Contra mí. First part.

in #venzuela6 years ago (edited)

Crecí en una de esas familias que tiene un padre superhéroe, una madre docente dedicada a darle todo de sí misma a sus hijas (tengo dos hermanas), junto a ellas pude tener una gran infancia, tanto así que llenarnos de barro nunca fue un pecado y hacer hallacas con hojas de árbol era una delicia. Hasta ahora seguimos siendo unidas, ambas casadas pero aun así nos escribimos a diario. Diría que es ese tipo de hermandad donde nada superara el haber crecido juntas y estar más de 20 años juntas. Con papá… diría que de pequeña padecí un complejo Edipo, pero no me juzguen ya que soy la menor. Mamá es mi ejemplo a seguir, siempre tan pulcra, tan cuidadosa y atenta a sus tres retoños. Ambos hicieron su rol de padre y madre mejor que cualquier otro, superaron expectativas a pesar de ser tan jóvenes.

En el 2016 mi padre sufrió un atentado. Sí, vivo en un país donde hay más delincuencia e inseguridad que comida y bienestar. Ese 19 de Octubre pensé que mi vida había llegado a su fin cuando recibí una llamada de mi vecina avisándome que había escuchado disparos frente a mi casa, entre tanta incertidumbre no sé cómo logre manejar 2 kilómetros de regreso a casa junto a mi hermana que estaba completamente fuera de control debido a la noticia. Mi familia vivía en la misma urbanización y ya que mi casa era la penúltima de la urbanización, primero debíamos pasar frente a casa de mi prima. Nunca olvidare su rostro lleno de lágrimas y sus labios diciéndome que papá había muerto, mis mecanismos de defensa me incitaban a darle una cachetada… pero algo me decía que papá iba a estar bien porqué así lo idealice desde pequeña, el hombre que puede contra todo. Desde cierta perspectiva esa idealización me llevaron a nunca perder la “fe” de que a él no le había pasado nada. Al llegar a casa, observe la escena pero papá no estaba y mamá tampoco, en ese justo momento realmente sentí miedo y me sentí desprotegida, nadie sabía darme una respuesta ni el nombre de la clínica a donde lo habían llevado pero justo en ese momento recibí una llamada de mamá diciéndome el lugar donde estarían.

Mi hermana, a pesar de ser mayor que yo, ella no podía manejar y lo tuve que hacer yo, entre tantos nervios y una noticia de tal magnitud créanme, no es fácil. Mientras manejada y pasábamos a las afueras del pueblo donde vivíamos nos percatamos de que un amigo de papá había chocado cuando iba también camino a verlo. Eso aumento mi tensión, ya no era sólo papá, sino también otro ser allegado. Cuando al fin logramos llegar a la clínica, ver la cara de confusión de mamá y de todas esas personas que estaban ahí, hizo que presentara un aplanamiento emocional hablando metafóricamente, yo estaba confundida, no sabía cómo expresarme así que sólo puse cara de enfadada cuando en realidad por dentro había una niña de 5 años de edad gritando por ver a su padre.

No supe de él sino hasta las 3:00 am, los doctores que lo atendieron sólo dijeron que estaba muy delicado también nos mostraron las fotos de la operación, vaya, sí que fue fuerte. Esa noche no podía dormir, sólo pensaba en qué haría cuando amaneciera, en que haría sin él, en qué sería mi vida sin él. No pude conciliar el sueño, no hasta que lo viera.

Cuando al fin llegó la hora de verlo, él estaba complemente sedado, le dije muchas cosas, cosas que nunca escuchó pero me hacía bien decirlo. Saber que mi padre estaba luchando por quedarse acá con su familia me hizo entender que a pesar de que hicieron lo posible porque no viviera, no eran quienes tenían la última decisión. Hay una energía más fuerte que cualquier cosa que vence toda maldad.

Papá fue el tipo de paciente que los médicos se sorprendían de su mejora,de lo rápido que su organismo estaba reaccionando ante la operación. ¿Les comente que vivimos un mes en la clínica? No podíamos volver a casa, y aunque pudiéramos yo no quería ver el lugar donde ocurrió todo. Nuestra vida dio un giro de 180° y no fue para mal, fue un cambio drástico pero conveniente. Es irónico como un lugar donde disfrutaste tanto se convierte en una escena de sufrimiento.

Me siento libre, tenía que comentarle al mundo lo mal y perdida que estaba debido a esa experiencia, probablemente nunca se borre de mi inconsciente pero sí la acepto y hago conciencia sobre ella.