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Jajaja...

Hace mucho que varias ballenas no sucumben a los cantos de esta sirena. Se fueron a navegar a otros mares, parecen preferir otras melodías, las de aquellas voces que se fueron y ahora regresan llamadas por el canto de los tokens.
Ya pocos son los cetáceos que tienen la bondad de regalarme su huella marina.
Gracias a los que aún lo hacen y también a los pequeños peces que me visitan día a día.

¡Un abrazo grandote!