Hola Steemitics

Fotografía de mi autoria

El titulo de post no deja mucho a la imaginación, lo sé, pero en realidad no se me ocurre otro nombre porque soy Enfermera y este es uno de los muchos relatos que a lo largo de mi carrera me tocado vivir o presenciar y una que otra anécdota o experiencia que ha llegado a mis oídos, a decir verdad no les diré con exactitud cual me ha tocado vivir ni cual es de algún colega, eso se los dejo al libre pensamiento… y así comienza.

Hace algún tiempo trabajaba en un centro hospitalario privado de prestigio y de gran nombre que para ingresar en calidad de paciente era “un poco costoso” por no sobrepasar los límites de la exageración (cuando la devaluación en mi país no estaba al punto en la que se encuentra el día de hoy) bueno, siendo este centro pomposo la “mayoría” de las personas que allí se tratan también lo son y “muchos” de ellos piensan que los empleados de que laboraban allí eran sus sirvientes y aún más las/os enfermeras/os.

Tendría poco más de un año allí en ese centro hospitalario y poco tiempo en el área al que me habían asignado, a primera hora me dan las habitaciones de las que me iba a encargar y me facilitan la información de cada uno de los pacientes; me dedico a realizar mis rondas y todo el proceso y así, llega la hora en que se realiza la higiene y confort en cama de los pacientes (aquellos que son dependientes del personal de enfermería) justo en ese momento se acerca un familiar al estar de enfermería informándome que su familiar necesitaba preguntarme algo.

Al cabo de unos minutos voy y me acerco a la habitación, digámosle la “3-XX”, cuando entro me encuentro a un señor tranquilo y esté me pregunta:

Disculpa, ¿a qué hora me puedo bañar?.

Le respondo que a la hora que le parezca conveniente, pero en la condición en la que esta debería hacerlo preferiblemente en la mañana (es decir en ese preciso momento). Cuando me acerco a la puerta para proceder a salir de la habitación, me dice el señor:

¿Si, de verdad? ¡Excelente!, bueno ya mi hijo aquí presente, te prepara todo para que me bañes.

El paciente tendría unos treinta y muchos – cuarenta y pocos, su afección era respiratoria, podía movilizar todo su cuerpesito sin ninguna dificultad, por lo que podía realizar su higiene el mismo, me volteo antes de salir y le digo:

Disculpe, pero usted puede bañarse solo, está en condiciones para hacerlo, no hay indicación que lo impida. A lo que inmediatamente y de una forma muy descarada me responde:
No, yo necesito que me bañes, que tu me bañes, porque de hecho la otra enfermera lo hizo y no hubo problema alguno.

Quede sorprendida, no tanto por el comentario en sí, sino la forma desinhibida en la que lo hizo, mi respuesta fue un no en seco y procedí a salirme de la habitación. Porque siempre que un paciente tenga una incapacidad para la movilidad propia el baño depende netamente del personal de salud y no era el caso.

¿Entendieron hacia donde iba el asunto? Él quería que le hiciera un baño en cama porque quería que lo masajeara y lo mojara por todos lados, quizás ese día amaneció horny o que se yo, el fin no era precisamente para su higiene personal. Obviamente no lo hice primero porque era totalmente absurdo y una completa falta de respeto tanto a la mujer como al profesional y segundo porque era una mentira absoluta que otra enfermera lo había bañado en cama, él había ingresado en la noche (y de hecho de noche no se hacen aseos personales), solo quería que le bajara la calentura porque sí.

Por supuesto luego de la indignación, esto se informó a los supervisores correspondientes por las canales regulares para que hablaran con los familiares del paciente para que estuvieran al tanto de lo ocurrido y las consecuencias que eso puede traer (el familiar fue nada más y nada menos que su esposa y se podrán imaginar todo lo que ocurrió).

Espero que les haya gustado, así como esta anécdota tengo algunas otras que contarles para que más o menos se imaginen las cosas que a veces nos pasan en horas laborales.

Valex

Anécdota de una enfermera I

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