La envidia es un sentimiento descrito por pensadores como Bacon y Aristóteles como un dolor que siente el individuo al ver la buena fortuna de los demás, y que se diferencia de otros sentimientos porque este permanece de manera continua, sin descanso. Esto es lo que afirma Gordon Marino en la sección de opinión de The New York Times en un artículo de opinión relacionado con la envidia que estaría bueno analizar y que les dejaré al final del post para que también lo disfruten.
Entonces partiendo desde este pensamiento que esta apoyado en pensadores de la talla de Aristóteles y Bacon, podríamos pensar que la envidia es un sentimiento que se forma cuando una persona observa como otra es más afortunada que ella o él, y que por lo general comienzan los pensamientos negativos hacia el afortunado por parte del desgraciado, asumimos que las malas caras y los malos tratos son los que comenzarán desde este punto. Asumimos entonces que el afortunado y el desgraciado comienzan una relación antagónica de separación y odio, pero no, muchas veces el envidioso siempre intenta hacerse de una amistad con el afortunado para gozar de esa buena fortuna o intentar destruirla desde dentro para que ambos vivan en la desgracia. Esta es la idea general que tenemos sobre la envidia, o lo más básico que pueden las mentes simples pensar sobre ella.
Por eso cuando un afortunado se aprovecha de las desgracias ajenas para mantener su buena fortuna, por lo general, no es percibido como un desgraciado, sino como un modelo a seguir, un ejemplo para el desarrollo del hombre. Pasa mucho con los millonarios y los hombres exitosos, pues quien se atreve a criticar su bienestar es a menudo tildado de envidioso. En la sociedad, los estratos sociales se repulsan unos con otros pero de forma descendente, es decir, los de arriba repulsan a los que están debajo de ellos, pero en forma contraria hay una especie de admiración forzada por quienes están en los estratos superiores.
Los inferiores, por darles algún nombre que los determine dentro del sistema social, y que con frecuencia es el término con el que son discriminados; son aquellos que están por debajo, pero mientras más debajo se encuentren más inferiores son para los otros que se encuentren por encima. Estas clases sociales fueron determinadas por filósofos y sociólogos importantes del siglo XIX como Max Webber, y son la clase baja, la clase alta y la clase media. Las clases alta y baja son los dos polos opuestos de la pirámide social donde la baja siempre aspira ser de clase alta, pero la alta nunca aspira a ser de clase baja; eso en la ecuación lógica de la sociedad moderna sería un desastre racional porque en esta vida evaluada según las posesiones materiales, aspirar a despojarse de ellas es considerado un acto psicópata e inhumano.
Por eso los inferiores de clase baja cuando piensan en que sus posibilidades pueden llegar a alcanzar en algún momento un estrato social superior, se consideran totalmente cuerdos y es una conducta normal, aunque éstos sean despreciados por las clases superiores por representar una amenaza a su estabilidad social. Por ejemplo ¿Por cuántos lugares lujosos por los que transita la gente de clase alta también transitan los arrabaleros, indigentes y discapacitados mentales olvidados por la sociedad? Es una amenaza para el orden social porque ellos no pertenecen a esa clase, o a ninguna clase mejor dicho porque son una parte social que es usada para comprar votos en las elecciones pero que no es atendida correctamente luego de que las elecciones son ganadas, y te preguntarás ¿Pero la gente de clase alta que culpa tiene de esto? Pues es simple, los políticos, los banqueros, los médicos, los empresarios, todos pertenecen a la clase alta, y en algún momento algún empresario despidió a algún arrabalero de su empresa, algún médico echó de su clínica a algún discapacitado mental que no contaba con seguro médico, algún banquero embargó todos los bienes materiales de algún indigente, y algún político hizo alguna camapaña de promesas en nombre de todos los mencionados para ganar las elecciones.
