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La impaciencia es una conducta humana que se encuentra casi en todas las personas, en ocasiones se presenta de manera inconsciente, esta conducta radica en la intolerancia que se posee de que algún hecho no sea como la persona haya imaginado, asociado por supuesto al factor tiempo.
La impaciencia es un sentimiento de urgencia, ocurre cuando las personas no son capaces de respetar condiciones, normas o leyes para que las cosas ocurran cuando han de ocurrir, sino cuando ellos quieren. Algunos autores consideran que esta conducta es tomada para esconder miedos, insatisfacciones, ambición, necesidades de logro, afán competitivo, nerviosismo o irritabilidad, ahora bien, la falta de control de la impaciencia, suele generar gran cantidad de estrés en las personas que desarrollan esta conducta.
No está definido en cual momento se puede presentar una conducta de impaciencia y el no controlarlo puede llevar a tomar decisiones sin meditarlas, que después los pueden hacer arrepentirse, esta conducta lleva a muchas personas a practicar o realizar infinidad de cosas, pero la falta de paciencia no les permite esperar a obtener resultados y van cambiando, tomando o ejecutando nuevas acciones o tareas sin terminar de acomodarse en ninguna porque la inmediatez es algo que no está sujeto a ser controlado por el ser humano en la mayoría de las ocasiones. Y es esa falta de control sobre la situación, esa impotencia de no poder actuar hasta que no llegue el momento es lo que produce la ansiedad.
Para los psicoterapeutas, hablar de ansiedad establece una reacción automática que prepara al ser humano para enfrentarse a una amenaza, ahora bien, descrito de esta manera, es posible considerarla una reacción sana (siempre y cuando la persona se enfrente a una amenaza real), pero si a ansiedad afecta a la vida haciendo seres infelices, como las fobias, las obsesiones o las manías, entonces ésta no puede considerarse tan sana.
Como se ha podido conocer, bien sea como causa o efecto, la impaciencia y la ansiedad están estrechamente relacionadas, estas conductas forman una pareja que puede acabar con el equilibrio emocional de las personas. Hay que aprender a esperar, entender que cada cosa lleva su tiempo y afrontar la espera sin sentimiento de frustración ya que la ansiedad deseada porque algo suceda antes del tiempo estipulado ocasiona impaciencia y esta puede ocasionar estrés, mal humor o riesgos innecesarios.
Convertirse en una persona impaciente puede ser generador de peligros a pesar de que todas las personas se impacientan en algún momento, si esta pierde los estribos todos los días las consecuencias logran situaciones desfavorables. Los efectos no deseados de la impaciencia se ven reflejados en:
- La salud.
- Las tareas planificadas
- La vida personal porque incita a la bebida y la violencia.
- La economía de las personas al generar aumento del endeudamiento.
- La capacidad de comunicación al romper amistades porque la persona carece de paciencia para mantener conversaciones significativas, por lo general habla sin pensar.
En relación con las implicaciones señaladas se puede decir que el ser impaciente ocasiona una serie de consecuencias dentro de las cuales destaca:
- La Frustración: porque la impaciencia puede provocar impulsividad, respuestas rápidas, poco conscientes, coherentes, eficientes y meditadas.
El impedimento de disfrutar el momento: porque la persona está pendiente únicamente de lo que está por venir, es decir, el resultado de lo que se propone, impidiéndote esto disfrutar del presente, de lo que ocurre en la actualidad con una actitud mucho más positiva, eficiente y feliz.
- Afectación del estado emocional: porque las personas impacientes suelen ser exigentes y vivir en un estado de irritación y estrés constante.
- Afectación a la salud: es decir, que físicamente una persona impaciente puede ser afectada de manera negativa porque llegan a descuidar su alimentación lo que ocasiona obesidad. También por vivir en un nivel de estrés elevado tienen más probabilidades de sufrir hipertensión, además de muchas otras afectaciones a la salud.
- Celeridad del envejecimiento: las personas más impacientes envejecen más rápidamente porque consideran los científicos que se degradan los cromosomas que protegen al ADN de que están asociadas a la longevidad, y mientras más rápido desaparecen estos, más rápido envejecen las personas.
La impaciencia puede ser gestionada y conociendo algunas de las consecuencia vale la pena aprender a controlarla, por ser una conducta aprendida se puede desaprender para aprender nuevamente como quiere la persona vivir. Debe quedar claro que no se trata de erradicar la impaciencia, eso sería luchar contra una conducta arraigada que cuesta eliminarla de la vida de alguien. La clave está en educarse en emociones, de manera que, cuando aparezca la impaciencia, no logre hacerse con el control y oscurezca la capacidad para pensar y actuar. En los siguientes link podrán apreciar algunos consejos que ayudaran a conocer lo que es la impaciencia, cuando se tiene y como controlarla.
Además de los cuatro consejos señalados por Paula Díaz en el video, la impaciencia puede ser controlada de la siguiente manera:
- Provoca la actitud de tu confianza: la persona debe tomarse un tiempo para mirar con distanciamiento, analizar qué quiere y que va a hacer, pensando en la solución y objetivo que quiere alcanzar porque la inmediatez en la respuesta y resultados, no se logran por la impaciencia desmedida, sino por la confianza en los resultados.
- Inventa tu enfoque: cuando la persona sepa el resultado que desea y como lograrlo, solo debe buscar el beneficio de lo que hace a corto, medio y largo plazo, dándose cuenta de que la mayoría de las veces merece la pena esperar y tener paciencia, porque el beneficio será mayor.
