Mi regreso a Choroni (Casi me muero)

in #spanish6 years ago

El primero del año. El primero con mi novia. Y casi el ultimo para mi.

Comienza el 2018 y ya quería emprender el primer viaje del año. Junto con mi novia y mi mejor amigos estábamos planificando ya desde hace semanas un viaje corto a Choroni, de un día para otro, el segundo Domingo de Enero. Mis expectativas altas por mi ultima visita a este lindo pueblo y porque era primera vez que viajaba con mi novia (siendo oficialmente novios).

Pacté junto con mi mejor amigo, Félix (@felixcalbert) y otra amiga, Maria Laura, encontrarnos en Plaza Venezuela el Domingo a las 7 am, para irnos a Maracay, encontrarnos con Engerlith, mi novia, y de ahí partir hacia Puerto Colombia, Choroni. Esa mañana me desperté apurado, termine de arreglar mis cosas y salí en la ayunas con el plan de comer algo en el camino. Llegando a Plaza Venezuela empecé a sentir un poco de dolor de cabeza, teniendo que ver con mi estomago vacío, asumí yo. Me encontré con los muchachos y procedimos a ir hacia el terminal de La Bandera. Dentro del metro, con poco aire y bastante gente en los vagones (menos que de costumbre al menos), empecé a sentir nauseas y según los muchachos, estaba pálido. Al salir el metro me sentí mejor, pero igual procedí a comprar un par de empanadas para que se me quitara el dolor de cabeza, que según yo era por hambre. Grave error, ya que a la primera empanada empecé a sentir más nauseas y ganas de vomitar urgentes. Llegamos al terminal, donde vomité dos veces. Me tomé una 7up, la cual vomité. Subimos al bus y me bajé dos veces a vomitar. Realmente, como pueden ver, estaba bastante mal. Y apenas empezaba.

En el viaje hacia Maracay empecé a sentirme peor, cada vez que el bus se paraba sentía mucha ganas de vomitar, sin tener donde esta vez. Escribiéndome con mi novia empecé a ver que las letras se movían y casi no entendía lo que leía, traté de leer el forro de la butaca del frente, que decía Feliz viaje y la verdad me costó mucho pasar del Feliz. Félix bromeandome me preguntó si sabia cómo me llamaba, y la verdad es que no, no sabia. En ese momento empecé a preocuparme más. Me hicieron varias preguntas que no supe responder, si sabía hacia donde iba, el nombre de mi novia (Lo siento, mi amor) o el nombre de ellos. Me costaba hablar, recordar cosas y se me estaba durmiendo la mitad del cuerpo. Ya estaba muy preocupado, sentía que me iba a morir ahí mismo y nada que llegábamos a Maracay. Ya casi llegando no tuve de otra que vomitar en una bolsa y luego por la ventana (Cercana a mi, por suerte). Al llegar al terminal mi novia no había llegado (cosa rara) y nos sentamos a esperarla, mientras yo me sentía cada vez más allá que acá. Y entonces pasó algo mágico.

Podrán llamarme cursi, exagerado, que no tiene que ver una cosa con la otra, pero apenas al ver a mi novia fue como si mi espíritu volviera a mi cuerpo. La vi, la abracé, le di un beso y fue la mejor medicina para mi. Ya los muchachos estaban planificando cancelar el viaje y llevarme a un medico, pero al ver mi nuevo semblante cambiaron de opinión.Le conté a mi novia lo que había pasado (suprimiendo el hecho de que no recordaba su nombre) y por suerte lo tomó con buen animo, lo cual me hizo sentir mucho mejor (luego me enteré que realmente no me creía). Aunque seguía sintiéndome algo mal, fuimos a tomar el bus hacia Choroní, teniendo el mente el largo viaje lleno de curvas; si me maree en el viaje desde Caracas, en este me iba a poner de cabeza.

Curioso fue que no me pasó nada, los cuidados de mi querida Engerlith fueron curativos para mi, que ni un mareo sentí. Al llegar al pueblo, fuimos rápidamente a acomodarnos en la posada, la misma en la que me quedé la ultima vez, llamada Pueblo Chico. Dejamos las cosas, almorzamos y nos fuimos rápidamente a la playa. Llegamos bastante tarde y algunas personas ya se habían ido, lo cual fue bueno para nosotros porque disfrutamos la playa más solitaria que de costumbre. Nada que decir de este lugar que antes no haya mencionado, muy hermoso, limpio y divertido; y estar ahí con mi novia lo multiplicó todo por mil. Tomamos fotos, jugamos con arena y a pesar de mi dolor de cabeza que aunque había bajado seguía presente, luché contra las olas, lo cual me gusta hacer en las playas. Todo este rato hizo que realmente valiera la pena.

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Fotos por @felixcalbert

Se hacia tarde, la playa se vaciaba más y los salvavidas estaban poniéndose intensos, era hora de regresar a la posada. Volvimos en guagua, entramos a disfrutar un rato de la piscina y luego a cenar. Jugamos cartas un rato y bebimos algo un poco, pero no duró mucho hasta que el cansancio nos ganó y nos fuimos a nuestras habitaciones. Pasé una linda noche junto a mi novia, mientras jugábamos cartas (y me hacia trampa) y hablábamos del día. Los muchachos también se pusieron a jugar, además de vivir una experiencia un tanto sobrenatural.

No hay mucho que decir del día siguiente, nos despertamos tarde, comimos empanadas y salimos muy, muy tarde del pueblo (casi 5 horas en el terminal), llegando a Maracay casi a las 5 pm. Enger se despidió rápidamente ya que debía trabajar y nosotros nos devolvimos, a duras penas, a Caracas, casi quedándonos varados por un tema de efectivo. Sin embargo, a pesar de las trabas, el hecho de que casi muero y que no disfrutamos tanto tiempo de la playa, fue una grata experiencia compartir con amigos y sobretodo, con mi chica.

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Nos vemos luego Choroni.

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Exagerado, solo eran unos mareitos

que cursi HAHAHAHA me hubiese gustado que escogieras otras fotos, será para el próximo viaje

Tomaste como 5 fotos, no había mucho de donde escoger jaja