Eterno comienzo del azahar

in #spanish3 years ago

Azahar. Nunca tanto como en las barrocas loas cofrades, pero se siente el azahar en la calle y en el ambiente y, sobre todo, en la memoria. El olor es una máquina del tiempo. El incienso nubla el recuerdo, el olor lo proyecta en el cine de la mirada. Y ahí te ves ya, agarrado de la mano de tu padre, o sentado junto a tu madre abriendo el envoltorio del bocadillo que te preparó en casa, comiéndote un limón "cascarúo" y luego un pirulí de caramelo con forma de capirote de fresa o una manzana en dulce o "al rico coqui" que cantaba aquel vendedor con la bandeja gigante en el brazo cargada de falsos helados de azúcar, con su cucuruchito hincado en cada uno de los agujeros que se iban vaciando a medida que pasaba la mañana de Domingo de Ramos...

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Niño el Domingo de Ramos

Domingo de Ramos. "A quien no estrena en Domingo de Ramos se le caen las manos". Las manos pequeñas que agarran las palmas delante de la "pollinica", la "borriquilla" o la "borriquita" desde Málaga a Almería y desde Algeciras a Cádiz y desde Cádiz a Jerez y Sanlúcar, y del Coto frente al bajo de Guía se ve Huelva y de Huelva a Sevilla, y allí de Triana a la Macarena con el cachorro en el puente, y de Sevilla a Córdoba y de Córdoba a Antequera y de Antequera a Granada y de Granada a Jaén y del "santo reino" a Málaga; y de Málaga con la cola tras el cautivo y con la Esperanza navegando una calle hecha un río que irá al mar, pero que hoy viene ciudad cielo arriba desde el mar y por ese mismo mar al Domingo de Ramos destella en Almería; el Domingo de Ramos que se ha estrenado así mismo aún en pandemia y tras dormir una hora menos en la madrugada más corta de la primavera, según el Sur…

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Pollinica, Semana Santa de Málaga

Domingo de Ramos y todo empieza y acaba en la gran representación de la muerte contada por la vida para resucitar un año más, tras una semana de celebración y penitencia de lo profano y lo divino dándose la mano para continuar con la carga y con las alas dispuestas, con las dos potencias para vivir hasta el día en que lleguemos a la mar que era el morir de Manrique y sean nuestros hijos o nietos o sobrinos o apadrinados quienes se acuerden de nuestra mano en la suya caminando en la bulla, buscando los huecos por donde ver pasar el trono o el paso, según seamos andaluces de costal u ahombrados a una tradición que nos pesa en los pies para pegarnos a la tierra de la que somos y en la que estamos; aunque nos vayamos lejos, por ese olor a azahar, por esa mano grande en nuestra mano, ese incienso en las miradas hacia dentro y esa música que mecía la calle como si la escucháramos en un barco, ahora mejor con los ojos cerrados…

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Domingo de Ramos

Domingo de Ramos, el día que empieza todo para que termine el jueves santo y el viernes santo y todo comience de nuevo el domingo de resurrección, Semana Santa de Andalucía. Un año más sin Semana Santa pero en Semana Santa, pese a la pandemia, estrenando la vida el Domingo de Ramos. Y procesionan por dentro los recuerdos de tu infancia...

Quizá las rayitas de sol que entraban por el palio calado de una Virgen que sonríe, como en Málaga; quizá una virgen Candelaria paseando por los jardines de Murillo en Sevilla como si visitara el paraíso entre las flores a la atardecida; quizá una cruz cuya sombra llega antes que el paso reflejada por las velas en una fachada de alguno de los pueblos blancos de Andalucía, de tu pueblo; quizá a tu madre preparándote los bocadillos para la noche larga de la Madrugá, o a ti cogiendo cera de las velas de los nazarenos de luz formando una bola que se hace grande al recordarla y que no te habías parado a pensar qué hacías luego con ella ni dónde habrá acabado aquella bola de cera…
Feliz Semana Santa, pese a todo

(c) Domi del Postigo / www.domidelpostigo.es