- Dedica para ti 5 minutos al día: debes hacerlo en una posición cómoda que te permita tomar aire con normalidad y con conciencia corporal porque este estado de tranquilidad le permite a la persona conectarse con su respiración y a la vez relajarse, lo que le permitirá entonces calmar o controlar la impaciencia. Se inicia solo con cinco minutos al día pero este tiempo puede ir alargándose acorde con la conformidad de la persona.
- Se capaz de sonreír: esto te ayuda a combatir el estrés porque el cerebro se relaja y transmite esa misma información a todo el cuerpo físico y emocional lo que le permitirá a la persona conectarse con su paz interna, y con las demás personas en una actitud más confiada, optimista y serena.
La impaciencia también tiene su lado positivo
Sobre la base de las ideas expuestas, se puede considerar que la impaciencia, no siempre es negativa en la vida de las personas ya que al igual que con la ansiedad, que si se aprende a manejarla, esta puede convertirse un aliado para lograr las metas propuestas, pues la impaciencia puede aprovecharse en beneficio propio porque las personas impaciente son aquellas que desean ver el resultado cuanto antes, por eso ocurre principalmente en personas exigentes, perfeccionistas y seguras de que van a lograr todo lo que se proponen. Por eso, un cierto grado de impaciencia puede ser el estimulante para dar un paso más en las carreras a profesionales, en la vida personal de alguien, y hasta en el camino hacia el equilibrio emocional de estas personas impacientes.
La impaciencia ofrece a las personas una vida con intensidad, adicionalmente las personas impacientes motivan a su entorno para realizar tareas, consiguiendo que sea más fácil disfrutar con cada objetivo que se plantean, sin embargo, esta situación siempre deja un costo que pagar, ya que una personas con niveles de ansiedad más altos que la media y sienten nerviosismo si ven que no pueden alcanzar sus metas, afectando considerablemente su salud.
Por esta razón, la impaciencia puede ser el combustible para que las personas quieran medir sus capacidades, esto puede ilusionarlos potenciando el querer probar cosas nuevas, pero si se les escapa de las manos podría ser responsable de elevados niveles de ansiedad, angustia, e incluso de sentimientos de peligro sin ninguna causa clara que lo justifique, lo que conllevaría a la impaciencia. Es aquí donde se le da cabida a una serie de interrogante como:
- ¿Es la impaciencia el impuso para que los seres humanos puedan ser felices?
- ¿En qué momento la impaciencia empieza a ser un problema?
Sobre dicha base, se considera que no es mala la impaciencia, sino que es mala gestionarla de manera incorrecta. Si la impaciencia llega a dominar la vida de una persona repitiéndose a diario, y durante mucho tiempo, puede llegar a convertirse en un estado de angustia constante. Dentro de este marco, las personas no pueden olvidarse de que tras la impaciencia suele estar la tendencia a ser exigente y el deseo de alcanzar metas, a menudo sin pensar en si son razonables o si el importe, precio o valor será excesivo.
Esto hace necesario que las personas deban detenerse y de vez en cuando obligarse ellas mismas a retrasar el momento de conseguir sus propias metas porque probablemente será menor el malestar por posponer, que la angustia por conseguir algo inmediatamente, ya que si las personas se impacientan en exceso, estarán viviendo el presente centrados sólo en el futuro. Por tanto no disfrutaran de lo que hacen y estarán angustiados de forma continuada.
Por ser el propósito fundamental de este escrito el conocimiento de cómo afecta a la persona la impaciencia por medio de las conceptualizaciones expuestas se puede concluir que cuando los seres humanos desarrollan o cuentan con una actitud positiva se les hace más fácil darse cuenta que su día a día es diferente, no porque realmente sea de este modo, sino porque una actitud positiva les permite disfrutar más, descansar mejor e incluso establecer mejores relaciones. Y por el contrario, aquellas personas que se dejan arrastrar por la impaciencia sufren las consecuencias negativas de esta conducta, esto puede llegar a afectar negativamente su salud, la vida laboral y en pareja, las relaciones interpersonales, y otros, siendo esto reflejado en cuadros en ansiedad y estrés.
Para evitar estos efectos es bueno que las personas reflexionen sobre las prisas, ya que aunque no son las únicas razones por las que la ansiedad puede aparecer, ésta es una de las causas más frecuentes. Se puede ser impaciente porque son muchas las situaciones que a lo largo de un mismo día pueden estar detrás de la ansiedad, estas son situaciones que no dependen de la misma persona, pero éstas deben valorar la impaciencia como causa de las diferentes situaciones que se pueden vivir a diario, aunque por su condición les parezca que no es relevante ya que lo ven como una forma de vida, pero no caen en la cuenta de que del apasionamiento a la ansiedad a veces no hay tanta distancia.
Siendo así, cuando se deja de lado la prisa y las exigencias propias del estilo de vida de cada quien, el mundo se torna más amable y lleno de posibilidades. Esto hace entender a las personas que hay un tiempo y un lugar para cada cosa, y que en la medida en que logre asimilarlo, puede organizar de una mejor manera su tiempo y podrán entonces ser capaces de afrontar el tiempo de espera de cada proceso y las dificultades, de una forma más constructiva y positiva, además podrá verlo como una oportunidad para dar lo mejor de si mismo cuando llegue el momento, sin prisa.
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