La libertad, es como lo que se ve en la foto, es como el cielo brumoso en un amanecer, en una plata desierta con el agua en calma, pero helada. Tan helada, que te apetece ir sumergiéndote lentamente, aunque sepas que si pierdes el control de la respiración o el tiempo máximo de estar, puede llegar a suponerte la muerte. Eso, es la libertad.
Esta mañana, tenía una cita de trabajo, no logro recordar cuando fue la última. He decidido ir andando, exactamente he tardado veintitrés minutos, a buen paso, sin forzar. He salido a nueve grados, con ausencia de viento y poca humedad, el frío no rajaba, aun. Llevaba ropa térmica, arriba y abajo y un chaquetón largo de vestir, pero de bastante abrigo, en los auriculares, Na Na Na de Radio3.
Al cruzar el arroyo de las cañas, he llegado al entorno de la sede de la Cruz Roja, esa que se hizo famosa, por su brote de coronavirus, durante lo primero de la pandemia. Recuerdo como me decían que ni me acercara a la zona, ni a un kilómetro a la redonda, como si el virus, fuera una suerte de radiación nuclear que quemase por simple contacto.
Al llegar, en los jardines cercanos había dispersos chicos en bañador y chanclas. Evidentemente no eran de aquí, compartían entre ellos vasos de café que sacaban los voluntarios supongo de Cruz Roja(desconozco su forma de funcionamiento) y cigarrillos que compartían como forma de evadir el frío.
Me horroriza pensar lo que han podido pasar, y en las condiciones que están, luego, la gente, todos un poco en el fondo, les negamos, no esto ni aquello, directamente, negamos, obviamos su existencia. La prensa, y la forma de tratar el tema, o los temas, no simplifiquemos, esto es multifactorial, creo que tiene mucho que ver.
Al final, es dolor, cuando lo ves tan cerca, y temprano como recién despierto de la vigilia, lo entiendes, por lo menos, durante un momento, un breve, y eterno momento. Como el sumergirse en la inmensidad de las frías aguas hasta el cuello de un amanecer cualquiera de invierno.
La entrevista, nada destacable, bueno si. Yo. Así, mayestático, en singular, he sido yo, con todo lo que ello implica, que no es poco. En España, está claro, ofende. Quieres un jefe de administración que ayude en mostrador, que atienda los pedidos y los clientes, que controle taller, y recambios y que viva cerca, que haga una correcta gestión del estrés que es el motivo por el cual se va el jefe actual, y que viva cerca, muy cerca, eso es importante.
Desarrollaré mejor otro día el tema, necesito un poco de distancia y acontecimientos, para ser objetivo y verlo como un tercero, en perspectiva.
