[Pared de la Biblioteca Popular Biro, Buenos Aires. Imagen propia]
Después de leer y andar, no saber. Comprender tal vez, o estar tan equivocado como cuando me solté de la materna mano para tropezar y caer.
Mirando al filósofo que solo sabía que no sabía nada, al otro que elogiaba la estupidez, o al entrenador dispuesto a guiar los pasos de cualquiera.
Tentado estoy de aplaudir al que todo lo reduce a una simple ecuación de vida. Comer, beber y coger.
No seguir buscando más. Dice un psicólogo contador de cuentos que los buscadores tienen una obligación, buscar.
Pero buscar no implica encontrar, y posiblemente el buscador, se enamore de la búsqueda y por amor decide no encontrar.
Encontrar asoma un final, o un desengaño. Retirar capa a capa los velos de la realidad, para descubrir al final.
El corazón mismo de la existencia que luego de tanta lágrima derramada arrancando capas a la vida.
El secreto, el misterio, se escapó. Está vacío el corazón de la cebolla.
Al menos le dio gusto a la salsa, aunque no la aprecien todos los paladares.
Más por el que dirán, que aún pesa tanto como hace 420 años.
Aroma de villanía para orate caballero, sanidad de cuerpo y espíritu para el leal amigo.
[Pizza casera elaborada por @isauris con salchicha, aceitunas, queso, tomate, pimiento y cebolla. Imagen propiedad del autor]
Ojo crítico al mirar, atento oído al escuchar, avisado olfato al leer, que todo autor tiene una intención.
No me puedo jactar de haber leído muchos clásicos, más bien pocos.
De entre los más prolíferos descubrí, que aunque tengan gran valor literario, su motivación fue la paga del editor.
Un céntimo por cinco palabras estimula la imaginación, proliferan interjecciones y adjetivos, aderezos que prolongan renglones.
Todo suma, verbos y adverbios, conjunciones y exclamaciones.
Me pregunto por qué El Quijote no tuvo tercera parte, Los Miserables no encontraron más miserias, y la respuesta está en Rocambole.
Fascinado por las aventuras del personaje, averigüe un poco acerca del autor, Ponson Du Terrail, encontrando una increíble historia.
La relación de amor-odio entre el autor, el personaje y el editor.
Triángulo amoroso que mantuvo un prolongado, aunque precario equilibrio durante muchos años.
Un folletín o novela por entregas, publicada en un diario parisino para asegurar la fidelidad de los lectores que seguían los enredos y aventuras del protagonista, al estilo de las telenovelas y radionovelas del siglo XX, en el precedente dieron vida a un personaje padre de un adjetivo y entre las muchas anécdotas, recuerdo una en particular.
Estando Ponson Du Terrail cansado de escribir siempre acerca del mismo personaje, unos diez años, decidió un día darle fin y relato su terrible muerte.
Fue tal el revuelo del público y las amenazas del editor, que no le quedo más remedio que resucitar al personaje en un siguiente capítulo.
Posiblemente, encuentren jugosos e interesantes episodios de esta historia en que el autor se terminó retirando, o falleció,
no recuerdo, y el editor continuo adelante con el personaje a través de la pluma de otros autores.
Una página en la historia de la literatura universal que ya puede estar bastante arrugada, en tiempos de esta inundación de información universal, merezca una visita, luego de plancharla con esta original plancha de Man Ray. Instrumento que en mi imaginación sirvió para dar vida a la moda de pantalones rotos de fábrica.
Divagaciones dominicales a la luz del amanecer escritas en español, mi lengua materna y vertida al inglés mediante el traductor de Google.
After reading and walking, not knowing.
[Wall of the Biro Public Library, Buenos Aires. Own image]
After reading and walking, not knowing. Perhaps understanding, or being as wrong as when I let go of my mother's hand to stumble and fall.
Looking at the philosopher who only knew that he knew nothing, at the other who praised stupidity, or at the coach willing to guide anyone's steps.
