El Conde de Lautréamont o la poesía del porvenir (y Parte IV)

in OCD4 years ago (edited)


Con este post cerramos nuestro trabajo sobre el sin par escritor, renovador de la poesía, el Conde de Lautréamont. Habíamos iniciado la entrada en su obra (ver *), lo que aquí continuamos.


"Satán" (1923), de Nicholas Kalmakoff Fuente


Del Canto Primero de Los Cantos de Maldoror:

Ruego al cielo que el lector, animado y momentáneamente tan feroz como lo que lee, encuentre, sin desorientarse, su camino abrupto y salvaje, a través de las desoladas ciénagas de estas páginas sombrías y llenas de veneno, pues, a no ser que aporte a su lectura una lógica rigurosa y una tensión espiritual semejante al menos a su desconfianza, las emanaciones mortales de este libro impregnarán su alma lo mismo que hace el agua con el azúcar. No es bueno que todo el mundo lea las páginas que van a seguir; sólo algunos podrán saborear este fruto amargo sin peligro. En consecuencia, alma tímida, antes de que entres más en semejantes landas inexploradas, dirige tus pasos hacia atrás y no hacia adelante (…)

En sólo unas líneas estableceré que Maldoror fue bueno durante los primeros años de su vida y vivió dichoso; dicho está. Luego se apercibió de que había nacido perverso: ¡fatalidad extraordinaria! Ocultó su carácter como pudo, durante un gran número de años, pero al final, a causa de esa reconcentración que no le era natural, cada día la sangre le subía a la cabeza, hasta que no pudiendo soportar más semejante vida, se arrojó resueltamente por la senda del
mal... (…)

He visto, durante toda mi vida, sin una sola excepción, a los hombres de hombros estrechos realizar numerosos actos estúpidos, embrutecer a sus semejantes, y pervertir a las almas por todos los medios. A los motivos de su acción le llaman: la gloria. Viendo esos espectáculos, he querido reír como los demás; pero eso, extraña imitación, era imposible. Tomé un cuchillo cuya hoja tenía un filo acerado y me sajé la carne en los sitios donde se unen los labios. Por un instante creí haber conseguido mi objeto. Contemplé en un espejo la boca maltratada por mi propia voluntad. ¡Fue un error! La sangre que brotaba abundante de las dos heridas pedía, por otra parte, distinguir si en verdad era la de los otros. Pero después de unos instantes de comparación, vi bien que mi risa no se parecía a la de los humanos, es decir, que yo no reía. (…)


"El canibalismo de la mantis religiosa de Lautreamont", de Salvador Dalí (1934) Fuente


Del Canto Cuarto:

Hasta nuestros tiempos, la poesía hizo una falsa ruta; elevándose hasta el cielo o arrastrándose por la tierra, ha desconocido los principios de su existencia, y ha sido no sin razón, constantemente encanecida por la gente honesta. No ha sido humilde... ¡la más bella cualidad que debe existir en un ser imperfecto! ¡Yo quiero mostrar mis cualidades, pero no soy lo bastante hipócrita para ocultar mis vicios! La risa, el mal, el orgullo, la locura, aparecerán, alternativamente, con la sensibilidad y el amor a la justicia, y servirán de ejemplo a la estupefacción humana: cada uno se reconocerá, no tal como debería ser, sino tal como es. Y quizás esa sencilla idea, concebida por mi imaginación, sobrepase sin embargo todo lo que la poesía ha encontrado hasta ahora de más grandioso y sagrado. Pues si dejo a mis vicios transpirar en estas páginas, se creerá más en las virtudes que hago resplandecer, y cuya aureola colocaré a tanta altura que los más grandes genios del futuro me testimoniarán un sincero reconocimiento. Así, pues, la hipocresía será expulsada sin titubeos de mi morada. (…)

Puede advertirse en los fragmentos citados parte de lo indicado antes como caracteres de Los Cantos…; tal es el caso de la ironía sarcástica y el humor negro, de la interlocución con el lector, la conciencia acerca de su obra, de la negación y, por ello, de la búsqueda de la salvación. Esto último es lo que ha llevado a críticos como Pellegrini a postular un "pesimismo constructivo" en Los Cantos…, pues "ataca, destruye y niega sin piedad lo malo, perverso, falso; y como consecuencia de ello, crea, despierta, sacude". De allí que se sostenga que se trata de "un amargo himno a la vida".


Ilustración de Santiago Caruso para edición de Los Cantos de Maldoror de Edit. Valdemar (Madrid, 2016) Fuente


Poesías

Hacia el final de sus días, como se informó, Isidore Ducasse (su nombre civil) publicó unos cuadernillos que reunían pensamientos y construcciones fragmentarias que tituló Poesías. En ellos seguimos encontrando el pensamiento paradójico de este singular escritor, pero quizás distanciándose de la negación absoluta de Los Cantos…; no obstante, manteniendo su radicalidad frente a diferentes temas. Veamos algunas citas:

El corazón del hombre es un libro que he aprendido a estimar.

Ni imperfecto ni caído, el hombre ya no es más el gran misterio.

La poesía debe ser hecha por todos.

La desesperación es el menor de nuestros errores.

No se puede juzgar la belleza de la vida si no es por la de la muerte.

Nada está dicho. Uno llega demasiado pronto después de más de siete mil años que existen los hombres.


Sin duda, Isidore Ducasse, el "Conde de Lautréamont", con su dura y desconcertante obra marcó algunos de los trazos de la literatura del porvenir, como lo entendió la generación de escritores de la primeras décadas del siglo XX (particularmente con los surrealistas), y eso se debe, como declara Pellegrini, a que su poesía es un viaje de exploración hacia las profundidades de lo humano.

Referencias bibliográficas

Conde de Lautréamont (1979). Obras completas (3ª ed.). Introducción y traducción: Aldo Pellegrini. España: Edit. Argonauta.

Puede acceder a edición gratuita en versión EPUB y PDF de la obra de Lautréamont en la siguiente dirección.

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Modernidad literaria, Romanticismo alemán , Romanticismo ingles I, Romanticismo inglés II, Romanticismo francés I y Romanticismo francés II, Realismo literario I, Realismo II, Realismo literario III, Parnasianismo I, Parnasianismo II, Edgar Allan Poe I, Edgar Allan Poe II, Edgar Allan Poe III, Walt Whitman I, Walt Whitman II, Simbolismo I, Simbolismo II, Decadentismo I, Decadentismo II, Baudelaire I, Baudelaire II, Baudelaire III, Baudelaire IV, Verlaine I, Verlaine II, Rimbaud I, Rimbaud II, Rimbaud III, Rimbaud IV, Rimbaud V, Mallarmé I, Mallarmé II, Mallarmé III, Lautréamont I, Lautréamont II, Lautréamont III

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