En la mayoría de las intervenciones de coaching organizacional que he hecho, los clientes solicitan mejorar los procesos comunicacionales de la empresa u organización. A veces los dueños quieren ser mejores líderes, que se les entiendan sus mensajes o a veces quieren que sus empleados y supervisores se comuniquen mejor. En la red abundan muchas bibliografías y material sobre los diversos aspectos de la comunicación que deben tener los líderes. De igual manera, también se ha escrito sobre la comunicación organizacional, cómo deben ser los procesos dentro de la empresa, pero casi todos son escritos desde la visón del líder y pocos tienen el enfoque de abajo hacia arriba. Ahora bien, que se sucede cuando el problema no es aguas abajo, sino aguas arriba, y como consultores nos encontramos con el siguiente planteamiento: “Es que a mí nadie me pregunta como me habla mi jefe y como quiero que me hable”
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Esta interesante interrogante me fue nuevamente sugerida a través del feed back que obtengo de mis asiduos lectores, en este caso el colega Luis Duarte me formulo sobre una situación en la empresa internacional donde él labora, lo cual me llevo a revisar mis anotaciones de las sesiones de coaching organizacional que he efectuado en distintas empresas de la región.
Recuerdo una anécdota de un empresario que pedía que sus empleados le dieran ideas para mejorar a su empresa, él vociferaba con un tono de voz elevado: ¡Somos puro fuego mamá, dame luces, dime algo, no te quedes callaoo.!!! Luego, cuando algún empleado, después de entender que sus gritos eran amables y se atrevían a hacerle un planteamiento, les respondía, clarooo eso ya lo estamos haciendo, Ya YO pensé en eso.
También recuerdo el caso donde los dueños, como en una época hace diez años o más ellos realizaban el proceso creativo de su empresa, se la pasaban todo el día corrigiendo las actividades para luego decir “tuve yo que ponerme hacerlo para que salga bien”.
Estos son dos de los casos, en los cuales los procesos productivos de la empresa se ven entorpecidos por la mala gestión emocional y comunicacional de los propios dueños y ellos demandaban que sus líderes tuvieran mejor comunicación.
En el ámbito político la situación es peor, y aun cuando estamos en una sociedad post pandémica y del siglo XXI muchos “jefes” sufren de discursitis y de manía sobre el control de sus militantes, llegando al punto que la interacción entre líder y seguidor es casi nula.
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Los líderes, los gerentes y los jefes deben entender de una vez por todas que sus empleados, sus seguidores y sus trabajadores son seres humanos. Que tienen sus propios estados emocionales y sus marcos de valores que rigen su vida. El hecho de que alguien vaya todos los días a trabajar no significa que lo haga contento, o que se sienta a gusto con las condiciones laborales y mucho menos que sienta que esa empresa está en su corazón.
El desarrollar el sentido de la escucha activa es una de las habilidades blandas que estableció el foro económico de Davos más importante y demandado que deberán tener los futuros gerentes. Aprender a callar y aguantase la lengua por unos pocos minutos y aceptar cualquier idea o sugerencia de sus empleados puede constituirse en una valiosa practica gerencial. Dedique un tiempo también a preguntarles a sus subordinados como quieren que les hablen en la empresa y estoy seguro de que se llevara una sorpresa.
Lo que es cierto en cualquier lugar del mundo es que todo trabajador desea ser tratado con dignidad, con respeto y con las consideraciones que implica ser un ciudadano.
In most of the organizational coaching interventions I have done, clients request to improve the communication processes of the company or organization. Sometimes owners want to be better leaders, to have their messages understood, or sometimes they want their employees and supervisors to communicate better. There are many bibliographies and material on the web about the various aspects of communication that leaders should have. Similarly, there has also been written about organizational communication, how the processes within the company should be, but almost all of them are written from the leader's point of view and few have a bottom-up approach. Now, what happens when the problem is not downstream, but upstream, and as consultants we are faced with the following question: "But nobody asks me how my boss talks to me and how I want him to talk to me"?
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This interesting question was again suggested to me through the feedback I get from my regular readers, in this case my colleague Luis Duarte asked me about a situation in the international company where he works, which led me to review my notes of the organizational coaching sessions I have conducted in different companies in the region.
I remember an anecdote of a businessman who asked his employees to give him ideas to improve his company, he shouted with a high tone of voice: "We are pure fire mom, give me lights, tell me something, don't be quiet! Then, when some employee, after understanding that his shouts were kind and dared to make a proposal, he would reply, "Of course, we are already doing that, I already thought of that.
I also remember the case where the owners, as at one time ten years ago or more they were in charge of the creative process of their company, spent the whole day correcting the activities and then said "I had to do it myself to get it right".
These are two of the cases, in which the productive processes of the company are hindered by the poor emotional and communicational management of the owners themselves, and they demanded that their leaders have better communication.
In the political arena the situation is worse, and even though we are in a post-pandemic and 21st century society, many "bosses" suffer from discursitis and mania over the control of their militants, reaching the point that the interaction between leader and follower is almost null.
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Leaders, managers and bosses must understand once and for all that their employees, followers and workers are human beings. That they have their own emotional states and value frameworks that govern their lives. The fact that someone goes to work every day does not mean that they do so happily, or that they feel comfortable with the working conditions, much less that they feel that the company is in their heart.
Developing a sense of active listening is one of the soft skills that the Davos economic forum established as the most important and most in-demand for future managers. Learning to shut up and hold your tongue for a few minutes and accept any ideas or suggestions from your employees can be a valuable management practice. Spend some time also asking your subordinates how they want to be spoken to in the company and I am sure you will be surprised.
What is true anywhere in the world is that every worker wants to be treated with dignity, respect and the considerations that come with being a citizen.
Muy interesante @norberto1. Muy cierto todo lo que expresa. Gracias por compartir 😊
Llegué a tener jefes bastante autoritarios y eso solía traer problemas a la hora de tomar decisiones que se salieran un poco del molde, además de muchas ocasiones en las que se buscaba un chivo expiatorio cuando algo fallaba precisamente por no tomar medidas avisadas con tiempo. He pensado que ese tipo de situaciones ha llevado a muchos a impulsar negocios propios y modos de generar dinero de forma más independiente.
Una realidad que muchos hemos vivido amigo @norberto1, pero ciertamente la mayoría de los jefes no les gusta escuchar y no le interesa realmente lo que piensan los empleados 😒
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Jefes que no tienen organizada la agenda de trabajo y quieren que entregues el trabajo de ya para ya.
Jefes que pasan por encima de ti para dar órdenes a los superiores quitándole credibilidad a tu cargo y funciones.
Jefes que gritan.
Jefes que te hacen creer que eres mediocre.
Jefes que no incentivan.
Hay Jefes de jefes y gracias a esos Jefes, soy mi propio jefe.