Todo comienzo es tortuoso o esperanzador, depende del día y de con cual pie te levantaste. Imaginemos con cual pie tuvo que levantarse el Creador, creyendo en la teoría cristiana de la creación, para empezar la empresa de armar el mundo tal como lo conocemos, con todo y sus integrantes: desde la partícula indescifrablemente pequeña hasta la mas extraña en su composición o explicación (como los marcianos o los móviles raros de luz que nos saludan de noche). El Magnifico, Dios, tuvo que tener un excelentísimo día para pararse de su cómodo sillón eterno y decir: hoy voy a crear el mundo. Maravilloso y hasta poético. Si el mismo caso lo arrastramos y lo minimizamos a muchas escalas más abajo y lo reducimos a una de las expresiones minúsculas (y grandes al mismo tiempo) de la existencia: el hombre; que tan bueno tiene que ser el día o cuantos pies derechos se necesita para un buen inicio o una buena creación? Ésa es, señoras y señores, una de las preguntas del millón. Acaso la creación del buen contenido, de cualquier índole, fue concedido a cierto grupo de gente que nació con un don especial? Una especie de mutantes que tienen desbloqueados ciertas imágenes y ciertos sonidos que lo guian en las tinieblas de una página en blanco, una partitura sin empezar o una piedra sin forma? Por mucho tiempo yo creí que los escritores nacían escritores, y cito a Charles Bukowski: '' If it doesn't come bursting out of you in spite of everything, don't do it''. Traduzco: Si no te sale como una llamara de adentro, a pesar de todo, no lo hagas. (Comienzo de su poema ''así que quieres ser escritor''). Yo, con linterna en mano y millones de tazas de café esperé entre crisis de ansiedad y dotes de paciencia milagrosa ESA tan aclamada llama que se repite en muchas voces, no solo en la de Charles, que tiene y debe tener un escritor prodigioso. Años pasaron y más frío no pude estar (en términos de la llama clarividente de un escritor). Un silencio infranqueable me abrazó a la fuerza al principio pero luego cedí y le devolví el abrazo. Bienvenido el silencio, adiós a la palabra.
Hoy, no ayer ni mañana, aparece la tan aclamada llama y no predispuesta ni premeditada, ni tampoco suplicada a las mágicas ninfas que adulan a las musas de oro; no. Simple y sencillo: hablé. Y me gusta. La llama, señores y señoras, puede encasillarse en una palabra mágica: Libertad. Apuesto que Dios fue libre de crear todo lo que quiso y por ello todo es tan perfecto. Si somos libres como aves, mariposas o gacelas en el bosque, seremos capaces de crear cosas perfectas y maravillosas.
Bienvenidos todos a mi primer paso en esta comunidad inmensa de creadores, mutantes y elegidos. Un gusto es para mí compartirles mi humilde e imperfecta visión del mundo mío y nuestro. La palabra es libre y quiero hacerle honor a eso. Con espada y buen puño defenderé su libertad y la mía. Con buen puño voy a escribir.
¡Buenas vibras!