I'm tempted to applaud the one who reduces everything to a simple equation of life: Eat, drink, and fuck.
No more searching. A storyteller psychologist says that seekers have an obligation: to seek.
But seeking doesn't imply finding, and possibly the seeker falls in love with the search and, out of love, decides not to find.
Finding reveals an end, or a disappointment. Peeling back the veils of reality layer by layer, to discover in the end,
The very heart of existence that, after so many tears shed, peeling away layers of life.
The secret, the mystery, has escaped. The heart of the onion is empty.
At least it gave the sauce a kick, even if not everyone appreciates it.
More so, they'll say, which still weighs as much as it did 420 years ago.
A scent of villainy for a mad knight, healing of body and spirit for a loyal friend.
[Homemade pizza made by @isauris with sausage, olives, cheese, tomato, pepper, and onion. Image property of the author]
A critical eye when looking, an attentive ear when listening, a keen nose when reading, every author has an intention.
I can't boast of having read many classics, but rather few.
Among the most prolific, I discovered that, although they have great literary value, their motivation was the editor's salary.
A penny for five words stimulates the imagination, interjections and adjectives proliferate, embellishments that lengthen lines.
Everything adds up: verbs and adverbs, conjunctions and exclamations.
I wonder why Don Quixote didn't have a third part, why Les Misérables didn't encounter more misery, and the answer is in Rocambole.
Fascinated by the character's adventures, I found out a little about the author, Ponson Du Terrail, and found an incredible story.
The love-hate relationship between the author, the character, and the editor.
A love triangle that maintained a long, though precarious balance for many years.
A serialized novel, published in a Parisian newspaper to ensure the loyalty of readers who followed the protagonist's intrigues and adventures, in the style of 20th-century soap operas and radio dramas, brought to life a character who was the father of an adjective, and among the many anecdotes, I remember one in particular.
Ponson Du Terrail, tired of writing about the same character for about ten years, decided one day to put an end to it and recount his terrible death.
Such was the public uproar and the editor's threats that he had no choice but to resurrect the character in a subsequent chapter.
You may find juicy and interesting episodes in this story in which the author eventually retired, or died (I don't remember), and the editor continued the character through the pen of other authors.
A page in the history of world literature that may already be quite wrinkled in this flood of universal information deserves a visit, after ironing it with this original Man Ray iron. An instrument that, in my imagination, helped bring the fashion of factory-ripped jeans to life.
Sunday musings in the light of dawn written in Spanish, my native language, and translated into English using Google Translate.
You received an upvote ecency
Muy productivas divagaciones dominicales, estimado @felixmarranz. "Deriva" llamaron los situacionistas a la práctica de exploración de libre derrotero. Leyéndolo me vino esa referencia. La vida es, en gran parte, ese conjunto inconcluso de divagaciones. Saludos.
Gracias por comentar, me siento halagado por llamar su atención.
Situacionistas, un grupo del que no había escuchado, pero les daré un vistazo.
Todos los días se aprende algo.
Saludos.
🙌
Luego de una somera mirada al situacionismo, me la impresión de tratarse de otra ideología fracasada como todos los ismos que sólo han servido a la voraz depredación humana de sí mismos.
Ilusiones de una sociedad de justicia, cuándo sólo te traman otro engaño bajó otro dusfraz.
Yo leí los principales textos situacionistas al final de la década de los 70, en una excelente antología, titulada La creación abierta y sus enemigos, de 1977, de Las Ediciones de La Piqueta. Fue un movimiento que jugó un papel importante en el refrescamiento del arte y la política, una vez que el Dadaísmo y el Surrealismo habían entrado en decadencia. Por supuesto, nacido a finales de la década del 50, tiene toda la influencia de las ideologías revolucionarias de ese momento, pero eso no les resta valor. Tenían una inclinación en cierto modo anarquista (en el mejor sentido de la palabra).
