José, con sus grandes ojos curiosos, miró hacia arriba, señalando los rascacielos que se alzaban majestuosamente en el horizonte. El sol de la tarde pintaba los cristales de los edificios con tonos dorados, y las sombras de las ventanas parecían esconder secretos.
Con una sonrisa, me agaché para estar a la altura de mi hijo. "¿Ves esos edificios, José?" preguntó. "Son como gigantes de acero y vidrio, tocando el cielo. Algunos de ellos son lujosos apartamentos, donde la gente vive en las alturas, rodeada de lujo y comodidades."
José asintió, sus ojos brillando. "¿Y nosotros, papá? ¿Podremos vivir allí algún día?"
Mi corazón se apretó. Había soñado con eso también, cuando era joven. Pero la vida había sido dura, y los rascacielos parecían inalcanzables. Sin embargo, no quería aplastar los sueños de su hijo.
Le respondí: "la vida es como una escalera. A veces subimos un peldaño, y otras veces bajamos. Pero si trabajamos duro, si estudiamos y nos esforzamos, ¿quién sabe? Tal vez algún día viviremos en uno de esos edificios altos."
José asintió de nuevo, con determinación en sus ojos. "¡Lo haré, papá! Seré el mejor estudiante, y cuando sea grande, viviremos en un penthouse con vistas increíbles."
M rié y lo abrazé. "Eso suena maravilloso, José. Pero recuerda, la verdadera riqueza no está solo en los lujosos apartamentos. Está en las risas, en los abrazos, en los momentos compartidos. Siempre seremos ricos mientras tengamos eso."
José sonrió, y juntos miraron hacia los rascacielos, imaginando un futuro lleno de posibilidades. Quién sabe, tal vez algún día, padre e hijo estarían en la cima del mundo, rodeados de lujo y amor, junto con mamá y Vicky, su hermana.
Foto tomada con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.
Que lindo mensaje le has dado a tu hijo!
Aprendiendo a valorar las cosas sencillas de la vida, sin dudas vivirá una vida más feliz y si llega ese tan ansiado bienestar económico bienvenido sea!
Abrazo querido amigo!
Gracias amigo por el apoyo!