Nunca me había hecho una idea de cómo era Castilla.
La vengo escuchando desde la escuela, la unión de los Reinos de Castilla y Aragón, el castellano y Castilla, pero el recuerdo más primario es el "aceite de Castilla"
Yo me orinaba cuando estaba chiquito, y ya tenía unos ocho años y seguía mojando colchón y sábanas todas las noches, había un olor a berrenchín en toda la casa; hasta que un día le dijeron a mamá, "échale aceite de Castilla en la vejiga"
Y santo remedio.
El aceite de Castilla más popular era el aceite "el gallo"🐓.
Ya de adulto, cuando probé el aceite de oliva, entendí que aquel aceite de Castilla era aceite de oliva.
Aquí es más común el aceite de ajonjolí, de algodón o de girasol.
Veo ahora esas imágenes solitarias, de casas viejas, de ojos escondidos, espíritus disfrazados de gato, tan pero tan parecido a imágenes de mi tierra, que me sorprende lo cerca que tuve siempre de Castilla.
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Castilla es otro mundo. Siempre fue el granero de España. Sin embargo, en cuestión de aceite y por antiquísima tradición que se remonta al tiempo de los romanos, Andalucía en la mayor productora, destacando Jaén. En Jaén, es imposible huir de la pechina, ese penetrante olor de la aceituna y del aceite destilado en sus numerosas refinerías, casi todas cooperativas de agricultores. Ese último párrafo tuyo, sí que se puede decir que describe a los pueblos castellanos, verdaderos oasis en mitad de ninguna parte. Abrazos, pana.