En un pequeño estudio lleno de monitores antiguos y la suave luz de una lámpara de escritorio, Saúl se encontraba sumergido en su mundo, un mundo construido a base de código COBOL. A sus 60 años, la espalda algo encorvada y las manos curtidas por décadas de tecleo constante no eran suficientes para detenerlo. Estaba jubilado, sí, pero a pesar de eso recibía llamadas constantes.
Saúl nunca pensó que su habilidad con el COBOL, un lenguaje que había aprendido en su juventud, seguiría siendo tan valiosa después de tantos años. Las nuevas generaciones de desarrolladores no tenían ni idea de cómo manejar aquellos monstruos de la programación bancaria, y las corporaciones se encontraron en un apuro al darse cuenta de que los sistemas antiguos aún eran el núcleo de su estructura operativa.
Un día, Saúl recibió una llamada que cambió su perspectiva. Era Laura, su nieta, quien estaba en medio de su propia odisea tecnológica como ingeniera en una startup. Ella le pidió ayuda con un sistema heredado que les estaba dando dolores de cabeza. Abajo, en el sótano de la pequeña casa de Saúl, comenzaba el intercambio generacional más peculiar.
Saúl le enseñó truco tras truco, línea tras línea de código anterior al milenio. Laura, asombrada, absorbía todo con admiración. Ella, experta en lenguajes modernos y algoritmos avanzados; él, un sabio con la capacidad de ver la estructura sutil que sostenía las bases de una economía global.
Durante aquellas tardes de trabajo conjunto, Saúl y Laura aprendieron el uno del otro, no solo sobre código, sino sobre la importancia de sus raíces y de cómo la tecnología, aunque parezca avanzar sin parar, siempre tiene un pie firmemente plantado en el pasado.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.
Aprendí Cobol y Assembler en el año 1976, en aquellos tiempos eran los lenguajes más utilizados, luego se agregaron el Fortran y el RPG, pasaron varios años hasta que comenzaron a florecer como hongos otros lenguajes destinados a mejorar prestaciones, principalmente visuales. Todo se desmadró y hoy en día los lenguajes de programación se cuentan por cientos, la mayoría de ellos condenados al olvido poco tiempo después de sus rutilantes lanzamientos.
Saludos amigo @vgalue
Aún son muy utilizados en bancos y seguros principalmente.
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