La propuesta, que ellos practicaron, de la "deriva" es sumamente interesante. En mi juventud, junto con algunos amigos de entonces, hacíamos algo parecido. Reunidos en la noche en el Parque Ayacucho, caminábamos por las calles hacia abajo (digamos en dirección a la Av. Gran Mariscal) o hacia arriba (en dirección hacia Puerto Sucre). Podíamos detenernos a tomar un café en la esquina de la Av. Bermúdez, donde un señor vendía un café saladito (no me viene el nombre de la esquina ahora), o a tomarnos unos tragos en bares populares de aquellos tiempos. A veces entrábamos al cine Humboldt o al Ayacucho en la última función (9 p.m.); en ellos logramos ver muy buenos filmes (recuerdo especialmente El otro señor Klein de Joseph Losey).
Quizás el principal teórico del Situacionismo, fue G. E. Debord. Le copio un fragmento de uno de sus textos:
Saludos, amigo.
No dudo de la buena voluntad e idealismo sincero, pero cada vez que se implanta una idea política, no tarda en verse corrompida y desfigurada. Será ese el destino de los ideales, no ser alcanzados.
Con el surgimiento de esta tecnología que disfrutamos en Hive, nacen ideas de gobernanza descentralizada, ¿automatizada? Quien sabe si se llegue a intentar algo nuevo en el futuro próximo.
Salud y bienestar mi estimado amigo.
@topcomment
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Sabía de ese relato, en el que el autor terminó siendo víctima de su personaje ficticio. De hecho, es un fenómeno que ha pasado luego también, y de ello se han hecho películas y hasta la serie "Bebé Reno" en la que el personaje cobra vida a través de fanáticos que se encargan de que el autor los reviva, con la intención de no morir en el intento.
Hola mi estimado @felixmarranz, nos has dejado un texto lleno de ideas y con sorpresa final. No esperaba terminar leyendo la relación de Rocambole con su autor y el editor. No la conocía.
Hay dos ideas que ahora son un pilar en mi vida, quizás mañana no lo sean, la duda permanente y la noción de viaje como lo plasmó Kavafis. He disfrutado mucho como, por caminos sinuosos, has ido desgranando estos dos pilares. También es posible que ya sólo sea capaz de ver lo que quiero o me gustaría ver y el texto vaya por otro derrotero.
Un abrazo muy grande.
No afirmaré nada, salvo que la dudas crecen con el conocimiento y aunque no estoy relacionado con el poema Kavafis, me imagino que Ulises no tuvo muchas aventuras luego de eliminar a los pretendientes de Penélope. Algunas tertulias con Telémaco al atardecer.
Otro abrazo fuerte @enraizar.
Qué reflexión tan profunda! Me encanta cómo conectas la lectura con el caminar, como si ambos fueran formas de explorar el mundo y a nosotros mismos. Gracias por compartir esta perspectiva
What a profound reflection! I love how you connect reading with walking, as if both were ways of exploring the world and ourselves. Thank you for sharing this perspective.
Sin duda lo son, dicen que Julio Verne nunca se alejó mucho de su natal Nantes, en Francia y, sin embargo, nos llevó en una vuelta al mundo y hasta a la luna.
Que decir de Lobsang Rampa que no fue monje, nunca estuvo en el Tíbet y nos paseó por Lasa y los Himalayas.
Gracias por comentar @esperanzalandia, un abrazo.
Hola, Félix
Hoy me he dado a la grata tarea de revisar tus últimos escritos. Por cierto, este post además de una nutrida e interesante referencia literaria, también la veo bien acompañada por una pizza casera agradable a la vista, y a que hace agua la boca. Dale mis felicitaciones a @isauris.
Hola, Javier @janaveda
Con gusto de las trasmitire.
Ciertamente he sido muy afortunado al disfrutar de buenos libros y una mesa sencilla pero nutritiva además de sabrosa.
Tal vez por eso me cuesta tanto bajar de peso.
Feliz fin de semana, un abrazo.