Antonia era una mujer joven y enérgica que vivía en Buenos Aires. Desde niña, siempre había sentido una fascinación increíble por los aviones. Esta pasión la había llevado a pasar tardes enteras en el aeropuerto de Aeroparque Jorge Newbery, capturando cada despegue y aterrizaje con su cámara.
Cada fin de semana, Antonia se dirigía al mirador del aeropuerto con su equipo fotográfico a cuestas. Era conocida entre los empleados del aeropuerto y otros aficionados a la aviación. Su lugar favorito para fotografiar era una pequeña colina que ofrecía una vista perfecta de la pista principal. Ahí, pasaba horas esperando el momento exacto para capturar la majestuosidad de los aviones en vuelo.
Una tarde, mientras ajustaba su cámara para capturar un Boeing 737 despegando, Antonia notó una figura familiar. Era Manuel, un piloto con el que había cruzado miradas en varias ocasiones. Siempre había sentido una conexión especial con él, aunque nunca habían hablado. Esa tarde, después de su vuelo, Manuel se acercó a la colina donde Antonia estaba fotografiando.
—¡Hola! Siempre te veo por aquí con tu cámara. ¿Te gustan mucho los aviones, no? —dijo Manuel con una sonrisa.
Antonia, algo nerviosa pero emocionada, respondió con entusiasmo:
—Sí, me apasiona la aviación. Cada avión tiene su historia, y me encanta capturar esos momentos.
Manuel se sentó a su lado y comenzaron a conversar sobre su amor compartido por los aviones. Resultó que Manuel también era un entusiasta de la fotografía, y pronto se dieron cuenta de que tenían mucho en común. Los siguientes meses los pasaron juntos, explorando nuevos ángulos y técnicas para fotografiar aviones, y su amistad creció hasta convertirse en algo más.
Antonia siguió fotografiando aviones en Aeroparque, pero ahora lo hacía con Manuel a su lado. Juntos, crearon un álbum de fotos impresionante, que no solo mostraba su talento, sino también la conexión especial que habían desarrollado a través de su pasión compartida.
Así, entre despegues y aterrizajes, nació una hermosa historia de amor y camaradería, impulsada por el fanatismo de Antonia por fotografiar aviones en el aeropuerto de Aeroparque.
¿Qué te parece esta historia? Si quieres puedo seguir desarrollándola o crear otra diferente.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.