Es poco probable hasta que conoces los casos en persona, posiblemente para una persona que no sale de su mundo de fantasías entre los programas de entretenimiento y las redes sociales puede sonar como una estupidez, y puede hasta afirmar que cada quien es dueño de su destino por lo que si alguien está en desgracia es por su propia culpa o porque es del signo aries, pero nadie que tenga cerebro va a dejar una de pensar de dónde vienen los desgraciados. La experiencia en la calle y en el mundo, ese "mundo maravilloso" de Louis Armstrong, siempre van a apuntar que la mayoría de los supuestos errores que cometieron los desgraciados son inducidos por otras personas para mantener su estado social, así como cuando las aseguradoras colocan en los contratos cláusulas trampa para anular la validez del mismo en algún momento de la vida del cliente a pesar de su pago responsable, o como cuando los bancos aceptan las hipotecas inmobiliarias para hacerse con las propiedades de quienes ya no puedan pagar los giros, o cuando las farmacéuticas medican a una persona hasta que llega al borde de su voluntad y comienza a depender de las sustancias adictivas. Hay una inmensa cantidad de personas que defiende el trabajo de todas estas empresas, pero que en realidad cuando es analizado desde el punto de vista objetivo se escapan casos de indigencia, demencia y tantas otras cosas que cuando salen a la luz pública en reportajes periodísticos los ricos y poderosos de los niveles superiores lo que afirman es que los de abajo sienten envidia.
Envy is a feeling described by thinkers such as Bacon and Aristotle as a pain felt by the individual when seeing the good fortune of others, and which differs from other feelings because it remains continuously, without rest. This is what Gordon Marino states in the opinion section of The New York Times in an opinion article related to envy that would be good to analyze and that I will leave at the end of the post for you to enjoy as well.
So starting from this thought that is supported by thinkers of the stature of Aristotle and Bacon, we could think that envy is a feeling that is formed when a person observes how another is more fortunate than her or him, and that usually begin negative thoughts towards the fortunate by the unfortunate, we assume that bad faces and bad treatment are those that will start from this point. We assume then that the fortunate and the unfortunate begin an antagonistic relationship of separation and hatred, but no, many times the envious one always tries to make a friendship with the fortunate one to enjoy that good fortune or to try to destroy it from within so that both live in misfortune. This is the general idea we have about envy, or the most basic thing that simple minds can think about it.
That is why when a fortunate person takes advantage of other people's misfortunes to maintain his good fortune, he is usually not perceived as a wretch, but as a role model, an example for the development of man. It happens a lot with millionaires and successful men, for whoever dares to criticize their well-being is often branded as envious. In society, the social strata repulse one another but in a descending way, that is to say, those at the top repulse those below them, but in a contrary way there is a kind of forced admiration for those in the upper strata.
The inferiors, to give them some name that determines them within the social system, and which is often the term with which they are discriminated against; are those who are below, but the lower they are the more inferior they are to the others above them. These social classes were determined by important 19th century philosophers and sociologists such as Max Webber, and are the lower class, the upper class and the middle class. The upper and lower classes are the two opposite poles of the social pyramid where the lower always aspires to be upper class, but the upper never aspires to be lower class; that in the logical equation of modern society would be a rational disaster because in this life evaluated according to material possessions, aspiring to divest oneself of them is considered a psychopathic and inhuman act.
That is why the lower class inferiors, when they think that their possibilities may at some point reach a higher social stratum, consider themselves totally sane and it is a normal behavior, although they are despised by the upper classes for representing a threat to their social stability. For example, for how many luxurious places where upper class people go, do the slum dwellers, the homeless and the mentally handicapped, forgotten by society, also go? It is a threat to the social order because they do not belong to that class, or to any class rather because they are a social part that is used to buy votes in the elections but that is not taken care of correctly after the elections are won, and you will ask yourself, but what is the fault of the upper class people? Well it is simple, politicians, bankers, doctors, businessmen, all belong to the upper class, and at some point some businessman fired some slum dweller from his company, some doctor threw out of his clinic some mentally handicapped person who did not have health insurance, some banker seized all the material goods of some homeless person, and some politician made some campaign of promises on behalf of all the above mentioned to win the elections.
It is unlikely until you know the cases in person, possibly for a person who does not come out of his world of fantasies between entertainment programs and social networks may sound like stupidity, and may even claim that everyone is master of his destiny so if someone is in misfortune is their own fault or because they are of the sign aries, but no one who has a brain will stop thinking about where the unfortunates come from. The experience in the street and in the world, that "wonderful world" of Louis Armstrong, will always point out that most of the supposed mistakes made by the unfortunates are induced by other people to maintain their social status, as well as when the insurance companies place in the contracts clauses to annul the validity of the contract at some point in the life of the client in spite of his responsible payment, or when banks accept real estate mortgages to take over the properties of those who can no longer pay the drafts, or when pharmaceuticals medicate a person until they reach the edge of their will and begin to depend on addictive substances. There is an immense amount of people who defend the work of all these companies, but in reality when analyzed from the objective point of view, cases of indigence, insanity and so many other things that when they come to public light in journalistic reports, the rich and powerful of the upper levels affirm that those at the bottom are envious.
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