Un error garrafal en la construcción

in #spanishlast month

En el corazón de la construcción, donde la madera y el concreto se entrelazan como amantes secretos, yacen los hierros desnudos. Son como huesos olvidados, esperando su destino en la oscuridad. Pero hay algo que los separa, algo que debería estar allí, pero que ha sido olvidado: los separadores.


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Los separadores son como guardianes silenciosos. Su tarea es mantener a los hierros a la distancia adecuada, como si supieran que el contacto entre ellos podría desencadenar una tragedia. Pero cuando los olvidamos, cuando los dejamos fuera de la ecuación, los hierros se acercan peligrosamente. Se tocan, se enredan, se funden en una danza macabra.

Imagina una placa de concreto fresco, recién vertido sobre los hierros sin separadores. El peso del mundo descansa sobre ellos. El concreto se endurece, se vuelve implacable. Los hierros, ahora unidos, se convierten en una trampa mortal. No hay espacio para la expansión, no hay margen para el error.

Con el tiempo, la placa se agrieta. Las tensiones internas se liberan como suspiros de dolor. Los hierros, atrapados en su abrazo mortal, se retuercen, se deforman. La estructura se debilita, como un corazón que no puede latir. Nadie lo nota al principio. Todo parece normal, pero la tragedia se está gestando.

Un día, cuando nadie espera nada, la placa cede. Se quiebra como un espejo roto. Los hierros, liberados de su prisión, se disparan como flechas en todas direcciones. Las paredes se desmoronan, los techos colapsan. Los gritos llenan el aire, pero los hierros no escuchan. Han cumplido su destino, han cobrado su precio.

Las consecuencias son devastadoras. Vidas perdidas, familias rotas, sueños sepultados bajo toneladas de concreto. Los separadores, esos pequeños héroes olvidados, podrían haber evitado todo esto. Pero ahora, solo queda el silencio. El silencio de los hierros, testigos mudos de nuestra negligencia.

Así que la próxima vez que veas una placa de concreto fresco, piensa en los separadores. Respétalos, cuídalos. Porque en su ausencia yace la tragedia, y en su presencia, la seguridad. Los hierros desnudos esperan, pero los separadores son su salvación. No los olvides.





Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.

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