Relato: Entre nervios y tiendas nube

in Freewriters3 months ago

Relatos relacionados

Pequeños negocios
Las reflexiones de Alicia
En la tienda de los chinos
Tiendas en línea
Entre webinars y negocios


Imagen editada con Canva. Fuente de la imagen: Pexels

Alicia se dejó caer rendida en una de las sillas de la biblioteca tras una larga caminata por el centro de la ciudad, buscando varios objetos para su negocio, desde bolsas de plástico hasta productos que podrían otorgarle alguna ganancia en el pequeño negocio que ha estado promoviendo en redes.

Suspiró dos veces, de manera honda, como si con ello pudiera calmar los nervios que sentía en esos momentos. En unas horas debía estar ya lista para el bazar que estaría realizándose en uno de los tantos parques de la ciudad.

Necesitaba estar al cien para rendir toda la tarde y parte de la noche. En su mente cavilaba mil planes, mil situaciones. Pensaba si llevar todo lo que tenía o dejar una parte en casa. Su abuela le recomendaba lo primero, pues uno nunca sabe qué cosa podría pegar en las ventas.

Se atraviesa Semana Santa, y sabía que todo el mundo se iría de vacaciones, y que al regresar de la playa o de otro lado, la gente no tendría ni cinco céntimos. Bueno, eso no importaba o afectaba; Semana Santa sería la oportunidad para adquirir más productos, adelantarse a las fechas del Día de la Madre y el Día del Maestro.

Vueltas y vueltas daba su cabeza... Y la idea de la tienda nube que vio en redes sociales le pareció tentadora.

Una tienda donde generas comisiones, dicen, a través de una plataforma de comercio de tantas, de las extranjeras precisamente. Pensó por un momento en toda esa papelería que quieres vender en línea, en los pagos de los planes que ofrecen, en cómo generar ingresos pasivos aparte de escribir en redes sociales alternativas.

¿Debería intentarlo? No estaba segura. El mundo en esos momentos estaba hecho una locura; guerras arancelarias entre países, rumores de invasión del país vecino, y una posible Tercera Guerra Mundial.

Suspiró hondamente una tercera vez, preguntándose si algún día despertaría en otro mundo, como en esas novelas gráficas asiáticas que suele leer en la noche. Quizás ahí la vida sería más divertida, más tranquila... Dios sabrá.