Saludos Génesis. Me encantó tu publicación, porque creo que refleja lo que a todos nos pasa en momentos de nuestras vidas. Intentar ser salvador de otros cuando no se es capaz de sobrevivir a sí mismo pareciera ser un absurdo; pero llegará la calma cuando comprendas que tu mayor verduga eres tú misma, que debes ser instrumento de transmisión de amor y que más temprano que tarde serás correspondida. Mas, el amor correspondido no siempre es el que se desea carnalmente, sino el que el que espiritualmente hemos convenido. Por eso la lucha interna permanente. Lo mejor es evitar encerramos en nuestras tristezas, dejarlas fluir, ser nosotros mismos y no hacernos de corazas inútiles. Lo demás vendrá con la confianza en el amor de nuestro Padre Creador y paciencia.
Seguramente esto habría respondido yo si hubiese recibido esa carta.
¡Un abrazo!
Muchas gracias, estoy de acuerdo con usted a veces nos convertimos en nuestro propio verdugo, pero es cuestión de poco a poco aprender que nuestras tristezas no pueden destruirnos y tener la fortaleza suficiente para seguir adelante.