Fidias - Él / Phidias - He

in Cervantes4 years ago


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Fidias

Él

El universo era una descomunal nube de hidrógeno, que se fragmentaba, resquebrajándose, como se agrieta el hielo cuando el agua se congela rápidamente, en la media que descendía rápidamente su infernal temperatura, estas grietas causaron el colapso de grandes sectores de la nube, descomunales cantidades de hidrógeno eran comprimidas por la desmesurada fuerza provocada por su propia masa, hasta llegar al punto de provocar fisuras en el tejido mismo del espacio tiempo, discontinuidades en la realidad misma, donde ni el mismo tiempo era capaz de mantener su indetenible marcha.

Singularidades, provistas de la masa de cientos de millones de estrellas, monstruosidades que devoraban más y más hidrógeno, creciendo, pero en su desproporcionada gula, eran capaces de formar grandes nubes, más pequeñas y densas que la uniformidad que inicialmente fue el universo, creando un entramado de filamentos, que seguían las grietas del fragmentado universo, donde la materia se seguía agrupando en islas, en medio de las cuales uno de estos monstruos devoradores, pastoreaba el gas, atrayendo sus átomos en un infinito rebaño.

En al menos una de estas nubes, arremolinándose alrededor de su núcleo devorador de materia, la más grande de las improbabilidades se hizo probable y de lo probable paso a la realidad. La aleatoriedad de los estados de los campos cuánticos, se vio rota por un inconcebible orden, la mismísima entropía, pareció ser vencida, cuando el más improbable estado de la materia se convirtió en real.

En medio de los campos cuánticos, electrones, protones, positrones y antiprotones, fotones y neutrinos, quarks y gluones, mesones y axiones, se empezaron a alinear, a formar patrones, como si respondieran a algún tipo de propósito, como si entre ellos, circulara algún tipo de energía que los hiciera comportarse como un enjambre cuántico ordenado, que era capaz de desplazarse, de cambiar a voluntad su forma y el estado de sus diminutos componentes, un enjambre que cobró conciencia de su propia existencia, de su propia naturaleza de individuo, única y tal vez irrepetible.

Un ser formado de la espuma cuántica misma, que a su voluntad creaba partículas y antipartículas conforme a sus necesidades, que fue testigo de como sectores de aquella nube de gas, menos masivos que los que dieron origen a la monstruosa bestia que giraba en su centro, colapsaron para formar enormes hornos, en cuyo interior, el hidrógeno, hervía descontroladamente, produciendo nuevos átomos más pesados y complejos, hornos que llenaron de luz el espacio, que en su desquiciado arder, terminaron estallando dispersando sus átomos en la nube, para dar origen a nuevos y más complejos, pero estables hornos, que como hijos nacidos de las cenizas de sus propios padres, perpetuaron el continuo ciclo de vida y muerte, que condujo a la formación del disco galáctico que hoy es la Vía Láctea.

Mientras tanto, Él, que era la naturaleza misma de la improbabilidad, conoció los secretos, que regían su naturaleza misma, que era la propia naturaleza de las cosas, porque Él estaba formado por lo mismo que todo lo que existía, pero a diferencia de aquellas cosas macroscópicas, cuya naturaleza parecía mantener prisioneros a sus componentes, condenándolos a un estado más probable, necesario para formar grandes estructuras; Él, variaba de lo improbable a lo probable a voluntad, viajando como una ola, que perturbaba la espuma cuántica, yendo a cualquier lugar que fuera su voluntad, con el único objetivo de conocer.

Él vio nacer y morir estrellas y de sus restos, repetirse el ciclo, vio como de sus nubes moleculares, colapsadas por su peso y girando por la eterna condena del momento angular, además de ellas, nacían planetas, objetos menos masivos y fríos, en los que la condena del estado más probable fue aún más rigurosa, creando gigantescas estructuras sólidas o líquidas en los que por efecto de las fuerzas electromagnéticas lo intangible se hacía tangible.

