Para los niños, la navidad esta acompañada de la ilusión de recibir un regalo. Escribir una carta a Santa o al niño Jesús y esperar, esperar y esperar que llegará el 25 de diciembre, para saber si el regalo estaba debajo del árbol o no. Algunos años, los regalos aprecian durante la madrugada y al despertarme, luego de una noche sin casi poder dormir y pendiente de si escuchaba ruidos extraños, me levantaba corriendo a penas entraban algunos rayos de luz por la ventana y si, había sucedió la magia, ahí estaban unos cuantos regalos esperando por mí.
Otros años, los regalos llegaban antes de tiempo. Yo le preguntaba a mamá: ¿Por qué están esos regalos ahí? Mamá siempre tiene una respuesta para todo y ella decía que Santa o el niño Jesús tenían mucho trabajo y los regalos llegaban antes de tiempo para que no faltaran en ningún hogar. Qué ansiedad tengo, tener que esperar 3 días para poder abrir los regalos.
Mis hermanos me decían que probara romper un poco el papel y así descubriéramos si los regalos eran lo que yo tanto esperaba, luego podríamos colocarle pega y nadie se daría cuenta. Me daba miedo hacer eso, yo pensaba que, si los veía antes de tiempo, mágicamente se convertirán en otros regalos.
No sé qué era peor, ver que los regalos ya estaban ahí y esperar 3 días, que parecían años o intentar dormir toda una eterna noche, para saber si habían llegado los regalos o no. No sé en qué momento paso, pero Llegó un punto en que ya no escribía cartas, los regalos llegaban y era tan feliz con los regalos que me traían, que me comenzó a gustarme la idea de dejar que Santa me sorprendiera. Ahorita que lo pienso, creo que se las puse difícil a mis padres, aunque siempre acertaban en mis gustos.
Y vaya que Santa me sorprendió, una noche se hicieron las 12, y venía de 2 o 3 años acostumbrado a que los regalos ya estaban debajo del árbol. Esta navidad había algo diferente ¿Dónde están mis regalos? Son las 12:10am y nada que los veo. 10min más y saldrían mis amiguitos a la calle a mostrar sus regalos ¿Dónde están los míos?, Ya un poco con la esperanza perdida, pero sin tristeza, de alguna manera sabia que eran mis padres que ponían los regalos y algo habría pasado. Mi hermano me dijo ¿Quieres salir a dar una vuelta? Tengo dinero para comprar fosforitos y coheticos. Yo sin dudarle le dije que sí, vamos a comprar.
Luego de ir a dar una vuelta, al llegar a casa derrotados por no poder comprar fosforitos, al entrar a casa me he sorprendido como nunca. La bolsa de regalos más grande que había visto debajo de un árbol. La cantidad de juguetes que había, hasta un walkman. Vaya que Santa me sorprendió, pensé que se había olvidado de mí.
Todas mis épocas en navidad aprendí que los niños viven emociones intensas. Desde la angustia de no ver regalos, hasta la emoción máxima de abrir uno. También los acompañan tristezas, decepciones tras descubrir que Santa o el niño Jesús son sus padres o al saber que no obtuvo el regalo que quería.
De todas las navidades he aprendido que la felicidad esta en cuando ves feliz a otras personas y si se trata de niños, la felicidad que sientes, cuando ellos son felices, llega a limites inimaginables. Solo ten presente que los niños viven las emociones al máximo, dale aquellas que realmente los hagan felices. Enséñales que lo material se daña con el tiempo, pero que las emociones de compartir en familia, perduran por siempre.
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Son esas travesuras de la niñez que le dan sabor a nuestros recuerdos, gracias por compartir, me pude reir demasiado imaginando ese tipo de operación comando que montaban para ver los regalos jajaja, saludos.
Gracias, esas travesuras son parte de la esencia de ser niño y mas viendo regalos debajo del árbol que tienen tu nombre jajaja.
No sé de quién hay que tener miedo de ustedes, definitivamente, ustedes se armaban una película de misión imposible para ir a abrir los regalos y volverlos a dejar como estaban todos los años. Tienen que hacer su propia serie.
Cuántas vivencias de la niñez que se atesoran en la memoria. Me encantó esto "las emociones de compartir en familia, perduran por siempre" y es la esencia de la vida y de la navidad. Un abrazo, José.