Mi entrenamiento diario |
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My Daily Training |
Hola, un cordial saludo a todos mis amigos de las comunidades de #liketu, #hive y un saludo muy especial para todos mis amigos y compañeros de la comunidad #swc! Es un honor poder dirigirme a ustedes en este momento. Mi nombre es Alejo (@alejo-sw), soy atleta de calistenia y hoy quiero compartir con todos ustedes cómo fue mi día, especialmente mi jornada de entrenamiento.
Hoy ha sido uno de esos días que te recuerdan por qué es importante volver a los orígenes, a la esencia del esfuerzo y al contacto con el suelo. Después de un período de inactividad forzada, he reintegrado mis entrenamientos diarios al parque, y ha sido como reencontrarme con una parte fundamental de mi mismo. El aire fresco de la mañana y la soledad del lugar, solo interrumpida por el canto de los pájaros, crearon el escenario perfecto para una sesión intensa y de mucha introspección.
El despertar muscular hoy no fue con suavidad, sino con la clara intención de reconquistar un territorio conocido pero exigente: la Straddle Planche. El tatami de casa, mi campo de batalla silencioso, fue una vez más el testigo de un esfuerzo que combina la paciencia con la explosión de fuerza. Comencé, como no podía ser de otra manera, con una serie de estiramientos básicos, despertando cada fibra, preparando las muñecas, hombros y pectorales para la demanda extrema que se avecinaba. No era sólo un calentamiento, era una ceremonia de preparación mental.
El primer asalto lo dieron las flexiones en Lean Planche. Cada descenso y cada empuje era un recordatorio de la tensión total que requiere el dominio del cuerpo. La inclinación hacia adelante, con el cuerpo casi paralelo al suelo pero con los pies aún en contacto, es un ejercicio de humildad y poder. Sentía el ardor en los deltoides anteriores, una sensación familiar que me indicaba que estaba en el camino correcto. Inmediatamente después, llegaron los aguantes estáticos de Lean Planche. Mantener esa posición durante segundos que se sienten como minutos es un desafío mental puro. La mente grita por soltar, pero la voluntad insiste en aguantar un latido más, un segundo extra, construyendo la resiliencia necesaria para lo que sigue.
Sabiendo que el objetivo final es la Straddle Planche, decidí retroceder un paso para avanzar dos. Cambié a los aguantes de rana avanzada, un progreso fundamental. Es aquí donde se siente de verdad la compresión y el equilibrio que la palanca completa exige. Elevar la cadera, llevar las rodillas hacia los tríceps y sentir que el centro de gravedad se desplaza es la esencia misma del movimiento. Fue una sesión de reconexión con los principios básicos, pero con la intensidad de quien ya conoce el camino.
Para darle variedad y trabajar la fuerza en otro plano, me lancé al trabajo de handstand. Las flexiones de pino libre, con ese temor reverencial a perder el equilibrio en cualquier momento, exigieron toda mi concentración. Cada flexión era un logro, un pequeño triunfo sobre la gravedad. Y luego, los aguantes de pino libre. Buscar ese punto de equilibrio perfecto, con el cuerpo en línea recta, es una meditación en movimiento. El silencio de la habitación se rompía sólo con mi respiración y el latido de mi corazón, un sonido que marca el ritmo del progreso.
Al final, el sudor en el suelo y la agradable fatiga en los hombros y el core eran la prueba de un trabajo bien hecho. No fue un día cualquiera, fue un día de acercarse un poco más a la meta, de dialogar con los límites y de recordar que cada segundo de aguante y cada repetición tallan la versión más fuerte de uno mismo.
Muchas gracias por haber leído hasta el final y por ser parte de este viaje de superación. Nos vemos en el siguiente post, con más avances y nuevos retos. ¡Un saludo fuerte
Hello, a warm greeting to all my friends in the #liketu and #hive communities, and a very special greeting to all my friends and colleagues in the #swc community! It's an honor to be able to address you at this moment. My name is Alejo (@alejo-sw), I'm a calisthenics athlete, and today I want to share with you all about my day, especially my training.
Today's muscular awakening wasn't gentle, but rather with the clear intention of reconquering familiar but demanding territory: the Straddle Planche. The mat at home, my silent battlefield, once again witnessed an effort that combines patience with an explosion of strength. I began, as expected, with a series of basic stretches, awakening every fiber, preparing my wrists, shoulders, and pectorals for the extreme demands that lay ahead. It wasn't just a warm-up; it was a ceremony of mental preparation.
The first assault was the push-ups in Lean Planche. Each dip and each push was a reminder of the total tension required for body mastery. The forward bend, with the body almost parallel to the floor but with the feet still in contact, is an exercise in humility and power. I felt the burn in my anterior deltoids, a familiar sensation that told me I was on the right path. Immediately after, came the static holds of Lean Planche. Holding that position for seconds that feel like minutes is a pure mental challenge. The mind screams to let go, but the will insists on holding on for one more beat, one extra second, building the resilience necessary for what follows.
Knowing the ultimate goal is the Straddle Planche, I decided to take a step back and advance two. I switched to advanced frog holds, a fundamental progression. This is where you truly feel the compression and balance that the full lever demands. Raising your hips, bringing your knees toward your triceps, and feeling your center of gravity shift is the very essence of the movement. It was a session of reconnection with the basic principles, but with the intensity of someone who already knows the path.
To add variety and work on strength on another level, I launched into handstand work. The handstand push-ups, with that reverential fear of losing balance at any moment, demanded my full concentration. Each push-up was an achievement, a small triumph over gravity. And then, the handstand holds. Finding that perfect balance, with my body in a straight line, is a meditation in motion. The silence of the room was broken only by my breathing and the beating of my heart, a sound that marks the rhythm of progress.
In the end, the sweat on the floor and the pleasant fatigue in my shoulders and core were proof of a job well done. It wasn't just any day; it was a day of getting a little closer to the goal, of dialoguing with my limits, and of remembering that every second of endurance and every repetition carves out the strongest version of myself.
Thank you so much for reading to the end and for being part of this journey of self-improvement. See you in the next post, with more progress and new challenges. Best regards!
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