mirada de lo que estaba leyendo, y entonces la miré.

¿Quién trae tacones a una biblioteca?

Pero no solo eran tacones, eran más bien unas botas largas con tacones de aguja. Llevaba jeans ajustados y un suéter de punto color lila.

¿Venía a estudiar o a conquistar? Y ¿Dónde estaba su mochila?

—Hubiera preferido otro lugar —dijo sentándose a mi lado. Sentirla tan cerca me ponía ansiosa.

—Es donde hay mejor fuente de información.

—No estamos en los ochenta.

—Puedo hacerlo sola, si quieres. —Me sentí irritada con su comentario. Además, ¿no fue ella quien quiso que quedáramos? Por algo mencionó que era día feriado.

—Pensé que las bibliotecas no laboraban en días feriados.

—¿Podemos empezar? Quiero irme temprano.

—Relájate, Amanda —dijo ella sorprendiéndome al poner su mano sobre mi muslo—. Estresarte no ayudará.

Santa María, madre de Dios, ruega por mi alma pecadora.

Ella dio dos palmaditas sobre mi pierna y luego tomó mi laptop. No pude evitar notar que tenía las uñas cortas y muy bien cuidadas. Había leído en un sitio web, que si una chica tenía las uñas así, lo más probable es que fuese gay. Lo que me llevaba nuevamente a la pregunta, ¿era Rebeca gay?

¡Dios, me estaba volviendo loca!

Ella abrió un documento de Word y luego tomó mi cuaderno para leer las preguntas y anotarlas.

—¿Tomaremos los conceptos de internet o tienes pensado otra cosa?

No podía dejar de ver sus labios. Se veían tan suaves y delicados.

—Mis ojos están más arriba —dijo ella. La miré y sentí vergüenza. Por otro lado, ella tenía una sonrisa juguetona en los labios.

Nunca la había visto sonreír de esa manera a nadie.

Sentí que los colores me llegaban al rostro y supe de inmediato que debía huir.

—¡Iré por otro libro!

No di oportunidad a que dijera nada y salí huyendo de la escena.

Definitivamente era gay.

Me escondí entre unos altos estantes; entre la sección de filosofía y sociales. Cerré los ojos e intenté tomar respiraciones prolongadas, y exhalar pausadamente. Pensé en mi estúpida app para meditar, pensé en algo bonito, pero no podía quitarme de la mente sus labios, su perfume de coco, y sus manos delicadas.

De repente una mano se posó en mis ojos, evitándome abrirlos. Su perfume llegó de inmediato en conjunto con su mano.

—No grites. —Obviamente no lo haría. No se puede gritar en una biblioteca. Sentido común aún tenía.

—¿Qué crees que haces? —Mi voz no salió tan firme como esperé.

—Podemos jugar a las tontas, o…

—¿O…?

Y antes de saberlo, sus suaves y delicados labios, esos labios que hasta hace unos minutos estaba devorando con la mirada, esos labios que me sonreían solo a mí, me estaban devorando. Era el mejor beso que me habían dado. Un beso robado, por la chica misteriosa que me gustaba.

Entonces… ¿No tenía restos de comida en los dientes?


Buenas noches, amigos lectores. Este es el tercer cuento de la antología Historias de Chicas Sáficas en la cual estoy trabajando. Si les gusta, ya saben que pueden dejarme un comentario.
Hasta el momento, pueden encontrar los primeros dos cuentos en los siguientes links:
Baile de Graduación
Taller de Carpintería

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Gracias por apoyarme. 🤗

Tiene una buena narrativa... personal e intrigante. Muy bien elaborada...

Muchas gracias por tu apreciación. La valoro muchísimo. Saludos.

Que bonito escribes 💞
Sentí la emoción de ver qué dos personas se encontraron en el momento menos pensado y se gustaron. Me gustó mucho tu post 😊

😊 Muchas gracias por tu comentario. No sabes lo mucho que aprecio tus palabras y el que te haya gustado este cuento. Un abrazo para ti. 🤗