Y de esos mundos, nuevas cosas surgieron, criaturas, que como hordas lo plagaban todo, devoraban y deambulaban por sus mundos, y algunas de ellas incluso aprendieron, en sus inverosímiles e insignificantes vidas, a plagar diferentes planetas. Humanos, Goeis, Inus, y un sinfín de ellos, existen y han existido, en mundos actuales y desaparecidos. Mientras Él, como una constante, los ha visto existir, proliferar y a la mayoría de ellos desaparecer. Siendo Él una constante, que se mantiene observando, como la galaxia, junto a la que nació, continua dando y quitando vida.

Texto de @amart29 Barcelona, Venezuela, julio de 2020


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English


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Phidias

He

The universe was a huge cloud of hydrogen, which fragmented, cracking, as ice cracks when water freezes quickly, in the average that quickly descended its infernal temperature, these cracks caused the collapse of large sections of the cloud, Huge masses of hydrogen were compressed by the disproportionate force caused by their own mass, to the point of causing fissures in the very fabric of space and time, discontinuities in reality itself, where not even time was able to maintain its unstoppable march.

Singularities, provided with the mass of hundreds of millions of stars, monstrosities that devoured more and more hydrogen, growing, but in their disproportionate gluttony, were capable of forming great clouds, smaller and denser than the uniformity that initially was the universe, creating a network of filaments, that followed the cracks of the fragmented universe, where the matter continued to group in islands, in the middle of which one of these devouring monsters, shepherded the gas, attracting its atoms in an infinite flock.

In at least one of these clouds, swirling around its matter-devouring nucleus, the greatest of improbabilities became probable and of the probable passage to reality. The randomness of the quantum field states was broken by an inconceivable order, entropy itself, seemed to be overcome, when the most improbable state of matter became real.

In the midst of the quantum fields, electrons, protons, positrons and antiprotons, photons and neutrinos, quarks and gluons, mesons and axions, began to align, to form patterns, as if responding to some kind of purpose, as if to each other, circulating some kind of energy that made them behave like an ordered quantum swarm, which was capable of moving, of changing at will its form and the state of its tiny components, a swarm that became aware of its own existence, of its own nature as an individual, unique and perhaps unrepeatable.

A being formed from quantum foam itself, which at will created particles and antiparticles according to its needs, which witnessed how sectors of that gas cloud, less massive than those that gave rise to the monstrous beast that rotated in its center, collapsed to form enormous furnaces, inside which hydrogen boiled uncontrollably, producing new heavier and more complex atoms, Furnaces that filled space with light, that in their madness burned, ended up exploding dispersing their atoms in the cloud, to give rise to new and more complex, but stable furnaces, that as children born from the ashes of their own parents, perpetuated the continuous cycle of life and death, which led to the formation of the galactic disk that today is the Milky Way.

Meanwhile, He, who was the very nature of improbability, knew the secrets, which governed His very nature, which was the very nature of things, because He was formed by the same thing as everything that existed, but unlike those macroscopic things, whose nature seemed to keep its components prisoners, condemning them to a more probable state, necessary to form great structures; He varied from the improbable to the probable at will, traveling like a wave, disturbing the quantum foam, going anywhere he wanted, with the sole objective of knowing.

He saw stars born and die and from their remains, the cycle repeated, he saw how from their molecular clouds, collapsed by their weight and spinning by the eternal condemnation of the angular momentum, besides them, planets were born, less massive and cold objects, in which the condemnation of the most probable state was even more rigorous, creating gigantic solid or liquid structures in which by effect of the electromagnetic forces the intangible became tangible.

And from those worlds, new things emerged, creatures, that like hordes plagued everything, devoured and wandered around their worlds, and some of them even learned, in their unlikely and insignificant lives, to plague different planets. Humans, Goeis, Inus, and an endless number of them, exist and have existed, in current and disappeared worlds. While He, as a constant, has seen them exist, proliferate and most of them disappear. Being a constant, He keeps watching, like the galaxy, next to which He was born, continues to give and take life.

Text of @amart29 Barcelona, Venezuela, July 2020


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Otros relatos de la serie Tiempo y Espacio / Other stories from the Time and Space series


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Previamente publicado en mi blog de Steemit


Previusly published in my Steemit blog

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Saludos amigo @amart29 como siempre un excelente relato, te felicito.

¡FELICITACIONES! Esta publicación ha sido valorada por el equipo de @fuerza-hispana
Curador: @Mariale07

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