Un dibujo para mi abuelita

in #spanish14 days ago

Había una vez una niña llamada Victoria, de seis años, con ojos curiosos y una imaginación desbordante. Vivía en una pequeña casa de campo rodeada de flores silvestres y árboles frondosos. Pero lo que más amaba Victoria era pasar tiempo con su abuela, Doña Amelia.

Doña Amelia era una mujer sabia y gentil. Sus manos arrugadas tejían historias mientras hilaban lana en su mecedora. Pero últimamente, la salud de Doña Amelia se debilitaba. Una enfermedad misteriosa la mantenía en cama, y Victoria no entendía por qué su abuela ya no podía pasear con ella por el jardín o contarle cuentos antes de dormir.


233.jpg

Un día, Victoria encontró una caja de lápices de colores en el desván. Inspirada por los recuerdos de los dibujos que su abuela solía hacer para ella, decidió crear algo especial. Se sentó en la mesa de la cocina con papel y lápices, y comenzó a dibujar.

Victoria trazó un sol brillante en el cielo azul, rodeado de flores y mariposas. En el centro, dibujó a su abuela, con su cabello plateado y una sonrisa cálida. Las lágrimas llenaron los ojos de Victoria mientras coloreaba con amor cada detalle del dibujo.

Cuando terminó, corrió hacia la habitación de Doña Amelia. La encontró acurrucada bajo las mantas, con los ojos cerrados. Victoria colocó el dibujo en la mesita de noche junto a una taza de té caliente.

"Abuela", susurró Victoria, "esto es para ti".

Doña Amelia abrió los ojos y sonrió débilmente. Sus arrugadas manos tomaron el dibujo con ternura. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver el sol brillante, las flores y, sobre todo, su figura dibujada con tanto amor.

"Victoria", dijo Doña Amelia con voz suave, "este es el regalo más hermoso que he recibido. Gracias por llenar mi corazón con luz".

Victoria se acurrucó junto a su abuela y le dio un beso en la mejilla. Juntas, miraron el dibujo y compartieron historias de aventuras pasadas en el jardín. Aunque Doña Amelia seguía enferma, Victoria sabía que su amor y su dibujo habían traído un poco de alegría a su abuela.

Desde entonces, Victoria continuó dibujando para Doña Amelia. Cada día, creaba un nuevo mundo en papel: bosques encantados, castillos de nubes y animales mágicos. Y aunque Doña Amelia nunca se recuperó por completo, su corazón se llenó de la belleza que su nieta le regalaba.

Así, en la pequeña casa de campo rodeada de flores silvestres, Victoria y su abuela compartieron momentos preciosos. El dibujo de Victoria se convirtió en un puente entre el mundo real y el imaginario, recordándoles que el amor y la creatividad podían sanar incluso las heridas más profundas.





Foto tomada con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.

SeparadorSteemit10.png

20200113_094257.png