Me encanta la palabra "victimismo" porque levanta muertos, pone a correr a l@s abuelit@s, causa subidas y bajones de presión arterial, escándalo, indignación y demás aunque los más impactados son los primeros que lo sufren.
Hace poco hice un post dedicándole un apartado a esa palabra porque me llama profundamente la atención cómo muchas personas dejan su vida pasar sólo por aferrarse a una posición de víctima.
Claro, yo alejé mi punto de vista de cualquier contexto político porque no estaba hablando de eso, pero a diario afirmo que el socialismo es como una inyección letal de una sobredosis de victimización en la que a costillas de "el que tiene lo que yo no puedo lograr, me lo debe", se ha fundado entre la sociedad un sistema de justicia retorcida donde los que luchamos por llevarle la contraria a ese séquito -no dejándonos morir de hambre- debemos sentirnos culpables por lo que tenemos.
Esos mantras "tienen que darnos" "si tiene que lo reparta" "si se lo ganó que lo done" "si se compró uno que me lo de porque seguro tiene para otro" vienen formando a una nueva generación que difícilmente conocerá u optará por el trabajo duro para lograr sus metas, adquirir pertenencias, todo será una carrera por ver a quién se le puede quitar y todo porque son víctimas de algo que ni ellos mismos pueden definir, pero seguro seguro que existe y está oprimiéndolos. Y esto está bastante lejos de contradecir todo principio de solidaridad, caridad y compasión con el que tenemos que extender nuestras manos a quienes lo necesiten, es hablando de un mero sentido de pertenencia de lo ajeno sólo por ideales políticos balurdos de que sólo por existir, el estado nos TIENE que garantizar aquello por lo que en realidad deberíamos trabajar.
Así es. Lo peor es que las "victimas" son personas con una forma de ver el mundo, una cosmovisión, totalmente destructiva. Si ellos llegan a tener éxito en sus objetivos, la sociedad no podrá sostenerse y colapsará.