Mis saludos y respetos.
Prefieres llamar la atención dondequiera que vas o pasar desapercibido(a), que mejor ni sepan que existes.
Te sorprendería saber cuánta gente prefiere lo segundo.
En un alto porcentaje la culpa de hacer hoy en día lo que hago, se debe a la anécdota que te voy a contar.
Estando de visita con mis padres en la casa de unos amigos de la familia, el dueño de la casa, para hacer alarde de la última adquisición que había hecho, estuvo grabando todo lo que en la sala de su casa, decían las personas que ahí estábamos.
Al rato de tener su equipo de grabación encendido, (la última tecnología del momento), llamó la atención de sus invitados hacia su flamante adquisición.
Fuente de la imagen: https://luciaquijanolopez.wordpress.com/category/apuntes-de-clase/page/2/
Retrocedió la cinta magnetofónica y dejo que escucháramos lo ahí registrado.
Ese evento, a mis 6 años de edad, contradictoriamente quedo grabado en mi memoria, y digo contradictoriamente ya que la única vos que no estaba grabada en esa cinta, era la mía.
Después de concientizar aquel acontecimiento me hice una promesa, que nunca más dejaría de decir algo donde fuere.
Promesa que no ha sido fácil sostener.
De ese evento, a convertirme en instructor, terapeuta, conferencista y coach, ha sido un reto constante, el que aún hoy en día mantengo.
Las causas de la timidez son por lo general producidas por una infancia donde se fue reprimido, donde, muy probablemente ese niño molestaba y se le ordenaba que se callara, que ni respirara, o lo que es lo mismo, que no existiera. Y, también muy probable desde el amor de sus padres que, también deben haber experimentado algo similar y así entendieron que debían educar a sus hijos.
Lo anterior parece grotesco pero no sólo lo he experimentado en mí, lo he visto una y otra vez en terapia.
A veces no han sido los padres pero sí las personas que están a cargo del niño, a veces en el propio colegio en los primeros años de estudio.
Mi invitación es que, si tienes niños propios y no sabes qué hacer con respecto a la crianza de éstas criaturas, busques de inmediato apoyo especializado, pero para ti, no para el niño.
Si un niño está presentando problemas de comportamiento los primeros que deben ir a terapia son los padres.
Y si te dedicas a cuidar a niños ajenos y no tienes experiencia, ni paciencia para ese trabajo, mucho harás dejando de hacerlo. Dedícate a otra cosa donde no perjudiques el desarrollo de otro ser humano.
Y si ya eres un adulto joven o no tan joven y se te dificulta socializar, abordar un tema de conversación con conocidos o extraños, si se te dificulta hablar en público, también te invito a que busques apoyo especializado, si supieras lo común que es, ya el darte cuenta te ayudaría a enfrentarlo ya que, en la mayoría de los casos, ese miedo se vence muy fácil, claro está, debes de tener la voluntad de querer cambiar.
Y, con respecto a los que tienen que ser y sentirse el centro del universo, también los invito a que hagan terapia.
Espero tus comentarios.
Me despido hasta el próximo encuentro.
Atentamente:
Jorge Marín
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