Eustaquio

in #spanish3 months ago

Había una vez un hombre llamado Eustaquio cuya vida estaba marcada por un singular y misterioso compañero: un patito amarillo. Este patito no era un patito cualquiera; estaba adherido a la cabeza de Eustaquio. Nadie sabía cómo ni por qué, pero allí estaba, como si hubiera nacido para ser parte de él.


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Eustaquio vivía en un pequeño pueblo al pie de las montañas. La gente lo miraba con curiosidad y asombro. Algunos se reían, otros lo evitaban, pero todos se preguntaban: "¿Por qué lleva un patito en la cabeza?". Eustaquio, sin embargo, no parecía preocupado. A veces, incluso le hablaba al patito y le contaba sus pensamientos más íntimos.

El patito, por su parte, era un compañero leal. Siempre estaba allí, en silencio, observando el mundo desde su posición privilegiada. A veces, cuando Eustaquio se sentía solo, el patito le hacía compañía con su suave graznido. Era como si entendiera cada palabra que salía de la boca de Eustaquio.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Eustaquio encontró a una joven llamada Isabella. Ella también tenía algo inusual: una mariposa tatuada en la muñeca. Isabella y Eustaquio se miraron con complicidad. No necesitaron palabras para entenderse. Ambos compartían una conexión especial con criaturas que los demás no podían ver.

Isabella le preguntó a Eustaquio sobre el patito en su cabeza. Él le contó la historia de cómo lo encontró un día en la orilla del río, atrapado en una red de pescadores. Eustaquio lo liberó y, en agradecimiento, el patito decidió quedarse con él. Desde entonces, se convirtió en su inseparable compañero.

Isabella sonrió y le mostró su tatuaje de la mariposa. "También tengo mi historia", dijo. "La mariposa representa la libertad y la transformación. Me recuerda que siempre hay una posibilidad de cambio, incluso en los momentos más oscuros".

Eustaquio y Isabella pasaron horas conversando bajo la sombra de los árboles. El patito y la mariposa parecían entenderse entre sí, como si compartieran un lenguaje secreto. Juntos, crearon su propio mundo, donde las criaturas fantásticas eran bienvenidas y las diferencias no importaban.

Con el tiempo, el pueblo dejó de burlarse de Eustaquio. En cambio, comenzaron a admirarlo por su singularidad y valentía. El patito en su cabeza se convirtió en un símbolo de esperanza y amor para todos. La gente incluso comenzó a llevar pequeños patitos de juguete en sus sombreros como muestra de solidaridad.

Eustaquio y Isabella se casaron en una ceremonia sencilla junto al río. El patito y la mariposa fueron los testigos de honor. Desde entonces, la historia del hombre con un patito en la cabeza se convirtió en una leyenda que se contaba de generación en generación.

Dicen que, cuando Eustaquio murió, el patito voló hacia el cielo y se convirtió en una estrella brillante. Isabella, por su parte, siguió llevando la mariposa en su muñeca como recordatorio de su amor eterno.

Y así, la historia de Eustaquio y su patito se convirtió en un símbolo de la magia que puede encontrarse en lo inusual y en la belleza de las conexiones inexplicables. Porque, al final del día, todos llevamos algo especial en nuestra cabeza o en nuestro corazón, incluso si no se ve a simple vista.





Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.

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