Me gustaría agregar de manera muy amable y cordial, que una vez leído Foucault, hagamos una visita a Orwell en '1984' (su libro). Las descripciones del poder son excepcionales. El poder como forma de constituir no sólo al partido sino a la vida de todos los seres humanos al rededor de este merecen ser aplaudidas incluso por Foucault. Ya que en este mundo, al no haber cómo definir al placer de tener sexo pues tener sexo es malo y no hay palabras para definirlo tampoco, es un acto de rebeldía contra el partido. Es un acto político.
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