Silas

in Top Family11 days ago

El viejo Silas vivía en una casita pequeña, de madera gastada por el tiempo, a las afueras del pueblo. No tenía mucho: una huerta que apenas le daba para comer, un perro salchicha llamado "Pancho" y una silla mecedora en el porche que crujía con el viento. Los vecinos ricos, que pasaban en sus autos lustrosos, lo miraban con una mezcla de lástima y desprecio. "¿Cómo puede ser feliz ese hombre?", se preguntaban, "sin un solo billete decente en el bolsillo."

Un día, el alcalde, un hombre de negocios siempre apurado, se detuvo frente a la casa de Silas. Bajó del auto con un traje planchado y una expresión de superioridad.

"Silas", dijo con voz fuerte, "escuché que te ríes a carcajadas por las mañanas. ¿Cuál es tu secreto? Yo tengo dinero para comprar todo el pueblo, pero duermo mal y mi estómago me arde."


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Silas se levantó de la mecedora. En su mano, sostenía una moneda de cobre antigua, de esas que ya no se usan.

"Señor alcalde", contestó Silas con una sonrisa que le arrugaba los ojos, "la moneda de cobre no vale casi nada. Pero si la froto con cuidado, brilla. Mi secreto es que busco lo que brilla en lo que ya tengo. El sol en la cara, la cola de Pancho al verme, el gusto de mi tomate recién cortado. Usted busca más monedas de oro para guardar; yo busco qué hacer con la que ya tengo. Y créame, es más que suficiente para reír a carcajadas."

El alcalde lo miró en silencio, se tocó el nudo de la corbata y, por primera vez en mucho tiempo, sintió que su traje le quedaba un poco apretado. Entendió que la alegría no se compra, se encuentra justo donde uno está.





Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.

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Bonita historia. Me encantó!!