Hola AMigos!!
Mi primera maestra: Mamá/ Fotos del album familiar.
No se cuántos de ustedes tenían planificada su vida profesional desde niños, yo si. Quería ser doctora . Esa idea siempre la tuve y la guardé en mi mente desde muy niña. Mi madre hacía un curso de enfermería y recuerdo que mi abuela necesitó inyectarse vitaminas y ella fue su conejillo de indias. Recuerdo que una vez le dije que si ella quería, me podía inyectar, que yo era fuerte, ¡así como mi abuela!. En ese momento ella sólo sonrió.
Pasó el tiempo y siempre llevaba dentro de mi esa ilusión de cuidar a los enfermos, medirles la presión arterial, administrarles el medicamento por la vía que así lo requirieran. Una vez, mi mamá, al ver mi deseo de aprender me dijo que me enseñaría a inyectar por si acaso alguien lo necesitara y ella no pudiera. Yo acepté emocionada. Las primeras prácticas las hicimos con naranjas, practicamo varios días hasta que mamá sintió que ya podía pasar al otro nivel . Entonces fue ella quien sirvió de "conejillo de indias" . Compró vitamina B6 y me dijo ahora te toca ponérmela. En principio estaba asustada y al mismo tiempo ansiosa, luego veía el rostro relajado de mamá, mientras me veía preparando la inyección y me calmaba. Después que me hizo los diferentes recordatorios al respecto me dijo, ¡dale que tu puedes!.
A partir de ese momento, perdí todo atisbo de temor, en ese momento sentí que me graduaba de enfermera. Un tiempo después, mi abuela necesito su dosis de vitaminas y mamá me dijo, se las vas a colocar tu, y yo por supuesto, me puse muy nerviosa porque mi abuela era una mujer de costumbres muy marcadas. Quien siempre le había puesto las inyecciones había sido mamá y eso debía permanecer así.
Abuela , y yo detrás
Llegó el día y yo aún dudaba. Afortunadamente para mi, mi abuela no le gustaba ver cuando mamá la inyectaba y cerraba los ojos. Mamá preparó la inyección como solía hacerlo, limpió con algodón y alcohol el lugar, me miró y me guiñó el ojo ofreciéndome la inyectadora mientras le hablaba a la abuela. En ese momento, tomé la inyectadora, le administré la inyección y mamá le preguntó a la abuela, "¿Dolió?" y ella respondió: "Chachita", como solía llamarme, tiene la mano suave. Mamá y yo nos miramos y las tres nos reímos y ella volvió a decir, "¿Ustedes creían que yo no me iba a dar cuenta?".
A pesar de que mis sueños de niña, de ser médico no se llevaron a cabo, por ser una carrera muy cara en mi país, los conocimientos que obtuve con mamá los llevo conmigo. Con ellos he podido ayudar a muchas personas, entre amigos, familiares y personas de las comunidades a las que años después me toco ayudar como voluntaria.
Los aprendizajes y todo aquello que sea conocimiento, aunque sean de forma empírica , jamás estarán de sobra y serán más valorados y mejor logrados, cuando son adquiridos en FAMILIA, nuestra primera gran escuela.
Saludos!
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